La medicina alopática y la medicina holística. ¿Cuál es la verdadera?

27 Dic 2018 lectura de 7 minutos
La medicina alopática y la medicina holística. ¿Cuál es la verdadera?

Últimamente estoy leyendo muchos artículos sobre lo que es la naturopatía. Que si no sirve para nada, que si es un engañabobos, que si sólo se utilizan plantitas y placebos, y así un larguísimo etcétera. Es curioso cómo el ser humano olvida lo que le da la gana y pierde el tiempo en tonterías.

Si buscamos en internet "Hipócrates" (no en la wikipedia, que ya sabemos que muchísimos artículos no dicen toda la verdad o la falsifican) nos aparece:

Hipócrates nació en 460 a.C. en la isla de Cos (mar Egeo), y murió en el año 377 a.C. en Larisa (Tesalia). Fue un médico griego llamado desde la Edad Media el padre de la medicina. Figura de gran relieve histórico que ya en época griega adquirió carácter mítico.

Pertenecía a una familia de médicos-sacerdotes de Asclepio. Viajó por toda Grecia y probablemente por el próximo oriente, siendo considerado durante su vida como un gran clínico. Su figura ha sido venerada durante siglos como personificación del médico ideal y como el fundador de la medicina.

Su concepción de la medicina, basada en la experiencia y en la observación, nos es conocida por los Aforismos y los tratados que se le atribuyen del célebre cuerpo hipocrático, conjunto de teorías médicas de la época compiladas por la escuela médica de Cos. Se basan en la teoría de los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) y en la fuerza curativa de la Naturaleza. El Cuerpo hipocrático contiene unas cuarenta descripciones clínicas que permiten el diagnóstico de enfermedades tales como el paludismo, las paperas, la pulmonía y la tisis.

En los escritos dedicados a las epidemias se establecen relaciones entre la predominancia de ciertas enfermedades y determinados factores climáticos, dietéticos, raciales y ambientales. Conserva vigor como código de la moral médica su famoso juramento. Hipócrates formaba parte del grupo de los "médicos", éstos remontaban sus orígenes hasta el dios fundador de la medicina, el cual era normalmente representado en la escultura griega por una caña rodeada por una serpiente; este símbolo se convertiría más tarde en el Esculapio de los romanos. Hipócrates sigue siendo el símbolo de todas las cualidades y principios morales inherentes a los médicos. Aún hoy en día se observan sus reglas éticas y se pronuncia el juramento hipocrático, a pesar de los más de dos milenios y medio que nos separan de la existencia del célebre médico.

En su tiempo, Hipócrates tuvo conciencia de las dificultades de los médicos para ejercer su profesión. Su visión de la medicina llegó a ser más que una ciencia, un arte y una filosofía. Sus convicciones le llevaron a determinar que "la vida es corta, el camino del arte largo, el instante fugaz, la experiencia engañosa y el discernimiento problemático" (frase escrita en el libro de la ilustración). Así, relacionaba las funciones de nuestro organismo con el equilibro de cuatro elementos: la tierra, el agua, el fuego y el aire, los cuales representaban los humores corporales: la sangre, la flema, la bilis amarilla y la bilis negra; de la armonía en la producción de éstos o de la temperatura, dependía que se conservara la salud o se cayese enfermo.

¿No les suena nada eso de "la fuerza de la naturaleza"?

Hipócrates creía en la Fuerza de la Naturaleza, se tomaba su tiempo observando, anotando, discerniendo el por qué la persona que acudía a él lo hacía con esas dolencias. Y, señores, esto es lo que hace un profesional de la Medicina Holística o mejor dicho, un naturópata. Sabemos hasta qué punto nuestro organismo es capaz de reaccionar ante una plaga de virus. Y sí, empleamos plantas en muchos casos (herbología, fitotecnia), en otros se hace uso de la homeopatía (que a muchos se les llena la boca con el término al igual que el bolígrafo pero no tienen ni idea de qué es), y, por supuesto, nuestra aparatología especializada como por ejemplo, el par biomagnético, etc.

Hipócrates sabía del poder de las sustancias de las plantas, que hoy en día conocemos como "principios activos", pero ¿se acuerdan ustedes de una frase escrita y dicha por él? Me refiero a esta: "somos lo que comemos". Y aunque suene a repetitiva, vuelvo a decir: el pH en sangre no es que sea importante, es importantísimo. Y todo lo que ingerimos, bien sean medicamentos, bien sean productos alimenticios elaborados, nos están llevando a tener cuerpos enfermos.

De vuelta al enunciado de este artículo, he de decir que la Medicina Tradicional ha olvidado sus orígenes, ha olvidado que somos personas, no Médico natural.un "patrón de oro", una mera estadística manipulada y manipulable, y muchos menos, generadores de soldadas retribuidas por la industria farmacéutica. No somos cobayas ni ratones a los que se les pueda implantar no sólo un sistema farmacopeo esperpéntico sino que tampoco queremos que se nos quieran implantar microchips, como he podido leer en una revista por todos de sobra conocida.

Yo no quiero que se dedique tanto dinero a investigar nuevas formas de intoxicarnos (ya sea por los medicamentos, alimentos, etc).

Yo no quiero que los médicos no sean libres porque si no se callan no pueden acudir al simposium de turno o tener una vacaciones de lujo en un yate e incluso instruirse bajo los mandatos de la farmacéutica que les paga.

Yo no quiero esto ni para mí, ni para mi familia ni para mis dolientes.

Yo quiero calidad de vida elegida por mí y no por otros. ¿Quién decide lo que es bueno o malo para mi salud y la de mi s hijos? YO y no ELLOS. Esto, por desgracia, ha caído en el cajón del olvido de muchísimos médicos y, nosotros, tan imbuidos en el sistema vamos como corderitos al degolladero sin rechistar. (Bueno, cada vez somos más los que nos rebelamos). Y luego hablan de Libertad...

Gracias al Hacedor, no todos han caído en esa trampa socio-económica (social por lo que significa el estatus que se obtiene y económica por las soldadas que perciben). Son aquellos médicos que, siendo humanos, tratan a sus iguales como lo que son, humanos. Y, además, se acercan a estudiar la naturopatía y todas sus técnicas naturales (homeopatía, fitoterapia, ayurveda, MTC, acupuntura), abriéndose sus mentes a otras posibilidades que, antes de meter química al cuerpo, pueden aplicarse sin que sean fatídicas para sus pacientes además de obtener buenísimos resultados, como se pueden leer en los estudios que publican a pesar de las represalias. Y yo estoy orgullosa de estos médicos que denuncian. que no olvidan su título de médico colgado en una pared y se sientan a mirar por la ventana, que se preguntan el por qué de todo. A esos médicos sí los reconozco. A los otros, no.

Y he aquí que les pregunto: ¿realmente dudan que cual es la "verdadera"?

Que la sabiduría de la madre naturaleza les guíe.