El amor, salvación a mi trastorno de alimentación

01 Ene 2019 lectura de 3 minutos
El amor, salvación a mi trastorno de alimentación

Quisiera compartir este artículo sobre mi experiencia vivencial en trastornos de la alimentación, la peor etapa de mi vida. La verdad es que miro atrás y siento mucha compasión conmigo misma y con todas las personas afectadas por la anorexia y la bulimia.

Quisiera acompañar a las víctimas de la enfermedad así como a sus familiares/amigos y darles un mensaje de amor y comprensión. Animarles a que revisen la autoestima y la relación de cariño con las personas afectadas pues es todo lo que necesitan. Unos brazos donde llorar la pena, la rabia y la impotencia.Una mano que se acerca con comprensión y compasión. Un no sentimiento de culpa.

Hace ya veinticuatro años, yo era una niña de catorce muy exigente conmigo misma y perfeccionista a la que le importaba mucho su físico pues era una fácil manera de gustar a las personas.

Un buen día, me di cuenta que mi cuerpo se estaba transformando, empezaba a tener curvitas, empezó a preocuparme mi trasero así que decidí dejar de comer para recuperar mi antigua silueta. Fue muy fácil, mi principal objetivo era llegar a cero Kg en mi balanza, era muy motivador el ver como mis gramos se iban perdiendo día a día. Me sentía feliz en mi nueva ilusión hasta que, por suerte, un médico me amenazó con ingresarme, dios mío! Qué horror! Me iban a obligar a comer! Tenía que cambiar la estrategia y empecé a comer y a vomitar.

Aquí vino el peor horror de mi vida, mi autodestrucción más cruel que me acompañó durante más de quince años. Lo vivía en silencio, me avergonzaba de mi misma. Cada vez que comía, vomitaba, al principio me inducía el vómito, después ya no hacía falta y volvía a comer y a vomitar, un círculo vicioso del que me era muy difícil salir.

Ya no disfrutaba, mi cabeza sólo estaba para contar calorías, sólo me preocupaba mi peso. La enfermedad me absorbió por completo, dejé de ser yo para pasar a ser la víctima de mi propio yo.

Fui a psicólogos y psiquiatras y hasta a nutricionistas pero realmente lo único que necesitaba era recibir amor y comprensión. Poder dar amor sin miedo al juicio. Poder conocerme para entenderme y aceptarme. Poder amarme a mi misma.