Constelando... el autismo

Creative People
5 Jun 2016
Constelando... el autismo

A un taller de Constelaciones Familiares asisten varias madres que tienen autistas.

En un momento dado, se hace una consulta acerca de cuál es la mirada apropiada hacia estos niños.

Constelador: "Mejor que hablar, podríamos verlo directamente con una constelación ciega, donde los representantes no saben nada acerca de los papeles que les ha tocado."

El constelador coge tres trozos de papel, escribe algo en ellos, los dobla y después pide que salgan tres representantes. Cuando estas personas están de pie en el centro de la sala, el constelador les ofrece los papeles doblados para que elijan. Ellos no saben lo que pone en las hojas.

Constelador: "Llevad el papel un momento al pecho y sentir internamente que sois eso que está escrito, tomaros vuestro tiempo y dejaos llevar."

Al rato se configura la siguiente imagen:

Una representante, estática y con las manos a la espalda, dice sentirse desconcertada y sin poder hacer nada. (Es la representante del autismo).

Otra representante está tranquila y feliz de pie a un par de metros del autismo (Representa el "Sí").

La tercera persona se muestra arrogante y agitada, se siente chula y fuerte y no para de moverse yendo y viniendo entre los demás representantes (Es la representante del "No").

El constelador pide que se miren las representantes entre ellas y que expresen lo que sienten.

El autismo mira al "Sí" y dice: “Me siento tranquila, en paz”. Cuando mira al "No" y ve que se acerca hacia él, dice: "Siento miedo, me incomoda su actitud."

El "Sí" describe al autismo en su posición sin juicio y comenta del "No" que se mueve mucho y que algo quiere.

El "No" dice: “No entiendo por qué el "Sí" está ahí parada, yo siento la necesidad de hacer algo cuando miro al autismo”. Tiene fuerza, prepotencia y la necesidad de acción.

El constelador pide a los representantes que se sienten y que abran los papeles y los lean en alto. Tras esto, comenta:

Bert Hellinger dice algunas cosas interesantes respecto a los diagnósticos, en relación por ejemplo al alma de los niños autistas, de los enfermos mentales o de quien sufre alguna discapacidad; estas personas sienten en su interior que otros les catalogan y etiquetan, entonces, ¿qué libertad le queda al alma? ¿qué relación nos espera entre seres humanos si juzgamos y clasificamos al otro?

Realizando un ejercicio práctico sobre constelaciones familiares

A continuación se habla en el grupo de la utilidad del diagnóstico como imagen necesaria en el ámbito médico y de intervención, pero se recalca lo escasa y poco útil que resulta esta imagen definitoria en un ámbito íntimo o familiar.

Constelador: "El diagnóstico nos separa del otro; pensar por un momento, qué diferente puede ser la intervención que no tiene en cuenta el diagnóstico; de repente algo se aligera, algo entre ambos, profesional y paciente; ya solo son dos personas que recorren un camino juntos, no hay nada que conseguir puesto que no hay autista, no hay enfermo mental... lo dejamos ahí para que cada cual reflexione sobre el lugar que ocupa en el trato con las personas que llamamos necesitadas".

En el grupo se comenta la importancia de trabajar con estas personas y que logren en la medida de sus posibilidades las mejoras necesarias, relacionarse, alcanzar el habla y destrezas básicas que conduzcan hacia una vida más autónoma.

Constelador: "En ocasiones la rehabilitación y la mejora se vive como lucha también, como un "No" a las limitaciones que presenta el paciente o el niño. Entonces se habla de logros y metas con una fuerza especial, una fuerza que es más bien ir contra lo que se manifiesta, luchar por conseguir algo, y se olvida vivir este crecimiento como regalo de un proceso propio del autista o el enfermo, un regalo del Espíritu. Esto se ve en padres "coraje", que hablan de lucha, de hacer lo imposible, se puede percibir en el fondo el enfado que tienen con el Dios que ha permitido que su hijo o hija nazca con esa tara o minusvalía."

El constelador continúa: "Y por otro lado, aquí se pudo ver cómo el “No” complementa aquello que nos duele, ¿y qué nos duele?, lo que trae y presenta el hijo o la hija que ha encarnado energías e información distinta, como el autismo, aquí hemos visto que su representante (señalando al autismo) no puede hacer, no puede decidirse, está ligado al algo anterior y entonces, el "No" surge como respuesta, para hacer algo, para arreglar o solucionar lo que se considera que no está bien... allá donde nos oponemos tratamos de compensar y perfeccionar algo; y a este respecto Bert Hellinger tiene una frase definitiva: "Quien lucha, pierde", y no hay matices aquí.

El camino del sí, del asentir a lo que es, reconocer los límites, se convierte en un paso para estar de acuerdo con el destino de aquellos a los que queremos, y entonces, ya no hace falta luchar o hacer, porque somos llevados en la misma dirección que la fuerza creadora.

Alguien podría decir que esto es resignarse de alguna manera, pero nada más lejos de la realidad, este es el punto de partida que mira bien a nuestros hijos, porque desde los padres la mirada es: “Así como sois, sois una bendición para mi vida. Y todo lo demás, lo que logréis, a donde lleguéis, lo vivo como un regalo también”.