En lo más oscuro... amanece el ser

Gloria Martin Torres
3 May 2018 lectura de 4 minutos
En lo más oscuro... amanece el ser

Hace 23 años, después de la muerte de mi madre, comencé un camino de reconstrucción y descubrimiento de mi misma. Un camino repleto de vivencias desconocidas, en el que gané tolerancia, aceptación y sobre todo esencia. Duro y empinado, a veces, en estos tiempos donde el hedonismo es el objetivo individual por excelencia, y otras lleno de paz.

Transité el desconcierto y la soledad, pero también la esperanza, la sorpresa y la magia. Me desengaño y admiro pero siempre me quedo yo, mi mejor cuidadora y amante.

Me entusiasma nutrirme con los otros pero ya no me confundo con ellos, ni regalo mi alma por compañía. Juntos podemos, ¡Qué bonito lema! sólo falta la segunda parte, si estamos en equilibrio, sanos, en paz interna y amor hacia nosotros mismos y los demás, al menos, como dice una amiga budista (y Jesucristo), con tanto amor hacia los demás como a nosotros mismos.

El cuerpo y las emociones

Tu primera pista es siempre tu cuerpo, escúchale, si no lo haces te gritará cada vez más fuerte, te enfermará. Mi primera pista fueron los gases, cólicos de gases superdolorosos, estreñimiento, diarrea. Me hicieron todo tipo de pruebas, cambié totalmente mi alimentación, pero sobre todo, me enamoré y empecé a mejorar.

El amor y todo lo digestivo siempre van muy unidos. Con mi segunda pérdida importante, la muerte de mi padre, vinieron los mareos, después el vértigo... traumatólogos, neurocirujanos dispuestos a operarme de cervicales...todo un interminable periplo médico, del que salí con una terapeuta gestáltica que me enseñó a su escucharme y cuidarme, a dar voz a mi cuerpo y parar la mente engañosa con técnicas de meditación, visualizaciones creativas... etc.

Por supuesto, hemos de descartar lo puramente anatómico y a veces problemas en los procesos, pero sobre todo es importante poner atención en cómo mis emociones están interfiriendo en los procesos fisiológicos, de funcionamiento de mi cuerpo.

Si no escuchamos las necesidades de nuestro continente, que también somos "nosotros", con la presión en el tiempo, se dañará y se convertirá entonces en un problema también médico.

El enfoque holístico

A mi modo de ver la mayor parte de la enfermedades sólo tienen cura con tratamientos integrales que incluyan todos los aspectos del ser humano: lo físico, lo psíquico y lo social.

En el camino hallé muchos charlatanes desconsiderados pero, aprendí a mirarlos desde otro lado, con compasión, desde dónde podía nutrirme de lo mejor de ellos, desde dónde aportarme. Si un principio gestáltico me costó hacer propio, es como dice el refrán "En lo más oscuro, amanece Dios". En mis momentos oscuros, sólo sentía angustia y nada podía consolar mi pérdida "irreparable", la muerte última, la final (no creo en las reencarnaciones, lo más cerca a lo que puedo llegar es a sentirme parte del Universo y sus ciclos), pero sí he podido sentir como cada pérdida nos da la oportunidad de aprender, porque nos permite mirar desde otro ángulo esa realidad fea y sombría que se nos ofrecía.

Desde esos nuevos ángulos, con expectativas "buscadoras" todo es posible, todo aporta y nutre y la realidad, a veces nos sorprende con magia y amor y siempre con novedad y enriquecimiento. Nos hace fuertes y sensibles y nos ayuda a disfrutar del día a día y de todos y cada de los días de nuestra vida. Sentir no siempre es divertido y alegre, pero siempre es VIDA, lo instintivo nos ancla al Universo y sus ciclos.

Confío en haberos aportado algo, y que disfrutéis, al menos tanto como yo, con estas reflexiones.