TEMA: Ansiedad, depresión y trabajo

Hola. Supongo que muchos de vosotros ya sois conscientes de esta problemática pero lo cierto es que la ansiedad, la depresión, y los psicofármacos asociados a estos problemas psicológicos, empiezan a ser indisociables de una gran cantidad de trabajos.

Hay numerosos estudios e indicadores estadísticos para reflexionar, pero recientemente me ha llamado mucho la atención un estudio en el que comparaban diversas condiciones e indicadores de salud bajo la circunstancia de tener trabajo, tener un trabajo precario o no tener trabajo. Pues la sorpresa, aunque desde luego no tanta para mí, es que tener un trabajo precario, o mejor dicho, sobre el que apenas tienes control, es peor que encontrarte en una situación de desempleo. Desde que empezó esta eterna crisis en la que ya vivimos de forma normalizada se ha puesto mucho énfasis en la situación de las personas en situación de desempleo de larga duración, mientras se iban introduciendo toda una serie de reformas y recortes que han empeorado las condiciones laborales de muchas personas, que aún teniendo trabajo, se encuentran ahora en una especie de régimen de semiesclavitud teniendo que recurrir muchas veces a todo tipo de fármacos para dolores musculares y esqueléticos, así como trastornos psicológicos.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26419739


Como psicólogo he tenido ya en consulta a varias personas que más que padecer un problema psicológico tenían simplemente trabajos inhumanos que no solo no dejaban apenas espacio para su vida personal, sino que además sobrepasan muchas veces lo humanamente aceptable, en teoría, para el siglo XXI en cuestión de condiciones de trabajo.

Creo que, en combinación con toda esta problemática, ha coincidido también la creencia muy arraigada de que controlamos, o mejor dicho, que tenemos mucho margen de control sobre nuestras vidas. De ahí que algunas de las diferentes generaciones que están padeciendo los peores estragos de la crisis, estén sufriendo más que otras, puesto que se les ha preparado para otro tipo de escenario muy diferente del que finalmente estamos viviendo.

Dejo otro par de enlaces a un par de noticias también sobre el tema:

El 71% de las camareras de hotel tienen que medicarse para poder trabajar:

http://www.cerodosbe.com/es/alojamiento/las-camareras-de-piso-tienen-que-medicarse-para-trabajar_18476_102.html

Impacto de la precariedad laboral en la salud de las personas jóvenes:

http://sespas.elsevier.es/articulos/impacto-de-la-precariedad-laboral-en-la-salud-de-las-personas-jovenes/

Qué pensáis?

Saludos.

Solamente puedo decir que mi ex pareja era una persona maravillosa y tras ocho meses trabajando en un bar (cuyo dueño distaba de administrar bien el negocio y tratar a los trabajadores como se merecen) ha acabado con un trastorno de ansiedad bastante serio. Hasta donde sé, no se lo está tratando, y los médicos a los que ve le echan la culpa a unas supuestas migrañas...

Yo en su día le sugerí ver al psiquiatra por si era algo como lo que cuentas, Iñaki. Pero no tengo ni idea de si lo ha hecho o no. Los efectos de aguantar allí ya los he dicho: ahora es mi ex, y no porque yo quiera sino porque cambió tanto estando en ese trabajo que se volvió tóxica y abusiva conmigo. Tuve que poner distancia y quién sabe si eso le haga reaccionar y buscar ayuda, independientemente de lo que sea de nosotros.

Muchos trabajos hoy en día en el sector servicios te intentan hacer comulgar con ruedas de molino. Algunos hosteleros te dicen sin rastro de vergüenza que la jornada laboral completa en hostelería llega a las 60 horas semanales, a contratarte por media jornada (20 a la semana) y a obligarte a ir a diario sin darte día libre si les da la gana tener el bar abierto los siete días de la semana.

Cuando no es ese, el lío está en que te quieren meter como becario, en formación o en prácticas. O tenerte en negro y sin darte de alta. Toda esa precariedad pasa factura, obviamente. Sobre todo porque no suele computar como experiencia laboral en firme y no suele haber cartas de recomendación, ni acreditación de ninguna clase. Te dejan literalmente con el culo al aire. Y da igual la edad, la experiencia previa o la formación... Si no te gusta se buscarán alguien que trague (que siempre los hay, por la necesidad).

Un tema espinoso y muy relevante hoy en día. Es lo que va a llenar más consultorios, me temo, en lo que resta de década y en la próxima.

Abrazos familia.

El tener un trabajo precario trabajando un montón de horas no es ninguna novedad ya que cuando yo era pequeña tanto mi padre como los padres de mis amigos la mayoría trabajaban en dos sitios para llegar a fin de mes y no se deprimían. ¿Es que ahora somos más sensibles que antes? ¿o antes la gente disimulaba mejor?

Por otro lado, como pasa con la "ex" de Sergio, he conocido gente con trabajos precarios pero que no hacen nada por mejorar, se conforman quejándose y no buscan otra alternativa con la excusa de que todo está muy mal. Y afortunadamente también he conocido más casos de gente que han aprovechado la situación para dejar ese trabajo que les hace sufrir y reinventarse, trabajando ahora en algo que les hace felices.

Un abrazo

Lo peor que yo he visto no es quien se queja y no hace nada por resolver... Sino quien te busca y descarga sobre ti su problema, te pide ayuda y la recibe, y luego rechaza las soluciones que van apareciendo (ya sea porque tú desde tu perspectiva ves opciones que la otra persona no, o porque sugieres hacer cosas por ver avances pequeños pero tangibles) y sabotea la salida que se va generando.

Ya sea por incredulidad, por impaciencia, por complacencia en el propio sufrimiento o por lo que sea. Esta gente que al parecer se nutre del drama es lo que me rompe las entrañas a mí.

Y sí, es posible que ahora mismo tengamos la piel de papel y seamos mucho más sensibles a la precariedad y la inseguridad. Probablemente gracias a la bonanza que hemos conocido y a una falta de ascetismo. Quién sabe. Es algo interesante de considerar.

Abrazos, familia.

Parece Sergio que lo que llevas mal es la falta de madurez en los demás, y las resistencias para asumir esas cosas que te intentan colar a ti, a pesar de tus esfuerzos para que las asuma el otro. Y haces bien.

Vuestros comentarios me han recordado un fenómeno interesante que ocurrió en la Guerra de Corea en los campos de prisioneros con los soldados americanos. Ya terminada la guerra le encargaron a un general cuyo nombre no recuerdo que realizara un estudio, porque al parecer los campos de prisioneros con soldados americanos habían tenido muchas más bajas en sus filas que el resto de ejércitos en otros campos de prisioneros en otras guerras, sin ser especialmente terribles. La conclusión fue similar a lo que apuntáis y es que los años previos a aquella guerra, fueron años de un gran crecimiento y desarrollo económico en los Estados Unidos, ya bien pasada la segunda guerra mundial. Nadie preveía lo que sucedería después, y en lugar de lo que hubo se esperaba bienestar y prosperidad durante un largo periodo. Además los americanos eran la nación más de moda que nunca, los vencedores y salvadores, su american way of life, el cine, la publicidad de coca cola con esas madres rubias, grandes, espectaculares... no estaban preparados para sufrir de nuevo, aunque suene fácil decirlo. ¿Por qué habrían de estarlo?

El caso es que en aquellos campos de concentración entre las filas americanas se vieron casos sorprendentes: soldados deprimidos, que se mojaban las ropas con lluvia y no se las cambiaban, cogiendo enfermedades, o se hacían heridas y no las curaban bien, algunos soldados, los más débiles o enfermos, incluso eran excluidos por el propio grupo y acaban muriendo...

Les faltaban habilidades básicas de auto-cuidado, cooperación, apoyo mutuo, espíritu de supervivencia, sobreponerse a la adversidad....

Lo llamaron algo así como "abandonitis".

Los esquemas mentales y los principios que servían antes del comienzo de la crisis que vivimos, ya no sirven para las generaciones que tendrán vivir el presente y futuro próximo.

Creo que sólo podrá hacerse desde crisis personales en adultos, que lleven a buscar cambios y nuevas salidas, en sí mismos también, y seguramente nuevas actitudes de los padres a la hora de educar (la escuela tardará aún demasiado en adaptarse).

Y seguramente obligará a madurar y hacerse persona más temprano que antes (tal vez cuando verdaderamente toca).


Saludos.

Iñaki López

Iñaki me encanta leerte.

Enviado desde mi WIAM #71 mediante Tapatalk

Me parece muy interesante los puntos de vista que exponéis y seguramente hay algo de cierto en la "blanditis " que se estaba generando en nuestra sociedad.
Pero eso no quita que el estar trabajando en unas condiciones abusivas, en las que la persona realmente se siente explotada y maltratada con el argumento de "si no te interesa puedes irte que hay un montón esperando en la puerta" socaba la autoestima de cualquiera.
Aunque también estoy de acuerdo en que en la vida todo son oportunidades de aprendizaje, y que cuando alguien se encuentra en una situación así, por supuesto debe buscar la lección que subyace y encontrar una solución constructiva que le permita evolucionar favorablemente.
Yo he trabajado con personas así, que finalmente han aprendido a hacerse respetar y han conseguido mejoras en el propio trabajo, o bien un trabajo nuevo con mejores condiciones.
De acuerdo con Sergio en que el victimismo es la peor de las enfermedades y hay que mantenerse lo más alejado posible de él¡

Pilar Ramírez escribió: Gracias Pilar!

Gracias a todos por vuestras aportaciones en este tema.

Aunque sea un poco desviarme del tema inicial, y viendo el lapsus o confusión con el término que ha tenido Olga, me gustaría dar algunos datos para enfocar de nuevo la situación real actual. Entre abandonitis y blanditis hay una diferencia sutil pero importante. Me quedé un poco con ganas cuando Susana habló de situaciones que ella sabe que han vivido sus tíos y padres, haciendo ver que ellos habían vivido tiempos duros también. No digo que no lo fueran, pero creo que puede que los presentes lo sean incluso más, y veréis por qué.

El retroceso de España es impresionante. Y saco tres cifras para ilustrarlo, que además tengo frescas otro lado:

Año 1975, muerte de Franco, octava potencia económica mundial; ahora, año 2016, la número catorce.

Otra. De nuevo, año 1975, renta per cápita española, era de un 82% con respecto a los nueve países de la entonces comunidad económica europea (hoy los nueve más importantes de la Unión Europea). 40 años después la renta per capita con respecto a estos países es del 72%. Y desgraciadamente no se trata sólo de que nos hemos empobrecido, sino que además ese poder adquisitivo es todavía más bajo, en torno a un 30% menos. En el año 75, una familia podía pagar una vivienda, educar a sus hijos, y sobre todo, sabían que sus hijos iban a vivir mejor que ellos. Ellos habían vivido mejor que sus padres, y sus padres mejor que sus abuelos. Hoy, nada que ver, con uno de cada dos jóvenes sin trabajo.

Otro más. Irlanda. La renta per cápita de Irlanda era exactamente la misma en 1975 que la española: 10.000 dólares. En la actualidad la renta per cápita irlandesa es un 40% más alta que la española.

Y un último dato, desde 1975 a la actualidad España ha pasado de un peso del sector industrial sobre el PIB del 36%, como tenía Corea del Sur, a un 14%.

No es sólo que la situación sea peor, es que no tiene ninguna pinta de que vaya a cambiar en mucho tiempo, si es que no empeora con la burbuja de deuda que se está generando.

Para mí, en el presente y futuro próximos será importante, más que ser duro, y aguantar, ser capaz de cuestionarse situaciones y buscar salidas por uno mismo (o conjuntamente con otros).

Saludos.

Iñaki López

Muy interesantes tus aportaciones Iñaki aunque no comparto ese futuro tan negro. No sé qué edad tienes tú (yo 50) pero la realidad cuando yo era pequeña veíamos el futuro más negro dado que el presente era duro. Fíjate que pensaba que me iba a morir sin montar en avión ya que era un super-lujo que sólo unos privilegiados podían, llevábamos años y años la misma ropa, como te decía la mayoría de los padres trabajaban en dos sitios...

En mi realidad actual yo veo más fácil salir adelante y he conocido en estos años de crisis un montón de gente que la han aprovechado para reinventarse y hacer lo que verdaderamente les hace felices.

En cuanto al estrés laboral pienso que en España en general nos organizamos mal. Los horarios que tenemos de trabajar hasta las 19, 20 e incluso 21:00 hrs no son normales. He trabajado en 2 multinacionales y en otros países comienzan pronto y salen pronto porque "hay vida después del trabajo". En alguna ocasión he llamado a la sede de Alemania o de Estados Unidos a las 17:10 con una urgencia y literalmente me han dicho "Lo siento, ya hemos cerrado, son las 17:10".

Pero aquí parece que la vida está en la empresa y eso es lo que da estrés. Hay directivos que entran tranquilamente a las 10:00 o más tarde, pierden 3 horas en comer, y justo a la hora de salir los empleados (6 o 7 de la tarde) es cuando se les ocurre que hay que ponerse a trabajar. Y está mal visto que el empleado coja y se vaya a su hora después de haber trabajado sus 8 horas (o más)

Un abrazo