Aprendizaje y desarrollo

Susana Mezquida
3 May 2018 lectura de 4 minutos
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Algunos niños con dificultades de aprendizaje tienen un perfil característico, por ejemplo suelen presentar poca coordinación y sentido del equilibrio, no les gustan los deportes entre otras cosas porque suelen ser algo torpes y no cogen muchas pelotas al vuelo ni aprenden fácilmente a montar en bici, tampoco les resulta fácil relacionarse con otros niños.

Cuando llegan a los 4, 5 años y tienen que aprender a unir letras y formar palabras muchas veces les cuesta, no son de los más rápidos con la lecto-escritura, se cansan mucho y según pasan los cursos deciden que leer "no les gusta", como si fuera como comer alcachofas.

Son niños sensibles, creativos, en primaria sobre todo lo pasan mal cuando van al cole, no es un medio en el que tengan éxito y su autoestima va disminuyendo paulatinamente a medida que avanzan en su escolaridad... los deberes interminables, la etiqueta de "vago" desde los 5 años...y ahí se instala el niño, en el vago que todos ven.

Los padres normalmente les llevan al psicólogo, logopeda... pero observan con impotencia como siguen sin relacionarse con otros niños, afrontar los problemas, no saben cómo ayudarles y muchos de estos chicos entran en una pre-adolescencia siendo el vago de clase, el payasete o el rarito.

El diagnóstico suele ser muy variado: Retraso madurativo, déficit de atención, concentración, hiperactividad, vago que podría pero no quiere...

Las técnicas de neuroestimulación

Una gran mayoría de niños, con estos y otros síntomas rodeando las dificultades de aprendizaje, que suelen ser las que dan la voz de alarma desde el centro escolar, mejoran notablemente reforzando el desarrollo de su proceso madurativo mediante estimulación motora, auditiva y visual lo que significa aumentar las conexiones neurales, las técnicas de neuroestimulación son un complemento a cualquier tratamiento que esté llevando el niño en la actualidad, no tienen efectos secundarios y dan grandes resultados según mi experiencia y la de otros profesionales.

Para empezar, habría que realizar un estudio o evaluación previa de los diferentes canales de entrada de la información tanto motriz como visual o auditiva, para ver cómo aprende el niño, cual es su estilo de aprendizaje y que canal es el que utiliza con más fuerza. Después y según es parámetro se diseñará una hoja de ruta para comenzar con la estimulación.

El cerebro del bebé es inmaduro, cada minuto en la vida de un recién nacido se generan 4,7 millones de conexiones neuronales nuevas. Este proceso se da gracias a la estimulación que el bebé recibe primero en el útero y al nacer siendo cogido, mecido, tocado...pero también a través de los movimientos que hace espontáneamente gracias a su sistema sensorial.

Es importante que el bebé pase por todas las fases del desarrollo, pues si no habrá una inmadurez neurológica. Los niños que no han pasado por todas las fases o tienen algunos reflejos primarios todavía presentes, pueden presentar inmadurez a nivel motor, emocional, y dificultades de aprendizaje, entre otras cosas.

Estudios al respecto

En la revista científica "The Lancet" podemos encontrar un artículo sobre el reflejo tónico asimétrico del cuello y las dificultades lectoras, publicado por "School of Psychology", Queen's University of Belfast, cuyas principales conclusiones son las siguientes:

Este estudio proporciona evidencias sobre el vínculo existente entre las dificultades de lectura y el control del movimiento en niños. En particular, el estudio resalta cómo el funcionamiento educacional de los niños puede estar asociado a una interferencia en el sistema de desarrollo neuronal (el sistema de reflejos primarios).

Los autores proponen en él un nuevo enfoque en el tratamiento de niños con dificultades de lectura, implicando para ello un estudio del funcionamiento neurológico y un tratamiento apropiado.