La vía taumatúrgica

Miquel Angel Guerau
5 Ene 2014
La vía taumatúrgica

El hermetismo es la principal corriente de pensamiento de la tradición occidental. Nacido en el antiguo Egipto, su difusión dio comienzo a raíz del contacto con la civilización griega.

La medicina hermética es la continuación de las enseñanzas terapéuticas impartidas en las casas de la vida de los templos egipcios.

Vehiculado por distintas corrientes gnósticas, por los pitagóricos y por algunos filósofos griegos, romanos y árabes, el hermetismo alcanzó su expresión plena en la tradición alquímica, para enriquecerse luego considerablemente con el pensamiento cabalístico que se desarrolló durante el siglo xii en el sur de Francia y, posteriormente, en toda Europa y que tuvo especial incidencia en Alemania y España. Tras conocer un auge sin precedentes durante el Renacimiento italiano, en la Florencia de los siglos xv a xviii, acabó por afianzarse a través del ocultismo moderno ya en los siglos XIX y XX.

El hermetismo es, ante todo, una corriente de pensamiento que a lo largo de la historia ha aglutinado a personas caracterizadas por la independencia de espíritu frente a los dogmas religiosos y las sociedades iniciáticas establecidas, y por una espiritualidad libre y basada en la autosuperación, abierta a una visión sincrética de las diferentes vías de realización.

La medicina hermética

La medicina hermética representa la continuación de las enseñanzas terapéuticas impartidas en las casas de la vida de los templos egipcios y, más tarde, en las escuelas de misterios grecoegipcias. Notablemente enriquecido y transformado con los siglos, este método terapéutico se mantiene aún hoy ligado a sus orígenes por una constante invariable: el pensamiento hermético.

El hermetismo, único en su género, es una metodología basada en el desarrollo de los sentidos sutiles, un acercamiento a la «Verdad universal» que tiende un puente entre todas las tradiciones y que incluso llega a converger con la ciencia moderna en sus planteamientos más audaces, sobre todo en lo relativo a la física cuántica y la investigación genética.

Presente a lo largo de toda la historia de la humanidad, el pensamiento hermético ha sabido adoptar formas distintas, más o menos visibles según el momento. Su manifestación más conocida fueron las enseñanzas del célebre Paracelso, médico alquimista suizo que vivió en el siglo xvi y que fue el inventor de la espagírica. Su visión, aunque fundamental en la medicina hermética, no representa, sin embargo, más que uno de sus aspectos, concretamente el referido a la fabricación de esencias terapéuticas según las leyes de una de las vías de la alquimia.

Aún hoy, los escasos centros que imparten enseñanzas de medicina alquímica en el mundo toman exclusivamente sus trabajos como gran referente teórico y siguen, por tanto, el método espagírico, basado en la formulación de elixires curativos.

La medicina hermética, no obstante, se caracteriza por una riqueza mucho mayor, puesto que auna un conocimiento profundo del universo y de los mundos interiores con la práctica asidua de técnicas terapéuticas operatorias. El uso de elixires u otras sustancias herméticas tanto en las vías interiores como en aplicaciones externas se convierte así en un complemento del tratamiento curativo y no en el único agente terapéutico.

La medicina hermética emana de una concepción antropomórfica y espiritual del ser humano, que, a pesar de no ser el centro del universo, ocupa un lugar destacado en la escala jerárquica de las fuerzas de la Creación. Esta visión terapéutica se halla presidida por la ley de la analogía: según este principio, el universo entero se refleja en el hombre, formando un todo sutil y energético que está presente en la más mínima porción de su ser y que llega incluso hasta su identidad cromosómica.

En el pensamiento hermético, el universo es un todo coherente en el que cada partícula de vida se halla estrechamente relacionada con las demás, dado que actúa como un eslabón de una gran cadena y no como una entidad independiente y desligada del resto. Este todo se alimenta constantemente de corrientes energéticas invisibles.

La enfermedad surge como una ruptura del equilibrio en esta organización sutil del ser.

La taumaturgia

La visión hermética está lejos de ser un simple planteamiento intelectual, y es que, ante todo, obliga al individuo a transformarse, a modificar sus percepciones y a desarrollar su intuición y sus sensaciones. El terapeuta centra sus esfuerzos en sacar de él al Hermes filosófico, esto es, la Luz Interiorque precede al despertar de los sentidos sutiles.

El terapeuta hermético se convierte así en un instrumento al servicio del equilibrio. Por ello, tan solo puede lograr una curación del individuo si esta se inscribe en el ciclo natural de la evolución, dado que sus intervenciones están siempre en perfecta sintonía con las leyes de la Creación. Y como el ser humano es un universo en miniatura, el terapeuta realiza una obra verdaderamente divina restableciendo la armonía en su caos interior.

Las enseñanzas taumatúrgicas o crisoterapia, son una vía de aprendizaje espiritual y de desarrollo personal basada en la transmisión iniciática de la medicina hermética. Desde hace ocho años, el centro de enseñanza Chrysopea ofrece un currículo académico completo de medicina hermética que tiene como principales ejes temáticos la liberación del ser, el desarrollo de las percepciones sutiles, la adquisición de conocimientos iniciáticos y prácticas taumatúrgicas y la comprensión de las vías alquímicas interiores.

Esta propuesta formativa ha sido especialmente concebida para personas que deseen adquirir conocimientos terapéuticos (ya sea con fines profesionales o a título personal), y también para todos aquellos que estén interesados en emprender un camino de evolución espiritual y de liberación.

Los perfumes, las esencias y los aceites taumatúrgicos

La gama de perfumes, elixires y aceites taumatúrgicos Chrysopea es fruto de la labor conjunta desarrollada por el centro de enseñanza de crisoterapia y el laboratorio de investigación de alquimia experimental. Desde 1995, el Instituto Chrysopea propone un enfoque taumatúrgico singular a todos los interesados y el laboratorio produce unas esencias que son auténticas herramientas alquímicas de regeneración, liberación y evolución del ser.

Los perfumes taumatúrgicos, elaborados a partir de esencias fluídicas alquímicas y fragancias naturales, actúan en el aura del individuo como verdaderos transformadores y reguladores de la personalidad, modificando de una forma duradera las distorsiones internas del ser.

Los aceites tratantes, por su parte, funcionan como condensadores de la energía vital y han sido especialmente desarrollados para ejercer una acción terapéutica profunda y de larga duración. Así, actúan muy particularmente sobre los bloqueos y las cristalizaciones energéticas que se producen en el cuerpo, así como sobre las memorias anteriores y los vectores de las inhibiciones. Los elixires, finalmente, son quintaesencias alquímicas de regeneración y evolución que ejercen un efecto beneficioso en todos los planos.