A menudo, tendemos a considerar como "la verdad" lo que observamos sobre un evento específico y lo etiquetamos como la realidad. Sin embargo, pasamos por alto el hecho de que nuestra percepción está restringida por filtros mentales que moldean nuestra forma de entender el mundo y a nosotros mismos.
Si tienes ansiedad social, quizá te sientas identificado con esta situación. Estás a punto de hacer cola en el supermercado, pero de repente tienes que irte corriendo porque sientes que el corazón te palpita fuertemente y un sudor empieza a cubrirte la frente y las manos. Probablemente, piensas que la persona que atiende te ha mirado mal porque llevas el pelo un tanto despeinado, incluso lo ha comentado en voz baja con una clienta de confianza. Ante estos pensamientos, sientes una espantosa sensación de ridículo.
La acupuntura, una antigua práctica de la medicina china, ha emergido como una terapia complementaria en el tratamiento de pacientes oncológicos.
Aunque la oncología moderna se centra principalmente en tratamientos convencionales como la quimioterapia y la radioterapia, la acupuntura ha ganado reconocimiento por sus posibles beneficios en el manejo de síntomas relacionados con el cáncer y los efectos secundarios de los tratamientos convencionales.
Son celos cierto temor, un temor tan delgado y tan sutil, que si no fuera tan vil pudiera llamarse amor.
Lope de Vega.
Con esta frase me gusta centrar el inicio de este artículo sobre los pensamientos obsesivos y los celos.
Definamos primero que es un pensamiento obsesivo o una obsesión.
Las obsesiones pueden afectar a fenómenos internos como pensamientos, fantasías, recuerdos o sensaciones. La persona obsesiva suele experimentar un enorme temor, excesivo e irracional frente a pensamientos o situaciones que en sí mismos no suelen ser tan peligrosos como para provocar una respuesta tan extrema.
El sólo pensamiento, acerca del estímulo que produce la obsesión, puede desencadenar una respuesta inmediata de ansiedad que puede manifestarse con taquicardia, sudoración, parálisis, temblores, sensación de ahogo.
Tan sólo con que la persona lo imagine o piense que va a tener que enfrentarse a él, se comienzan a manifestar los síntomas. Si, por ejemplo, una persona que ha pasado largos períodos de crisis por los pensamientos obsesivos, tanto por temas personales como familiares, con la sola idea que tendrá que acudir a una situación que le recuerdan estas situaciones de crisis, en pocos días antes ya comenzará a sentirse activada su ansiedad y su obsesión.