Quiero perder peso y no sé qué hacer…

Ferran Rodríguez
3 May 2018 lectura de 6 minutos
Quiero perder peso y no sé qué hacer…

"Quiero perder peso y no sé qué hacer ...". Esta es una frase que escucho con relativa frecuencia. Suele venir acompañada de diversas coletillas como: "... he probado un montón de dietas y ninguna me funciona""... es que no tengo fuerza de voluntad" "... pierdo peso y lo vuelvo a ganar rápidamente"

Quizás, el principal motivo de "fracaso" radica en que el control del peso no debería ser un objetivo en si, ya que no es el principal problema, sino que es consecuencia de...

Detrás de un exceso de peso, en la mayoría de los casos, hay un estilo de vida inadecuado a las necesidades fisiológicas de la persona. Una dieta desequilibrada y/o mal combinada, una respiración rápida y superficial, un ejercicio inadecuado o inexistente, hábitos tóxicos (tabaco, alcohol, café, refrescos, etc.), o una combinación de todos estos elementos. Si se sustituyen todos los hábitos perjudiciales por otros más saludables, se restablecerá el equilibrio en el cuerpo y el peso se reajustará solo, de un modo permanente, sin tener que preocuparse por él lo más mínimo.

Nuestro organismo tiene unas necesidades muy sencillas y concretas. ¿A quien se le ocurriría hacer funcionar el motor de un Ferrari llenando el depósito de combustible con cerveza? ¿Acaso nuestro cuerpo no se merece el mejor combustible, que nos llene de energía y nos haga funcionar al más alto nivel? ¿El alcohol, el tabaco, la bollería industrial, los alimentos desnaturalizados, las comidas "prefabricadas" y todos los "maravillosos alimentos" que nos ofrece la publicidad, son lo mejor que podemos darle? Me parece que no...

Entonces... ¿Qué es lo más adecuado para nutrir el cuerpo y mantenerlo sano? Es muy fácil, basta con aplicar tres sencillos principios:

1º - Respirar profunda y lentamente

Si el elemento mas abundante en el organismo, con diferencia, es el oxígeno (un 65 %), imprescindible para la respiración celular, es fácil deducir que el principio número uno de la salud es una correcta respiración, es decir, profunda y lenta.

La respiración pulmonar no sirve únicamente para oxigenar las células, además el movimiento de expansión de la caja torácica actúa como una bomba de aspiración que controla, junto con la acción de bombeo que ejerce la contracción/relajación muscular del sistema musculo esquelético, el retorno venoso y el caudal del sistema linfático, las canalizaciones de drenaje del cuerpo. Por ese motivo, una respiración limitada no sólo es la causa de una deficiente oxigenación celular, también es la causa de una deficiente circulación sanguínea y linfática, lo que da lugar a una peligrosa acumulación de toxinas en el organismo.

2º - Comer principalmente frutas frescas y verduras

Si el 70 % de nuestro organismo está compuesto por agua, por lógica, es conveniente que nuestra dieta esté formada principalmente por alimentos ricos en agua, fruta fresca y verduras, aproximadamente en una proporción de un 70 % del total de los alimentos ingeridos.

La calidad de la vida depende de la calidad de vida celular. Si la circulación sanguínea va cargada de productos de desecho, la vida celular se desarrolla en un ambiente poco favorable, posible causa de múltiples enfermedades y desórdenes físicos.

La mejor forma de lograr que el torrente sanguíneo y el sistema linfático se libren de los desechos y las toxinas que produce el metabolismo celular, consiste en ingerir agua suficiente para que el organismo pueda diluir más fácilmente dichos productos y así eliminarlos. Además, es muy importante reducir la ingesta de alimentos que sobrecargan los órganos encargados de la eliminación. No tiene mucho sentido atiborrarse de toxinas y después preocuparse buscando la mejor forma de deshacerse de ellas, está claro que cuanto menos ensuciemos, menos tendremos que limpiar.

Hay quien recomienda beber de ocho a doce vasos de agua diarios para "drenar el sistema". Inundar el organismo para tratar de purificarlo podría llegar incluso a ser contraproducente, además no es necesario, basta con ingerir suficiente agua a través de la alimentación. La cantidad de líquido que uno bebe debe dictarla su sed.

3º - Combinar correctamente los distintos alimentos

Los alimentos ricos en almidón, los carbohidratos (el arroz, el pan, las patatas, etc.), requieren un medio digestivo alcalino. Su digestión comienza en la boca gracias a una enzima llamada ptialina que se encuentra en la saliva. Su digestión continúa en el intestino delgado, pasando éstos por el estómago prácticamente sin sufrir cambio alguno.

En cambio, los alimentos proteínicos (la carne, el pescado, la leche y sus derivados, los frutos secos, las semillas) necesitan para su digestión un medio ácido, pepsina y ácido clorhídrico. Estas enzimas son segregadas en el estómago, lugar donde empieza la digestión de las proteínas.

Químicamente dos medios contrarios, el ácido y el alcalino, no pueden subsistir al mismo tiempo, ya que se neutralizan entre sí. Si se ingiere una proteína junto con un almidón, la digestión resulta perjudicada y se ralentiza mucho.

La fruta debe comerse siempre con el estómago vacío y no como postre. Por su alto contenido en agua se digiere muy rápido. Si se mezcla con otros alimentos se retrasa su digestión y se producen fermentaciones.

Los alimentos sin digerir se convierten en terreno de cultivo para las bacterias, que producen su fermentación y descomposición, lo que se manifiesta en forma de problemas digestivos y gases, y crea un exceso de ácidos que espesa la sangre y dificulta su circulación, privando de oxígeno al organismo.

Las combinaciones incompatibles nos roban energía por la gran cantidad de tiempo que se requiere para su digestión, y todo lo que produce una pérdida de energía es el potencial origen de una posible enfermedad.

La mejor forma de comprobar la validez de estos sencillos principios consiste en ponerlos en práctica durante al menos un mes, introduciendo todos los cambios necesarios progresivamente.

Tal vez durante los primeros días, a medida que el organismo empiece a liberarse de las toxinas acumuladas, pueda producirse un cierto malestar, lo que los naturópatas llaman "crisis de desintoxicación", que será más o menos molesta dependiendo de la cantidad de toxinas acumuladas con el paso de los años. Tan solo hay que tener paciencia y ser constante, siempre dentro de la comodidad. Los efectos son espectaculares a todos los niveles.