De espalda a la verdad

Franc T. Ruiz
3 May 2018 lectura de 9 minutos
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Ríos de tinta se han derramado y seguirán derramándose sobre la epidemia de "sobre peso y obesidad" que invade el mundo donde vivimos, y todo ello con un único interés "engordar" la cuenta de resultados de laboratorio y profesionales que prestan su imagen para conseguir mejores resultados, con la venta de productos que realmente no sirven para nada.

En toda información relativa a la obesidad y el exceso de peso, se asocia a ambas la Diabetes, importante información que nos ofrecen entre líneas y que debemos conocer en profundidad.

Es cierto que nos encontramos frente a una de las mayores epidemias conocidas, epidemia que ha sido posible gracias a la industria alimenticia, la industria medico-farmacéutica y la conformidad de las instituciones sanitarias que consiente la comercialización de productos que son la causa de la epidemia.

Alguien se ha preguntado ¿por qué todo lo que nos gusta nos engorda, además de causar efectos catastróficos en nuestro organismo?

La industria alimentaria lleva décadas diseñando productos adictivos que destruyen la salud pero que dejan grandes márgenes para las compañías que los producen. Por pura lógica nadie preferiría un producto artificial, cargado de componentes químicos, grasas, sal, azúcar, a uno natural como una manzana, lo que obliga a las empresas de alimentación a diseñar productos que engañen nuestro cerebro, con saborizantes artificiales, colores llamativos.

La industria de la salud se ha convertido en un gran negocio. Y como cualquier gran negocio, el dinero manda. Cada vez gastamos más en salud, pero la obesidad sigue aumentando. Enfermedades inusuales hace sólo unas generaciones son hoy extremadamente frecuentes, diabetes, enfermedad cardiovascular, depresión, diferentes enfermedades autoinmune. Los avances de la medicina han extendido nuestra esperanza de vida, pero no nuestra calidad de vida.

La locura de alimentación con bajo contenido de grasa ha sido particularmente perjudicial, ya que cuando la industria alimentaria disminuyo la grasa, tuvo que aumentar el azúcar. Sin grasa ni azúcar, los alimentos no tendrían sabor y nadie los compraría. En definitiva, el problema no es, solamente, si comemos cada vez peor, sino si es posible comer bien. No se trata solamente de si nos hemos olvidado de las dietas consideradas saludables, sino de si existen las condiciones óptimas para que todos y cada uno de nosotros podamos alimentarnos saludablemente.

La cantidad excesiva de azúcar "escondida" en los alimentos procesados se ha convertido, literalmente, en el alimento clave que mantiene vivo el negocio del cuidado de enfermedades. 

Y para rematar, se ha encontrado que el azúcar es ocho veces más adictiva que la cocaína, 2 factor que también garantiza que quedara atrapado en los alimentos procesados y bebidas dulces.

El gran problema con el azúcar y la fructosa en particular, es el hecho de que el hígado tiene una capacidad muy limitada para metabolizarla, alrededor de seis cucharaditas de azúcar por día. El exceso de azúcar se metabolizado en grasa corporal y provoca todas las enfermedades metabólicas crónicas de hoy en día. 

Las recomendaciones de bajar las grasa de nuestra alimentación diaria han causado un aumento dramático en el consumo de azúcar, y el exceso de azúcar es el principal factor alimentario en un sinnúmero de enfermedades crónicas, como la obesidad diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas y Alzheimer. Al disminuir la grasa y agregar azúcar, la industria de los alimentos procesados ha creado una mezcla de enfermedades hechas a la carta. Las industrias alimentarias con sus alimentos y de bebidas procesadas junto con las instituciones sanitarias, han sido extremadamente necias en admitir los riesgos de salud asociados a sus productos cargados de azúcar.

Por el contrario, grandes sumas de dinero han sido empleadas y la integridad científica ha sido ignorada, con el fin de convencernos de que el azúcar es algo seguro y si usted tiene un problema de peso, es porque no es lo suficientemente activo.

Por regla general las personas con sobre peso, obesidad o diabetes, al llegar a la consulta con un concepto totalmente equivocado dicen: "Yo no tomo azúcar, la he sustituido por un edulcorante".

En primer, se ha demostrado científicamente que los edulcorantes artificiales tienen efectos mucho más perjudiciales que la propia azúcar refinada, un estudio ha demostrado que la Sucralosa (el edulcorante utilizado en la Splenda) puede causar lesiones en el hígado y los riñones. Puede causar problemas intestinales al alterar los niveles de pH en el cuerpo. También ha sido vinculada con el desencadenamiento de las migrañas.

Y en segundo lugar, parece que desconocemos que todos los alimentos que consumimos se convierten en glucosa en nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo digiere los alimentos y los convierte en glucosa para utilizarlos como "combustible de energía" que nuestras células utilizan para funcionar.

Es de vital importancia el control del consumo de carbohidratos, ya que estos son los que afectan principalmente nuestra glucosa en sangre.

Es importante aclarar que, no sólo el azúcar eleva nuestra glucosa, sino todos los alimentos que contienen diferentes tipos de carbohidratos. Estos grupos de alimentos son:

  1. Azúcares: azúcar, miel, mermelada, catsup, syrope,  etc.
  2. Cereales y tubérculos: derivados del maíz, trigo, arroz, avena.
  3. Leguminosas: Judias, lentejas, habas, soja.
  4. Leche: leche y yogur
  5. Frutas: pera, manzana, plátano, naranja, etc.

Cereales - grupo de alimentos con carbohidratos

Con todo esto nos queda más claro que el azúcar es otro carbohidrato que se convierte en glucosa en nuestro cuerpo.

Debido a que el azúcar o sacarosa también se puede encontrar añadida a alimentos ricos en carbohidratos, donde se encuentran dos o más tipos de carbohidratos juntos en un solo alimento, presentados como productos industrializados: cereales, panes, pastelitos, galletas, bebidas, sodas, entre otros.

La digestión transforma rápidamente los hidratos de carbono en glucosa, una sustancia que el cuerpo asimila mal. La glucosa puede incluso convertirse en veneno mortal para el organismo si sus niveles en la sangre son excesivos. Cuanto más hidratos ingerimos, más insulina se produce, y con ello mas se engorda. No todos somos genéticamente iguales. Aproximadamente un 25% de la población es genéticamente afortunada al tener una baja respuesta insulínica a la ingesta de hidratos. Ellos nunca engordaran a pesar que coman una dieta alta en carbohidratos. Tanto sean pastas, cereales, u otros, pero generaran otras deficiencias orgánicas.

El cuerpo necesita cierta cantidad de carbohidratos en cada comida para la óptima función del cerebro. Sin embargo, el consumo excesivo de cualquier droga conduce a efectos indeseados o tóxicos. El efecto indeseado de los carbohidratos es un exceso en la producción de insulina, y con ello un serio peligro para la salud.

La epidemia cada vez mayor de obesidad no está causada por el exceso de consumo de grasas, que por otro lado ha disminuido en un 14% en los últimos 20 años. En ese mismo lapso se duplico la cantidad de gente obesa. Peso si es debida al consumo creciente de carbohidratos. El enemigo nunca ha sido la cantidad de grasa de la comida, sino cantidades excesivas de insulina promovida por cantidades excesivas de carbohidratos. Mantener la insulina en esa zona ajustada en la que se logra el funcionamiento óptimo debe ser el objetivo a lograr.

Desafortunadamente hay un 75% de la población que tiene una respuesta insulínica alta y ello los hace engordar cada vez que comen un exceso de carbohidratos.

El descenso del consumo de grasas por parte de la población occidental, así como el incremento del de hidratos de carbono, ha desencadenado la epidemia de sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer que todos conocemos.

Nos encontramos ante la absurda paradoja de que una gran parte de la población está pasando hambre porque evita comer grasas, que son las que nos proporcionan la sensación de saciedad, y poniéndose a hacer dietas que, al ser más ricas en glúcidos, les acabarán haciendo engordar. La invasión de productos "bajos en grasa", aunque cargados de sustancias químicas, ha hecho que tengamos hambre, y por lo tanto, nos pongamos a consumir más cereales, azúcar y bebidas azucaradas, con los consiguientes resultados desastrosos para su nivel de glucosa en la sangre. El páncreas ya no es capaz de generar toda la insulina necesaria y las células del cuerpo desarrollan una resistencia hacia ella. De ahí procede la epidemia de diabetes, y las enfermedades que la siguen.

Si quiere eliminar el exceso de peso y proteger su salud, solo tenemos un camino, remplazar los alimentos procesados con comidas caseras, hechas con ingredientes enteros y orgánicos. Remplazar los carbohidratos provenientes de granos con vegetales, pequeñas cantidades de proteínas de alta calidad y grandes cantidades de grasas saludables. Una de las recomendaciones de salud más destructivas que han impregnado el sistema alimentario es la recomendación de evitar la grasa en la alimentación. La mayoría de las personas necesitan como mínimo un 50% de calorías diarias en forma de grasa saludable - muy lejos del 10% de la cantidad recomendada actual.

Cuando los fabricantes de alimentos comenzaron a quitar las grasas saturadas de sus alimentos, no solo agregaron uno, sino dos ingredientes que han causado un daño tremendo: azúcar y grasas trans. Como lo señaló recientemente la periodista de investigación Nina Teicholz, en un artículo de opinión para el Wall Street Journal.

Si bien es importante evitar las grasas trans, también lo es evitar los alimentos cocinados en aceites vegetales regulares, ya que los subproductos producidos cuando estos aceites se calientan pueden ser incluso más dañinos para su salud que las grasas trans... Opte por grasas saturadas como el aceite de coco, mantequilla o manteca de cerdo para cocinar.

Conclusión: Hemos sido engañados y estafados en nuestra salud desde el momento en el que eliminanos de nuestra dieta diaria, la Mantequilla, el entrecot, los huevos fritos con chorizo o el lomo en manteca.

Debemos volver a las comidas caseras como el cocido, la fabada, las lentejas y otras evitando las pastas y todos los alimentos en base a harinas refinadas, los refrescos y todos aquellos alimentos procesados que solo son los causantes de nuestra cada vez más deteriorada salud, al mismo tiempo que debemos de olvidarnos de las falsas noticias que fueron creadas en torno al colesterol y las grasas.