¿Por qué estamos en crisis? - 2ª parte

Olga Valencia
24 Mar 2016
¿Por qué estamos en crisis? - 2ª parte

Tras escribir el primer artículo me llegó la pregunta de un lector de por qué hay personas que prefieren quedarse en la oscuridad si realmente es mucho más gratificante situarse en la luz. Esa es una pregunta que yo me he hecho siempre y he considerado que merecía la pena compartir la respuesta con todos aquellos a quienes les interese.

En primer lugar, situarse en la luz implica un acto de responsabilidad, una decisión profundamente personal, y realmente hay personas que ni siquiera se lo plantean, de hecho, la mayoría. Es una cuestión de educación, de influencia social. La mayoría de los niños nacen en familias donde cada uno de sus miembros se considera VÍCTIMA de la vida, de las circunstancias, de la mala suerte..., y están convencidos de que no se puede hacer nada por cambiar las situaciones y se dejan llevar por los sentimientos más primitivos e instintivos. Es el nivel más básico de funcionamiento, digamos que el más "animal"; uno simplemente reacciona, y no se plantea ni el cómo ni el porqué ni si podría ser de otra forma..., y así va pasando la vida y va sintiéndose cada vez más desgraciado y con mucha probabilidad acabará generando algún tipo de enfermedad, que no será más que la expresión de su malestar interno.

Es el tipo de sociedad que hemos creado, donde se da prioridad al trabajo, al dinero, a lo que "se ve", y se tiene absolutamente olvidada la parte espiritual del ser humano. Ni siquiera las personas que son religiosas se escapan de este modelo, porque aprenden que existe un dios todopoderoso que es el responsable de todo y que no tienen más opción que asumir su voluntad. Muchas veces estas personas asumen unas normas éticas que pretenden dar luz a su vida, pero lo hacen de una manera rígida y poco consciente de su verdad interior y aún acaba siendo contraproducente (curas pederastas,por ejemplo).

Sin embargo, las cosas están cambiando; la nueva era está trayendo un cambio de conciencia y hay un número creciente de personas que realmente se interesan por funcionar en un nivel más elevado de conciencia y toman la decisión de situarse en la luz, pero a pesar de ello, no lo consiguen. ¿Por qué?

Porque el individuo acumula aprendizajes de manera continua. Estos aprendizajes pueden ser:

  • Conscientes, esto es, que se da cuenta de que lo tiene y puede controlarlo. Pero a veces no es tan fácil. Por ejemplo,yo puedo decidir pensar que soy una persona valiosa y que merezco lo mejor, aunque recuerde perfectamente que mis educadores siempre me repitieron que era inútil y no servia para nada; ese recuerdo es consciente, por tanto puedo decidir cambiar la programación; lo intento, pero no puedo ¿por qué? Porque esa experiencia lleva asociados una serie de sentimientos que a nivel energético están grabados y completamente vivos en el presente, por ejemplo, es posible que guarde rencor a las personas que me hablaron de esa manera... Pues bien, mientras no "limpie" ese sentimiento no voy a poder cambiar auténticamente mi creencia sobre mí mismo.
  • Inconscientes, esto es, que el individuo no se da cuenta de que los lleva y por tanto no los controla.

Dentro de este grupo se encuentran los aprendizajes que vamos recibiendo desde el momento del nacimiento a través de las experiencias, la educación, las actitudes de los padres y de los educadores en general. Son programaciones que se han ido creando de manera mucho más sutil que las del apartado anterior y por eso no nos damos cuenta de que están ahí, y también puede ser que hayan sido de naturaleza tan traumática que hayamos decidido expulsarlas de la mente consciente para no sufrir.

El segundo tipo de aprendizajes inconscientes son los que provienen de nuestras vidas pasadas. Todos los acontecimientos pasados generan una energía que se graba en nuestra memoria celular y que actúan con la misma fuerza que los acontecimientos presentes.

Si el primer grupo de aprendizajes (los conscientes) ya son difíciles de controlar, mucho más los segundos y todavía más los terceros. Pero no imposible.

La voluntad de cambio personal si tiene la suficiente fuerza abre la puerta que permitirá el lento pero agradecido camino del autoconocimiento y con ello del cambio. Es en este proceso que cobran su máximo sentido las terapias como forma de ayuda para facilitarlo, pero eso ya es otra historia...