Educación del hábitat

Marien Carrión Codoñer
27 Jul 2018 lectura de 4 minutos
Educación del hábitat

Educarnos sobre las consecuencias de un inadecuado entorno habitado, o  saber de las cosas que nos están afectando en el lugar donde vivimos o trabajamos, nos es prioritario, ya que nos encontramos en una época en la que estamos sufriendo alteraciones a nivel climático, junto con un  exceso de contaminación electromagnética de todos los aparatos que nos rodean, además de los cambios que está teniendo nuestro planeta. Por lo tanto, es acuciante discernir entre las cosas que deterioran nuestra calidad de vida, frente a las que preservan un modo de vivir sano.

Podemos creer que cobijándonos en nuestra casita, ya estamos a salvo de cualquier cosa que pase en el exterior. Es mi labor, comunicar y orientar a la sociedad de todo aquello que están incidiendo en nosotros, cada vez que entramos a nuestra vivienda o en el lugar donde trabajamos.

Yo misma he sido la sorprendida y a la vez, maravillada, cuando descubro, con cada terapia de una casa, cosas nuevas que inciden en ese lugar, constatando que conformamos una unidad, de manera que el vórtice de acción de algo aparentemente minúsculo, produce una resonancia tremenda en nosotros.

Conforme han ido evolucionando los medios para detectar las minúsculas partículas que nos causan enfermedades, ha sido entonces, cuando se ha podido paliar sus consecuencias.

De manera, que dependiendo del nivel de información al que se accede, se amplía el ámbito de conocimiento sobre el tema a tratar. Es por ello, que me gustaría ir sensibilizando a los lectores, a través de la información que he ido extrayendo con la práctica de la Terapia Ambiental, a que conozcan las cosas que pueden ser perjudiciales a su salud y cuáles pueden ser beneficiosas.

La calidad energético ambiental de mi casa, o del lugar donde trabajo, es muy importante, porque existen un sinfín de cosas, grabadas allí y producen una serie de consecuencias en la calidad de nuestro trabajo, o distorsionando nuestras relaciones personales. Cuestionarnos sobre ello, es un gran paso. Arreglarlo, un logro.

Educar nuestro sentidos para poder alcanzar una calidad energético-ambiental en nuestras casas y lugares de trabajo, nos es prioritario, pero requisito imprescindible para ello, es tener un estado de apertura mental y de predisposición interna, que nos llevará a no rechazar la información de cosas, que jamás, hemos oído y a la vez, estar dispuestos a verificar hechos. También puede resultar divertido, por tratarse de una experiencia inusual.

Yo os apoyo a replantearos, a cuestionaros, a preguntar, a dejaros sentir por el entorno, para que de esta manera, nuestros sentidos puedan sentir la diferencia de cómo me siento en mi casa, a cómo estoy en la del vecino. O cuando me sitúo en un enclave determinado, (lugares históricos, enclaves que visito como museos, monasterios, edificios de actividad bélica… etc. Podré notar sensaciones diferentes en mi cuerpo, o la actividad mental cambiará, será distinta en un sitio o en otro, o tal vez, mis emociones se vuelvan virulentas, tras entrar a uno de estos sitios.

La educación del hábitat tan sólo intenta demostrar que el eco sistema que se forma dentro y fuera de nuestra casa, produce un efecto en nuestra salud mental, física y emocional. Saber de ello, nos puede llevar a discernir entre las secuelas que puede tener vivir en un sitio o en otro. Trabajar en tal habitación de la casa, o en un despacho alquilado.

Educarnos es adquirir cultura sobre un tema y para conseguirlo, hay que obtener información para ello. Ante lo cuál, también iré comunicando, cómo somos seducidos por los efluvios de los elementos decorativos, nos iremos adentrando en el mensaje que nos ofrece la decoración de tu casa, una forma de autoconocimiento personal. Tu casa habla de ti.

Si deseas adentrarte en el apasionante mundo del hábitat, cada lugar habitado guarda un secreto, descubrirlos te lleva a conocerte mejor, yo os adentraré en los rescoldos del pasado y en las brasas del ahora, que conforman tu hogar.