Un indicador, el amor incondicional

11 Dic 2018 lectura de 5 minutos
Un indicador, el amor incondicional

Permitan una aportación desde lo personal… quizás un indicador: El Amor incondicional.

Como digo, no tanto como posible profesor de alguno de ustedes, sino desde la propia experiencia personal, y mis propias faltas.

Ciertamente y por bastantes años, pude disfrutar de esa posición. Jamás lo consideré mérito personal, sinó más bien, puro obsequio, habida cuenta que esa sensación apareció súbitamente en dos días muy especiales, donde preguntaba el motivo del sufrimiento, sumido además intencionalmente en él.

Desde ese día, y durante bastantes años, levantarme diariamente fue una experiencia infantil, disminuyó la necesidad de dormir, bueno, y , resumidamente, disfruté del obsequio en toda su extensión. Mi responsabilidad era procurar hacer llegar eso a los que lo desearan, y, aunque no siempre encontré la mejor manera, lo he intentado por años.

Si, puedo decir que las personas que han acabado su trabajo espiritual en casa, según acreditan sus familiares, no son los mismos y gozan de su centro. Por eso siempre digo, que recibimos más obsequios de los que percibimos. Cuánta alegría me da pensar en ellos, en sus rostros cambiados, aniñados… Siento mucho orgullo por ellos. Son también un ejemplo para mi.

Todos llevamos alguna tendencia bien fuerte, sea de construcción o destrucción. Ya más allá de las universales…me refiero a las personales.

Si algo sentía en ese tiempo, y ahora de nuevo, es el querer las cosas porque sí. Cuando un niño, antes de aprender lo que es sucio o limpio, atrapa algo entre sus manos, normalmente antes de los 3 años, no hace mucha distinción. Muchas veces pasa por su boca, que es una forma básica de conocer y experimentar, cuando es tan oral.

Esa “no distinción”, no clasificación, se sitúa en un punto muy cercano a poder aproximarse a las cosas sin juzgarlas, y muy próxima también a poder querer sin distinción. Todo lo creado, hasta este mismo ecosistema agresivo, responde al Amor, y es digno de ser amado. Justamente así, sin distinción.

Coger el coche cada mañana para ir a trabajar, ver el mundo al paso, interactuar con todos, incluso en los momentos difíciles, era solo una ilusión, donde si no subyacía el Amor, realmente no merecía la pena.

Por un tiempo, y causado por mi mismo, por mis propias tendencias originales, tiempo en que las puse de nuevo en juego intencionalmente (aunque no esperaba irme tan abajo), debo decir que estuve unos meses fuera de ese estado regalado.

He aprendido, pero… no a defenderme en el futuro, ni a tomar nota negativa o preventiva de nada…no…he aprendido sobre mi mismo la parte que el primer regalo también tapaba porque no quise ver más allá. Dios sabe si habré que repetir. Por mi parte, repetiría todo porque al tiempo también hubo algo precioso. No hay arrepentimiento y nunca sabemos el futuro.

Lo importante y que quería aportar aquí, es el síntoma. Esto es, que mientras bajé, progresivamente, además de ponerse en juego tendencias personales que estaban paradas y sin tener de todas tanta conciencia como pensaba, desapareció parte del amor incondicional, sobre todo el dirigido a las personas con quien más frecuentaba y a la que más he querido.

Ahora, de nuevo, siento claramente el intenso deseo de que evolucionen, disfruten, haciendo lo que deseen o necesiten, con quien deseen o necesiten, y caminen , gocen , trabajen realmente por lo que quieren. Y eso puede tener que ver o no conmigo, Yo no juego mi papel ahí, pues siento ese amor por sus vidas de forma no condicional. No soy necesario, nunca lo fui, puedo faltar, y solo emito mi pensamiento y amor en pro de los que ellos decidan .

Al tiempo que, lo digo humildemente y con algo de reparo, siento un centro precioso, impersonal, y que vuelve a ser un gran obsequio que espero poder hacer llegar. De hecho, ha habido mucho movimiento de aprendizaje y terapia, a raíz de ese regalazo.

Por lo tanto, aunque a lo mejor digo ahora la verdad de Perogrullo, aquí viene lo relevante de mi aportación: Perder o bien, disponer, de ese tipo de Amor, es el chivato, el indicador.

Lo “malo” del asunto, lo inconveniente, es que cuando lo pierdes, al tiempo, lo hace la memoria o percepción sobre el propio indicador.

No recuerdas que si pides a alguien aquello que no tuviste, quizás no haces bien…porque parece que tu tendencia, el deseo, puede más que el centro y el Amor incondicional en ese momento, y por lo tanto, puede más que el querer porque sí. Siento haber estado ahí.

De todos modos, sirva para mi y quien lo pueda sentir y vea utilidad en mis palabras, sean amables, pidan amor incondicional verdadero en su vida…finalmente da igual hablar de Amor en si, pues si no es así, sin condiciones, no lo es, pero, sobre todo, más allá de los términos…amen sin condición. Todos somos hijos del mismo lugar, todos fuimos hijos y todos vinimos del mismo modo a este mundo.

Sean buenos y sientan la enorme felicidad que surge de semejante Fuente!

Recuerden que ustedes determinan cómo se sienten, son los Reyes de su Estado y destino interno. ¡Hagan de Reyes! ¡Reinen!