Cómo superar los complejos

Psicoadapta
26 May 2015
Cómo superar los complejos

Es raro encontrarnos con alguien que no tenga ningún complejo. Por norma general, aunque unos más que otros, todos tenemos complejos que nos llevan a desarrollar ideas limitantes que terminan perturbando, de una u otra manera, nuestro comportamiento.

Son muchos y de distinto tipo los complejos existentes, pero todos generan consecuencias muy similares en las personas. Generalmente, los complejos surgen en la infancia, se afianzan en la adolescencia y, si no se superan, perduran hasta la edad adulta.

El sentimiento de inferioridad, así como la amargura, la incomodidad, las inseguridades y los problemas de autoestima son solo algunos de los rasgos que definen a las personas con complejos. Así mismo, otras generan actitudes defensivas, se vuelven muy sensibles y susceptibles y en ocasiones, sus comportamientos, pueden parecer despectivos, insolentes e incluso altivos.

Pueden vivir en una aparentemente normalidad hasta que surgen determinadas circunstancias, que son el detonante para la manifestación de los complejos. Sirva de ejemplo la llegada del buen tiempo para aquellas personas acomplejadas físicamente. El cambio de armario, llevar ropa más ligera y que muestre más partes de su cuerpo, supone que algo que llevan arrastrando durante todo el año (en ocasiones toda la vida), en este momento, la persona desarrolle una sintomatología ansiosa, con rasgos depresivos y de angustia, pues debe exponer aquello que le acompleja.

A este complejo se le puede añadir otro de carácter psicológico, también bastante frecuente. Cuando una persona no se siente bien a nivel físico o psicológico es lógico pensar que además se pueda sentir inferior a los demás, con autoestima baja, con sentimientos de rechazo hacia su persona, conductas evitativas, etc.

Cómo superar un complejo

Aprender a aceptarnos tal y como somos es la clave para encontrarnos bien con nuestra persona, pero esto no es fácil. Evidentemente, cuando un complejo invade la vida de alguien hasta tal punto que le influye no solo a nivel personal, sino familiar, social, laboral, etc. el afectado debe plantearse recibir ayuda. Limitar tu vida por un complejo supone un gran error pues existen medios que te permitirán, si no es posible el cambio de aquello que te acompleja, la aceptación del mismo a través de distintos recursos.

Debemos partir de la base de que, en la gran mayoría de los casos, un complejo es producto de un pensamiento negativo e irracional que genera nuestra mente al percibir diferencias con los otros y al que le damos un valor sobredimensionado generando consecuentemente un gran malestar en la persona.

Por norma general, los complejos se perciben de manera exagerada y se le da una importancia superior a lo que en la realidad tienen, y este puede ser un buen punto de partida para empezar a trabajar, reestructurando así las ideas irracionales relacionadas con ello.

Evaluar el ambiente familiar y la importancia que el sujeto da a las normas que marca la sociedad (tales como pautas de belleza, ...), son otro foco importante de trabajo para la generación de nuevos pensamientos más positivos.

Superando los complejos - marcarse metas alcanzables

Trabajar para que la persona sea capaz de marcarse metas accesibles y realistas, compatibles con lo que cada uno posee, y potenciar sus aspectos positivos, supondrá un acercamiento hacia la realidad en la que determinados complejos producto de exigencias irracionales, y en ocasiones imposibles de conseguir, serán tratadas de otra manera. Es fundamental no generar ideas obsesivas, inalcanzables y carentes de sentido.