Según el feng shui, ¿cómo influye el entorno en nuestra vida?

Feng Shui Vida
30 Abr 2018 lectura de 4 minutos
Según el feng shui, ¿cómo influye el entorno en nuestra vida?

No solo las energías existentes en nuestra casa influyen en nuestra vida, el entorno influye también notablemente en nosotros, el paisaje natural, los contornos del terreno, los vientos, los cursos del agua, las formas que rodean nuestra vivienda, en definitiva, una energía o chi vivo que puede ser benévolo o dañino, puede aportarnos serenidad y éxito, o por el contrario, puede provocar obstáculos y producir estancamientos. El conocimiento de este chi nos permitirá conocer si el entorno de nuestra vivienda es el más favorable.

Muchos son los aspectos a tener en cuenta en referencia a nuestro entorno según el Feng Shui Tradicional, nombramos algunos de ellos:

  • Estar alejados de campos electromagnéticos (CEM): antenas de telefonía móvil, transformadores, líneas de alta tensión. Estos campos nos afectan al sistema nervioso, nos provocan fatiga y el calentamiento de los tejidos de nuestro cuerpo. Las ondas cerebrales de todos los mamíferos, incluidos los seres humanos, son de 7,8 hercios (resonancia Shumann), actualmente estos valores han aumentado casi hasta los 11 hercios, alterando el metabolismo  de todos los seres vivos del planeta. Los CEM pueden medirse con aparatos electrónicos y comprobar en qué medida nos afectan en nuestra vivienda o lugar de trabajo.
  • Comprobar que no esté edificada sobre geopatías: venas de agua, cruces de líneas Hartmann o Curry, etc. Las geopatías pueden generar diversas patologías, como insomnio, aceleración del ritmo cardíaco, alteración del sistema endocrino, etc. Un estudio geobiológico permitirá conocer si  estos puntos son perjudiciales para nuestra salud y cómo neutralizarlos.
  • Que no existan olores desagradables que lleguen hasta nuestra vivienda, como vertederos, fábricas químicas, etc.
  • Determinar nuestra fachada, zona por donde entra mayor cantidad de luz. Se recomienda que sea un espacio abierto y que tenga unas vistas agradables y amplias, para atraer el flujo de energía, así como las buenas oportunidades. Representa el Ave Fénix Rojo.
  • La parte contraria de la fachada, o asiento, debe estar protegida por una montaña o colina, árboles, edificios que arropen, sin que provoque sensación de peligro (desprendimientos). En el caso de una persona, ésta deberá tener su espalda protegida por una pared o un mueble alto, en caso contrario, le produciría inseguridad. Representa la Tortuga Negra. Simboliza la protección, la estabilidad y la solidez.
  • En la parte izquierda, debería encontrarse un edificio alto o árboles. Representa el dragón verde. Simboliza la sabiduría, reflexión y prosperidad.
  • En la parte derecha también es aconsejable que haya un edificio o elemento de arropo, pero con una menor preponderancia que en el lado izquierdo. Representa el Tigre Blanco. Simboliza la fuerza y el ímpetu. La explicación de que el lado derecho deba ser de menor altura que el izquierdo es que la fuerza del tigre blanco debe estar sometida al juicio de la sabiduría representada por el dragón verde.

Hemos hecho referencia en las líneas anteriores a distintos animales. En Feng Shui hablamos de los 5 animales celestiales como las fuerzas protectoras de una vivienda o un espacio, es uno de los pilares de la escuela del paisaje. Pero... solo hemos hablado de cuatro animales celestiales, ¡nos falta uno!

La serpiente amarilla, animal muy receptivo y sensible, representa el centro de una vivienda, o la misma vivienda en relación a un bloque de edificios, o la persona misma si la observamos ubicada en el centro de una estructura, como una habitación. El resto de los animales deben respetar, cobijar y dar estabilidad a la serpiente.

Podemos hacer uso de las posiciones de dichos animales en diversas situaciones, en la vivienda, en el despacho, en el dormitorio, etc. A diferencia de una construcción, cuando nos referimos a una persona, los animales celestiales rotan según la posición que adopte ésta.

En resumen, si usamos el sentido común y nuestra propia sensibilidad, seremos capaces de observar nuestro entorno y reconocer si nos sentimos a gusto en él. 

De igual forma, la tierra en la que habitamos también es un ser vivo de gran magnitud, debemos tomar conciencia de ello y aprender a respetar nuestro entorno como si de nosotros mismos se tratase.