El niño y el aprendizaje

Maria Docavo Alberti
4 May 2018 lectura de 8 minutos
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La imaginación unida al deseo y la confianza en si mismo tiene el poder de realizar lo que se desea.

El cerebro necesita aprender, es una necesidad imperativa para su desarrollo, se puede apreciar como se alegra un niño cuando aprende algo, como se concentra, se siente bien cuando algo le sale, lo repite y repite y luego quiere mas y mas.

El bebé por inercia aprende cada día a desenvolverse en el entorno, cuando empieza a arrastrarse y a coger y curiosear todo, a probar sus limites, toca, chupa, prueba todo, luego empiezan sus primeros sonidos y su primeras palabras, es una constante expresión de energía, afectividad e inteligencia en pleno desarrollo todo un potencial por descubrir y en pleno apogeo, nada lo detiene, los padres lo alaban, se alegran de sus progresos le motivan, le aplauden cada vez que progresa, hasta los tres o cuatro años mas o menos es un ser en plenitud (en una familia mas o menos equilibrada, que no sea disfuncional, malos tratos, drogas, etc.).

Pero una vez cumplido esto, en el momento que empieza a expresarse se le empieza a recriminar, a juzgar (dicho normalmente a educar) ¡esto no se hace!, ¡no se toca!, ¡no se dice! ¡Y a veces hasta se le recrimina lo que piensa!, ¡como se te ocurren esas cosas!

Claro y de repente el niño que actuaba desde su intuición desde su centro empieza a ser juzgado y valorado por las cosas de fuera,,en este momento empieza a perder la confianza que tenía en si mismo, ese impulso que le motivaba hacia todo, hacia la vida, y empieza a esperar una respuesta de aceptación o rechazo que le llevará a pensar y a estructurar una manera de comportarse dependiendo de lo que se le pida, ah! si hago esto me quieren si hago esto otro no me quieren ,y empieza a realizar un esquema o estrategia de comportamiento.

¡Pero da la casualidad de que no siempre funciona! Por que a veces hace cosas que son aplaudidas en situaciones y de repente son reprendidas en otras situaciones casi iguales con lo cual ya no entiende nada. Por ejemplo se le aplaude que diga la verdad, que sea sincero, pero en una visita cuando le dice a la tía que esta muy vieja o muy fea se le recrimina y se le castiga. Aunque sea una verdad como un templo. Todo ello depende del entorno en que se mueva, de padres como primera referencia fundamental y educadores. Estos ya llevan su esquema de comportamiento desde su infancia, si hago esto soy valioso, si no, no valgo, si mi hijo cumple con los requisitos lo hago bien, yo valgo, si no soy un fracaso como padre.(Esto te lo dice la vocecita del subconsciente).

En resumidas cuentas al niño se le inculca que tiene que ser bueno, obediente, tranquilo, no meterse en líos etc... Y de mayor como adultos se nos pide todo lo contrario, hay que ser fuerte, luchador, activo, con iniciativa propia, etc... ¿Como hacerlo si se nos ha estado diciendo o trasmitiendo lo contrario durante la etapa mas determinante del aprendizaje?, ¿como se puede tener iniciativa y coraje cuando de pequeño te han dicho que todo es peligroso, que tengas cuidado, que no toques, vamos, casi que no descubras el mundo por lo que te puede pasar? ¿No es todo una incongruencia?

Y con estos patrones no movemos todos y los transmitimos de generación en generación sin tener conciencia de ellos. Claro el niño actúa al final obedeciendo a todo, (el sumiso) por que le ocasiona menos problemas, comportamiento que le ocasionara problemas en la edad adulta cuando se tenga que enfrentar a situaciones en las que tenga que decidir por si mismo y revelarse, o por el contrario el niño se revelara ante todo por sistema pues haciendo lo que sus progenitores quieren tampoco se siente valorado ,aceptado y por consiguiente querido, (el rebelde) y aquí tenemos patrones de comportamiento que se repiten toda la vida.

Esto no quiere decir que al niño no se le tengan que enseñar patrones de comportamiento ante una sociedad, por que en ella vivimos, y de ella nos nutrimos pero hay que ser muy cuidadoso en lo que enseña, en la importancia que se le dan a las cosas formales, por lo que dirán, por miedo a que pongan en tela de juicio al educador o progenitor (observar que nos sucede cuando nos critican la educación de nuestros hijos). Educación que muchas veces produce mucha confusión en un cerebro que por decir de alguna manera se esta programando.

Observad lo que se le dice al niño, ¡eres un patoso, eres un vago, eres tonto ¡en vez de decirle estas haciendo el vago, has cometido una torpeza, has hecho el tonto. ¿No hay diferencia entre una frase y otra?. Se le califica y se le juzga por algo que comete de vez en cuando o repetidas veces y se le cuelga el cartel, torpe listo, gordo, tonto, vago y con ello se quedan toda la vida, con una idea de ellos mismos que es falsa y que le acompaña toda la vida.

Que pasa cuando el niño no cumple los requisitos en la escuela, pues que el problema no solo lo tiene el niño, si no que también lo tiene el padre y profesor, cada uno tiene su sentido de fracaso y cada uno tiene que tratar su problema por separado. El padre se tiene que preguntar ¿Que me pasa cuando el niño no cumple? ¿En que me afecta a mí? ¿Que espero de el? ¿Que espero de mi? .De esta manera el problema se mira desde un punto de vista objetivo, real. Viendo tus miedos puedes ver los de tus hijos y reducir considerablemente la presión que se ejerce sobre el niño.

El problema se suele acentuar en la pubertad y adolescencia, fases en las que el niño necesita cortar las riendas que le atan a sus padres para desarrollarse y tomar sus propias decisiones. En la antigüedad y en culturas primitivas se hacían rituales en los que tras pasar unas pruebas, el adolescente se consideraba adulto, por lo tanto capacitado para llevar las riendas de su vida. Tanto los padres como el chico tomaban conciencia de ello, de una forma natural, cada una de las partes tenia que soltar para que se desarrollara el proceso natural de la vida .Hay que preguntarse que ha pasado con todo esto.

El niño desde muy pequeño tiene la sabiduría innata de lo que es bueno para el y su desarrollo a todos los niveles, sabiduría que le hace tomar decisiones para desarrollar su potencial sea el que sea,.Somos los padres y educadores los que obstaculizamos el proceso con ideas y miedos que la hacen dudar y muchas veces elegir opciones que no son apropiadas para si mismo y que suelen terminar en fracaso por no ser enteramente suyas ,si no tomadas para cumplir los deseos de la persona que mas le influya o mas admire.

¿Qué miedo tenemos los padres a que el niño fracase o a que le vaya o lo pase mal? ¿Qué derecho tenemos los padres a evitarles la vida con todo lo que conlleva? ¿No son acaso sus vidas y sus experiencias? ¿Por qué no se confía en el niño, siendo este es el que mas sabe sobre si mismo? Dale la confianza y tomara las decisiones adecuadas para el y experimentara lo que necesite para su desarrollo aunque a veces sea metiendo en problemas que tiene que aprender a solucionar por si mismo.

La vida es tomar decisiones y solucionar problemas

Claro, muchas veces sus decisiones no forman parte de las expectativas de los padres, ¡y cualquiera lucha contra ellas sin producir una catástrofe familiar! .Los hay que luchan y los hay que no luchan y ninguna de las formas les hace sentirse seguros

Tarde o temprano el niño, o ya adulto se tiene que enfrentar a si mismo y decidir sobre su vida, cosa que suele suceder después de una gran crisis, provocada por todos los patrones de comportamiento que se han llevado a cabo para cumplir expectativas, tanto de los padres como propias e idealizadas (yo voy a ser un buen padre, voy a tener mucho éxito, voy a ser importante).

El miedo básico que se graba en la infancia en nuestro inconsciente hace desconectarnos de nosotros mismos, de nuestro potencial, fuente de energía, afectividad e inteligencia y nos frena el desarrollo de nuestras facultades.