Todo lo nuevo necesariamente envejece

11 Dic 2018 lectura de 4 minutos
Todo lo nuevo necesariamente envejece

A veces leemos sentencias, sean populares o más fundamentadas, sobre las que tienes una impresión inmediata. Por tomar un ejemplo: "siempre recibes lo que cosechas".

Mi primera impresión cuando leí esta afirmación, que está basada en la ley del Talión, "ojo por ojo, diente por diente" (muy impresa en el inconsciente colectivo), fue que no era del todo cierta.

Sí, efectivamente connotaba sensación de veracidad, pero solo por lo que he comentado, la importancia de la inconsciente "Ley del talión". Mirando la historia de algunos de los que más han cosechado Amor, no puedo observar un final feliz, Cristo muerto entre terribles sufrimientos, igual que Buda o el tiro mortal que sufrió Gandhi, y un largo etc.

Tendencias sí, pero no determinantes

Sin embargo, sobre el ejemplo elegido, sí observo una estadística o probabilidad favorable, es decir, una "tendencia", a que el ambiente o lo que se recibe desde fuera, mejore.

En otros términos, no hay determinación o determinismo, no es posible hablar de absolutismo en muchas sentencias, ni tampoco la unilateralidad es posible (no todo depende de ti, otros que también actúan en el escenario intervienen, son muchas variables), y en todo caso nos queda la tendencia, esto es, influimos mucho en la respuesta del mundo a nuestra forma de proceder, pero no la determinamos, ni por asomo. Este es un aspecto que tengo muy en cuenta a la hora de percibir, sentir, pensar, concluir... La tendencia y patrón, fuera y dentro de mi, pero solo como algo probabilístico, no determinante y no unilateral, sino que la vida se sume en una constelación de causas y efectos. Tal parece el juego.

Según este criterio, hace ya bastantes años, el psicoanálisis, la meditación, el trabajo con la energía y otros, han pasado a través de mi persona, situándose con admiración en un punto medio, donde atiendo a cada constatación, pero no como un credo, justamente por mi forma de ver las cosas, en un punto medio y tendencioso. Sea como sea, debo confesar que hay excepciones, como si resultase muy difícil discutir lo absoluto de algunas ¿certezas? ¿Le llamaría axioma un matemático?

La primera vez que leí sobre budismo, tuve la impresión de ya saber que leería en el siguiente párrafo. No recuerdo haberlo vivido en ningún otro conocimiento. Todo resonaba como el golpe de un martillo en mi interior. Tuve la sensación de haberme trasladado a otro tiempo, quizás ya vivido. Y entre las lecturas, apareció la "impermanencia".

La impermanencia

Nada de lo que vemos es como lo percibimos, no tan solo en cuanto a su estructura más inmediata, que podríamos explicar por rango de frecuencia preceptiva, sino porque además, asociamos al objeto seminal producciones de la mente que no le pertenecen, solo son nuestras.

Añadimos al concepto, que el objeto solo está como lo "vemos" ahora temporalmente. Desparecerá. Igual que nuestro cuerpo y nuestra vida. Incluso el planeta tuvo un principio y se sabe que tendrá un final, donde se transformará, como nosotros.

El cambio y la conciencia son permanentes, los objetos no. No veo forma de discutir eso, no veo un punto medio, ni solo una tendencia. Me parece absoluto. La impermanencia me parece impresionantemente absoluto. Así que cuando leo a Brahma Kumaris, hablando de sus leyes eternas, como "Todo lo nuevo necesariamente envejece", claramente lo relaciono con la impermanencia, y no puedo más que tomar nota y reflexionar sobre ello.

Tomar conciencia de la impermanencia, influye en nuestra capacidad de desapegarnos del objeto, porque pierde el sentido hacerlo, y creo que eso libera de parte del sufrimiento, y puede hacernos más amorosos, compasivos y felices.