La primavera y los ataques de ansiedad

12 Dic 2018 lectura de 4 minutos
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La primavera es una estación del año que se caracteriza fundamentalmente por los cambios, no sólo climatológicos, sino también por los cambios que experimenta nuestro cuerpo a consecuencia de éstos primeros.

Es por ese motivo por el que la primavera puede llegar a ser una época fácil en la que pueden aparecer ataques de ansiedad. Pero para saber por qué sucede eso, es necesario saber por qué se producen los ataques de pánico o ataques de ansiedad.

Generalmente la ansiedad no es más que una expresión de un estrés mantenido que está sufriendo una persona por los motivos que sean.

Cuando hablamos de estrés no quiere decir que siempre sea un estrés malo, a veces el estrés es positivo, pero simplemente ocurren demasiadas cosas al mismo tiempo como un ascenso, una mudanza, la compra de una nueva casa. Pero siempre son elementos algo excepcionales o simplemente que se han mantenido durante X tiempo en la vida de una persona.

Esto genera una situación de alerta, atención y alarma en la persona que le exige mantenerse siempre bajo control, con un exceso de rendimiento y que puede llegar a provocar un cierto agotamiento. Es en ese agotamiento donde suelen tener lugar los ataques de ansiedad. Simplemente son una respuesta del cuerpo a un estrés mantenido y ante el que no se le ha dejado reaccionar libremente, y cuando llega un momento de pausa es cuando realmente aparece toda la sintomatología de forma brutal y descontrolada. Sus síntomas serían:

  • Taquicardias
  • Sudoración de las extremidades.
  • Accesos de calor
  • Temblores
  • Sensación de falta de aire o ahogo.
  • Desrrealización o despersonalización.
  • Sensación de mareo o incluso desmayo...

En realidad es importante saber que la ansiedad no es peligrosa y no implica una pérdida de control, aunque la sensación que produce diga todo lo contrario. Pero lo que suele suceder es que al ser algo tan explosivo e inesperado y muchas veces sucedido en momentos en los cuales se estaba especialmente relajado, la persona en ocasiones genera miedo de estos síntomas y se mantiene hiperalerta de su propia sintomatología, provocando así más ataques de ansiedad, y generando el miedo a esta situación.

Es ahí donde la primavera puede influir de forma negativa, y es necesario saberlo para poder identificarlo. Al ser una época del año donde se producen tantos cambios ambientales, es habitual que el propio cuerpo también experimente: cansancio (astenia privameral), puede haber cierta taquicardia debida a la propia fatiga, hay un cambio de luz importante que provoca una adaptación de la retina, se experimenta una adaptación del cuerpo a la subida de las temperaturas, lo cual puede provocar esos accesos de calor o sudoración; y también puede bajar la tensión lo cual provoca mareos.

Son síntomas normales y con los que estamos acostumbrados a convivir año tras año, pero en personas con ataques de pánico o cuadros de ansiedad, esta puede ser una época complicada, ya que al estar tan pendientes de sus síntomas físicos no desdramatizan la importancia de este tipo de cosas circunstanciales y pueden provocarse nuevos ataques de ansiedad. Para prevenir esto es importante:

  • Recordar que la ansiedad no es peligrosa, sólo es una expresión del cuerpo de una tensión a la que no estaba acostumbrado.
  • En primavera es normal que el cuerpo experimente cambios.
  • No podemos tener el control sobre todos nuestros cambios y estados corporales.
  • Centrarse en lo positivo y en todo lo que está pasando en el momento presente ayuda a distraerse de síntomas que no tienen ninguna importancia.
  • Además siempre es positivo estar bien hidratado, tener buena alimentación en estas fechas, y estar activo para combatir la astenia primaveral.