Psicoterapia integrativa

Fran Moreno
6 Dic 2016
Psicoterapia integrativa

La psicoterapia que practico es integrativa, esto es, junta o integra en un todo coherente varios enfoques terapéuticos. Así el resultado es mayor a la suma de sus partes individuales, incrementando la potencia terapéutica de la psicoterapia.

En los cimientos y en la base de mi manera de hacer, está el enfoque psicocorporal, muy influido por los trabajos de Wilhelm Reich y Alexander Lowen. La orgonterapia de Reich y la bioenergética de Lowen tienen, entre sus objetivos, aumentar la consciencia de la persona y de su vida, disminuir o eliminar los síntomas que les atormentan así como incrementar el goce, bienestar y vitalidad.

En terapia, desde el paradigma psicocorporal, además de atender a los contenidos mentales, emocionales y conductuales también me enfoco en cómo vive esto el cuerpo. Desde los trabajos de Reich en los años cuarenta, sabemos que en la gran mayoría de personas occidentales la respiración está inhibida y que frecuentemente esta inhibición de la respiración correlaciona con tensiones musculares crónicas.

Psicoterapia psicocorporal

La psicoterapia psicocorporal lleva más de 75 años de investigación y práctica clínica a sus espaldas, y esto nos ha permitido saber que casi siempre detrás de esta inhibición de la respiración y de las tensiones crónicas asociadas, se esconden emociones reprimidas y no expresadas. Por ejemplo, para implantar los nocivos y aberrantes mandatos culturales de "los chicos no lloran" o de "las niñas tienen que ser buenas", hace falta que el niño y la niña repriman ciertas emociones (los niños sentimientos tiernos como la vulnerabilidad, el llanto, etc. y las niñas la agresividad). En ambos casos, con mucha probabilidad, se formarán tensiones crónicas en la zona de la boca, sobre todo en los músculos maseteros (en las niñas para contener la rabia y en los niños para contener el llanto). Así llegamos a un punto importante y es que frecuentemente, los mismos músculos que intervienen en la expresión de una emoción también intervienen en la contención y posterior represión.

Pues bien, en el trabajo psicoterapéutico, es usual liberar estas emociones reprimidas desde la niñez, al mismo tiempo que se libera la energía reprimida y esta se pone a nuestro servicio en lugar de dirigirse contra nosotros mismos. Respecto al porqué se inhibe la capacidad respiratoria, la respuesta es obvia: es así como sentimos menos lo que no nos gusta, aunque el precio que se paga es elevadísimo, sentimos menos todo, así se da la paradoja de que por no querer sufrir sufrimos mucho más, pero todo esto se suele dar de manera inconsciente y por ende sin darnos cuenta.

La inhibición de la respiración fue necesaria en nuestra niñez para adaptarnos a una sociedad neurótica que censura la vida, pero lo que nos fue enseñado de niños no nos sirve de adultos y nos condena a una vida gris, sin goce y mortecina hasta que decidimos responsabilizarnos de ella y actuar en consecuencia... Creo que el elevado consumo de drogas y la predominancia de las adicciones en nuestra sociedad tienen que ver mucho con esto, con personas que como consecuencia de sus emociones reprimidas y sus consecuentes bloqueos musculares y respiratorios, al no poder sentir la vitalidad natural buscan en drogas o adicciones la chispa que les falta.

Ni que decir tiene que este enfoque no se queda en ejercicios catárticos. Las liberaciones emocionales que se producen son totalmente conscientes y tienen que ser correctamente integradas para lo cual el término correcto no es catarsis sino abreacción. Esto fue algo que Lowen no se cansó de repetir: la importancia de la labor analítica en la terapia para detectar los principales conflictos y fijaciones de la persona, ver cómo influyen en su día a día dificultando la satisfacción de sus necesidades y sus relaciones. Todo esto tienen que ser debidamente integrado para que la persona llegue a ser de una pieza en lugar de tener numerosas partes en conflicto permanente y contrapuestas. Perseguimos alcanzar un yo más fuerte, sano y flexible, que la persona esté arraigada en su cuerpo y en la realidad siendo capaz de expresarse responsable y libremente en el mundo con un mayor goce y bienestar.

Terapia Gestalt

Otro enfoque del que me nutro es la Terapia Gestalt desarrollada por Fritz Perls el cual fue paciente de Reich y quedó muy influido por este. La Terapia Gestalt tiene entre sus objetivos detectar cómo las personas nos impedimos o autoboicoteamos de diversos modos, satisfacer nuestras necesidades y también pone énfasis en cómo los asuntos que tenemos inconclusos nos perturban y desestabilizan. De esta manera, con las herramientas y medios pertinentes, trata de que el paciente se responsabilice de su vida desde su propio criterio, libertad y compromiso poniendo los medios pertinentes para satisfacer sus necesidades y completar sus asuntos inconclusos.

Psicología y Psicoterapia Transpersonal

Por último, tengo muy presente en mi enfoque la Psicología y Psicoterapia Transpersonal, fundamentalmente los trabajos integrativos de los psiquiatras Stanislav Grof y John Nelson. La Psicoterapia Transpersonal se interesa por el aspecto espiritual o trascendente del ser humano lo cual no implica necesariamente una concepción religiosa de la existencia.

Personalmente lo concibo como estar abierto ante los misterios de la vida, la muerte y el universo, aceptando la incertidumbre que genera no saber a ciencia cierta cómo carajo he llegado a este mundo, cuál es el fin último de esto de vivir y no saber si habrá algo detrás de la muerte y, en caso afirmativo, qué será, estando arraigado en el cuerpo y en la realidad ordinaria, requisito esencial para el buen vivir y si se quiere explorar con cierta seguridad otras regiones de la consciencia, sin que uno vuelva medio loco o creyéndose que en una vida pasada fue Cleopatra o un discípulo de Jesucristo.

La parte transpersonal de la psicoterapia la concibo como un proceso que ayuda a la persona a entrar en contacto con esa parte suya que va más allá de su personalidad y que busca la integración con la totalidad, para lo cual paradójicamente hay que sanar la personalidad y construir un yo fuerte, flexible y arraigado en el cuerpo y lo concreto.

Por otro lado, la psicoterapia transpersonal nos ofrece herramientas terapéuticas poderosísimas que cuando son usadas diligente y adecuadamente permiten explorar regiones de difícil acceso a la psicoterapia tradicional como son aquellas que tienen que ver con la vida perinatal, intrauterina y el inconsciente colectivo, activando unos procesos de curación diferentes y a la vez complementarios a la psicoterapia tradicional y sobre los que Stanislav Grof ha escrito muchísimo.