Tratamiento de lesiones medulares con acupuntura, parte 2

Ferran Rodríguez
3 May 2018 lectura de 11 minutos
Tratamiento de lesiones medulares con acupuntura, parte 2

Hace unos días una chica me envió un correo tras leer mi artículo "Tratamiento de lesiones medulares con acupuntura", para explicarme su experiencia personal. Ella también había tenido una lesión medular con diagnóstico de paraplejia irreversible, igual que la chica a la que hago referencia en el artículo. Una vez estabilizada la lesión, además de la rehabilitación que hacía con fisioterapia, a las tres semanas del accidente, sus padres empezaron a llevarla a un acupuntor chino que la trató con electro acupuntura. Diez meses después de que se produjese la lesión, ya camina ayudada de un solo bastón.

Con éste ya son dos los casos, de los que yo tengo referencias directas, de recuperación de una lesión medular aguda gracias a un tratamiento con acupuntura, en los que una persona sin respuesta motora ni sensitiva en las extremidades inferiores, sin control de los esfínteres y sin respuesta sexual, recupera todas esas funciones.

No podía dejar de preguntarme ¿Por qué en España no se utiliza un tratamiento tan sencillo de forma habitual, si existe aunque solo sea una mínima posibilidad de que funcione? Su coste económico es muy bajo, basta con unas dos horas de tratamiento a la semana y las posibilidades de empeorar el cuadro del paciente son prácticamente nulas, por no decir inexistentes.

Esa pregunta, incapacitante en si misma, solo me hacía sentir rabia y frustración, sin llegar a ninguna conclusión mínimamente útil, así que decidí emplear un enfoque más positivo y cambiarla por otra pregunta mucho más constructiva que me ayudase a encontrar soluciones:

¿Alguna vez algún acupuntor se ha ofrecido para colaborar con un equipo médico con el fin de llevar a cabo un estudio científico que demuestre la validez de este tratamiento concretamente?

Mi propuesta

No tengo ni idea, así que yo, como acupuntor que soy, decidí elaborar un escrito con mi propia propuesta de colaboración, sin interés económico, con el personal médico de un hospital, para llevar a cabo un estudio del tratamiento de lesiones medulares con electro acupuntura, exponiendo mi idea lo más brevemente posible (no le voy a enseñar anatomía a un neurólogo, ni le voy a aburrir con detalles minuciosos de un tratamiento de acupuntura que no va a entender) y con él en la mano me fui al hospital Vall d'Hebron de Barcelona.

Una vez allí, no sabía con quien tenía que hablar. Tras unas cuantas preguntas, paseos y algún viaje en ascensor, contacté con el doctor Miguel Ángel González Viejo, responsable de la unidad de lesiones medulares en el área de traumatología.

El doctor, muy amable y accesible, dedicó unos minutos de su precioso tiempo a escuchar mi propuesta. Me explicó el procedimiento que emplean para reducir la lesión cuando el paciente llega al servicio de urgencias del centro, que consiste en fijar las vertebras afectadas por el traumatismo con tornillos (me enseño radiografías). Cuando se produce la lesión, los dos segmentos de médula se separan y se forma tejido cicatrizal en los extremos, que pueden seguir creciendo, aunque lo hacen en direcciones opuestas.

Estuvimos hablando de algunos de los diversos procedimientos que se han ensayado hasta hoy para intentar restaurar los tejidos dañados.

Los principales trabajos de investigación que se realizan actualmente, intentan "rellenar" el vacío que se forma entre los dos segmentos de médula con células madre, células de Schwann o células de glía envolvente extraídas del bulbo olfativo, siendo este ultimo procedimiento la línea que sigue la doctora Almudena Ramón Cueto con los resultados más esperanzadores, de momento en animales, que se han conseguido hasta la fecha.

El principal inconveniente de estos tratamientos, según me comentó el doctor González, es que existe el peligro de que una vez reconectada la médula, las células puedan seguir creciendo hasta formar un tumor.

También me dijo que ya se había probado, sin éxito, a regenerar el tejido medular con campos electromagnéticos desde el interior de la médula, algo muy similar, según él, a lo que yo le propongo. "Similar" e "igual" no son sinónimos.

Me explicó que para validar un fármaco o un tratamiento médico hay que realizar un estudio científico que demuestre su eficacia (en eso consiste precisamente mi propuesta) y que todos los tratamientos que no estén validados de esa manera son un acto de fe. Tal vez si, aunque no es muy buena idea subestimar el poder de la fe. Al imperio Británico, subestimar el poder de la fe de Gandhi, le costó perder la India.

Algunos medicamentos, como la nefazodona, el trovafloxacino y alatrofloxacino se tuvieron que retirar del mercado por su hepatotoxicidad, que llegó incluso a producir muertes directamente relacionadas con su consumo, aunque imagino que en su día superaron todos los procedimientos legales, estudios y pruebas requeridos antes de su salida al mercado para uso publico. Esto me hace pensar en la posibilidad de que el sistema de validación empleado actualmente tampoco tiene una fiabilidad del 100 %, como parece quedar demostrado en el documento Medicamentos retirados por hepatotoxicidad (pdf 129kb), elaborado en las V jornadas de farmacovigilancia (la introducción "Significado de la retirada de los medicamentos" no tiene desperdicio).

Sea como sea, un poco de fe, en su justa medida, siempre viene bien.

Según me dijo, el procedimiento que se emplea para llevar a término un estudio de ese tipo consiste en reunir un grupo de voluntarios, que se divide en dos subgrupos, uno al que se le administra el tratamiento real y otro al que se le administra un placebo, para comparar los resultados y poder establecer mediante porcentajes el grado de efectividad y la consiguiente validez o no del método. Esta es la parte que ya conocía, después me explicó la parte que yo ignoraba. Cuando se realiza un estudio así, hay que contratar un seguro de responsabilidad civil, para cubrir el riesgo de una posible demanda, ante la posibilidad de que el estado de un paciente pueda empeorar durante el transcurso del mismo. Él calculó, a "grosso modo", unos 1000 euros por paciente, teniendo en cuenta que se requieren unas 60 personar para poder declarar los resultados como válidos, el coste total seria de unos 60.000 euros aproximadamente.

Respecto al método que se utiliza actualmente para realizar un estudio científico, me gustaría remarcar un detalle importante, al menos para mí:

En un grupo de 60 individuos, y en un tratamiento en el que estoy plenamente convencido de que el factor tiempo es crucial, ¿Qué criterio se supone que debería emplear para seleccionar a las 30 personas a las que voy a tratar de ayudar con todos los medios a mi alcance y a las 30 a las que voy a engañar durante meses? No se trata de probar un nuevo fármaco para el dolor de cabeza, la intención es evitar que personas, probablemente jóvenes, victimas de accidentes de tráfico en su mayoría, acaben en una silla de ruedas de por vida. Esto me crearía, sin duda, un conflicto moral difícil de digerir.

Tal vez seria interesante revisar el método que se emplea actualmente para hacerlo un poco más flexible, al menos en casos como éste. La guerra necesita mártires, la medicina no.

Volviendo al tema en cuestión, lo que parecía preocuparle más al doctor, es la posibilidad de que una aguja produjese una infección en la médula que pudiese llegar a originar una meningitis, lo que empeoraría un cuadro clínico ya de por si no muy favorable. Bajo mi punto de vista esta es una posibilidad muy difícil, jamás he escuchado decir que sucediese nada parecido durante un tratamiento con agujas, ni a mis compañeros, ni a mis maestros, aunque "difícil" e "imposible" tampoco son sinónimos.

Aun así, puedo entender perfectamente su preocupación. Él es el responsable de todo lo que pase en su sección, y como tal, sería el responsable de cualquier complicación que pudiese derivarse de mi actuación.

Las alternativas

Cuando me preguntó si yo estaba dispuesto a asumir los riesgos, me quedé con cara de póker. Ahora mismo no me sobran 60.000 euros...

Ciertamente es un contratiempo un poco molesto, aunque tampoco es el fin del mundo. En principio hay un par de posibles soluciones:

A) Que una compañía de seguros quiera asumir los riesgos a coste 0

No soy ningún experto en marketing, aunque pienso que apoyar un estudio médico se puede enfocar fácilmente como una excelente campaña de publicidad, que en el caso de que no surja ninguna complicación, lo más seguro en este caso según mi experiencia como acupuntor, no le costaría ni un euro a la compañía.

En el caso de que algo saliese mal, cosa poco probable por lo que he visto y oído durante años de práctica, aunque no imposible ciertamente, no tengo ni idea de lo que podría llegar a costar, aunque imagino que no seria barato. Bueno, por eso lo llaman "asumir riesgos".

Si el responsable de alguna compañía de seguros esta leyendo esto, y le parece una idea interesante, le agradecería mucho que se pusiera en contacto conmigo o con el doctor González.

B) Recurrir a una pagina de crowdfunding

No tengo muy claros todos los detalles, aunque más o menos va así: Yo expongo el proyecto en internet con todo lujo de detalles, dejando claro cual es el objetivo que espero conseguir, hago un presupuesto con la cantidad necesaria y toda la gente que lo encuentre interesante y viable aporta lo que buenamente puede hasta alcanzar la cifra propuesta.

Esta posibilidad, que a mí posiblemente no se me hubiese ocurrido, fue idea de un amigo (gracias David).

Si a alguien se le ocurre cualquier otra idea, por descabellada que pueda parecer, que pudiese ser de utilidad, le agradecería muchísimo que la compartiese conmigo, acepto todo tipo de sugerencias.

Quisiera dejar claro, para que nadie se lleve a engaño o malinterprete mis palabras, que el hecho de superar el pequeño contratiempo que supone la contratación del seguro no supondría necesariamente que el estudio se pudiese llevar a cabo, la última palabra, evidentemente, la tiene el hospital. Imagino que habrá más pasos previos que superar, el más importante sin duda, convencer a los responsables del hospital que merece la pena probar algo así, cosa que de momento no he hecho.

Soy plenamente consciente de que estoy defendiendo, contra viento y marea con una fe ciega, un tratamiento de cuya eficacia no estoy absolutamente seguro, ya que para su defensa me apoyo fundamentalmente en el conocimiento de dos casos que yo no he tratado personalmente y en la certeza de su uso frecuente en China como algo totalmente normal, sin disponer del respaldo de estadísticas o datos fiables publicados por los acupuntores de aquel país, o por lo menos, yo no he sido capaz de encontrar nada. ¿Tal vez esté publicado en inglés? ¿Quizás en chino?

Se que si algún día se llegase a hacer el estudio, una vez superados los pequeños contratiempos que parece haber, existe la posibilidad de que no funcione y de que yo quede como un perfecto idiota. No me importa, puedo asumir eso tranquilamente, lo que me cuesta asumir es la idea de pasar el resto de mi vida preguntándome ¿Y si realmente funciona?

O tal vez seria mejor enfocarlo desde otro punto de vista diametralmente opuesto:

¿Hay alguien capaz de demostrar con pruebas palpables que no funciona?

Patalear esta al alcance de cualquiera, lo puede hacer hasta un niño... Si queremos que la comunidad médica nos tome en serio de una vez y se reconozca nuestro trabajo, ¿no deberíamos empezar a hacer algo serio al respecto?

Henry Ford decía:

No busque culpables, busque soluciones.
Henry Ford