Nutriterapia en el Daño Cerebral Adquirido (DCA)

Esther Deltor Campà
30 Dic 2018 lectura de 4 minutos
Nutriterapia en el Daño Cerebral Adquirido (DCA)

Se define como Daño Cerebral Adquirido (DCA) aquella lesión, que aparece de forma espontánea en la vida de una persona y que tiene repercusión sobre las estructuras cerebrales.

El DCA puede tener una causa vascular/interna o una causa traumática/externa. El daño cerebral por causa vascular es secundario a los accidentes cerebrovasculares (ACV) o ictus y el daño cerebral por causa traumática es secundario a los traumatismos craneoencefálicos (TCE).

En ambos grupos encontramos un proceso inflamatorio activo y generalmente descontrolado en la zona lesionada, que dificulta la normal recuperación del tejido cerebral. A largo plazo, en función de la zona afectada, aparecerán problemas en la cognición y la comunicación, problemas de control motor, problemas en las emociones y en la personalidad, problemas en el nivel de alerta y en las actividades básicas de la vida diaria o problemas en la recepción de la información.

Entendemos que la inflamación, es un proceso estructurado en el que intervienen numerosos grupos celulares y que tiene como objetivos: la protección el tejido dañado y posteriormente la regeneración del mismo. (Serhan, 2004) Cuando un tejido sufre una lesión, sus células se ven estructuralmente dañadas y su caparazón o membrana desprende los ácidos grasos que contiene, principalmente omega-6 y omega-3.

Los omega-6 desprendidos entran en contacto con factores enzimáticos y producen las famosas prostaglandinas, promotoras del dolor y la inflamación, a largo plazo la producción de estas prostaglandinas activa las vías de regeneración del organismo. Por otro lado los omega-3 (DHA y EPA) desprendidos, también entran en contacto con los factores enzimáticos y producen sustancias que activan las vías de regeneración del organismo (resolvinas y protectinas).

Si frente a cualquier lesión, el organismo tiene una elevada cantidad de omega-6 y muy poca cantidad de omega-3, se activarán de forma inmediata las vías de inflamación, pero los tejidos tardarán más tiempo en regenerarse; en cambio si frente a cualquier lesión, hay una cantidad importante de omega-3, una vez activada una respuesta inflamatoria controlada, el organismo tendrá las herramientas necesarias para activar los grupos celulares regeneradores del organismo.

Por lo tanto, si nosotros queremos mantener una respuesta inflamatoria saludable y controlada en nuestro organismo, y que éste tenga las herramientas necesarias para la regeneración del tejido dañado, deberemos consumir con moderación los alimentos que contengan omega-6 y deberemos promocionar la ingesta de aquellos alimentos que son ricos en omega-3.

Características de la alimentación

Alimentos NO recomendados

  • Azúcares y edulcorantes, y todos aquellos alimentos que los contengan: pastelería, bollería, dulces, etc.
  • Los lácteos (pplm. derivados de la vaca): leche, yogures y quesos.
  • Todos los alimentos fritos (aceite sometido a temperatura elevada).
  • Las margarinas y mantequillas.
  • Las carnes y derivados con elevado contenido graso (ácidos grasos saturados), como el cerdo, cordero y embutidos.
  • El café y el alcohol.

Alimentos recomendados

  • Incorporar aceite de oliva virgen extra.
  • Incorporar bebida de avena, arroz, almendra o soja. Consumo de carne magra (pollo, pavo y conejo) 2-3 veces por semana; y carne semimagra (ternera) 1 vez por semana.
  • Consumo de pescado blanco y pescado azul.

Se recomienda que el consumo de pescado y proteína vegetal sea superior al consumo de carne.

  • Proteínas vegetales: legumbres (lentejas, garbanzos, judía blanca, azukis, judía Mungo (soja verde) y frutos secos (nueces, pipas de girasol, pipas de calabaza; no cacahuetes).
  • Las verduras y frutas de temporada.
    • Promocionar: ajos, cebollas, coliflores, coles, brécol, brócolis, puerros, pimientos, verdes, remolachas rojas y zanahorias.
    • Depurativos del hígado: alcachofas, rábanos, espárragos verdes, endivias y rúcula.
    • En especial limón, granada, pera y uva.
  • Incorporar como edulcorante natural estevia (Stevia Rebaudiana).
  • Incorporar cereales de composición integral: avena, kamut, espelta, cebada, centeno, mijo, quinoa, cuscús, alforfón (trigo sarraceno), arroz integral, arroz rojo, arroz salvaje, polenta (sémola de maíz), udon/genmai udon (spaghetti de trigo sarraceno/arroz integral).
  • Las semillas: de sésamo, chía, amapola, lino/linaza. Puede espolvorearlas en zumos, yogures, ensaladas, verduras, cremas y purés. El polen, cacao (>85%).
  • TÉ remineralizante (tés de tres años: kukicha, bancha).

Si mantenemos una alimentación rica en omega-3, nuestra respuesta inflamatoria estará controlada y será una respuesta "saludable" que favorecerá la regeneración del tejido lesionado.