Algo emocionante

11 Dic 2018 lectura de 3 minutos
Algo emocionante

Días atrás un paciente escribía:

"De pequeño conocí lo más bello. Unos padres maravillosos, guapísimos, inteligentes y muy entregados a mi educación y cuidado.

El destino quiso que un seguido de pérdidas empezara con la muerte temprana de mi padre, lo que me conmocionó mucho y cuya pena he arrastrado por años.

En las pérdidas se cuentan mis amigos, que solo atienden si les llamo, y otras, como la de mi mujer que perdió mucho de su alegría al enfermar.

Conocí las más bellas y dulces de las mujeres, pero también dejaron de estar conmigo. En la última que puse esperanzas, no supo comprenderme, quizás yo tampoco a ella, buscó ocuparse tanto como yo por no ser menos, siguió con acusaciones veladas y mantuvo silencio cuando dejé de escribirle. Aunque la quise mucho, no vi futuro en esas reacciones.

Así que, siempre que miro algo, veo detrás la sombra de la pérdida.

Después de darme cuenta que la vida me ha dado una gran lección, he podido reaccionar.

No se trata de perder porque sí, sino que lo que se pone en juego es mi reacción ante ello.

Podría sumirme en la pena mas profunda, y no sin falta de razón.

Sin embargo, he aprendido a capitalizar lo que tuve, pues nadie puede expulsarme de recordar a mis padres, o reproducir los momentos en que he besado con tanto amor a personas que he querido.

Dios me ha dado grandes momentos y siempre he sentido detrás de mí a las personas que me cuidaron cuando era pequeño. Y ahora puedo , aun dentro de la pérdida, disfrutar de otras cosas.

Muchos son los que valoran mi trabajo, y resultados profesionales. Tengo dos hijos inteligentes, que aunque puede que arrastren esa pérdida, saben sortearla antes de lo que yo he aprendido.

Hay una llamada, al margen de disfrutar de lo inmediato, hacia la Luz, y esa llamada ocurre con alegría, no desde la pérdida. También me han dado conocimiento espiritual que agradezco.

Hoy estuve en un aeropuerto, y el personal fue muy amable conmigo. Y, me sonrío, una preciosa muchacha me obsequió con una profunda mirada. ¡Gracias!

Y esas pequeñas cosas las valoro, es lo que la vida me ha enseñado.

No me ha correspondido el Amor humano, y eso siempre lo miraré con cierta emoción.

Pero fui el orgullo de mis padres.

Espero serlo también del Padre Celestial."

Cuando le leí, me sentí en parte identificado. Es algo emocionante. Alguien que fue muy importante para mi, me dijo que tenía que aprender a perder, y este hombre es un ejemplo de soltar dignamente y fijar en su persona lo bueno que la vida le ha dado. No es sanación autoengañarse, y sí lo es aprender a aceptar el destino, trabajando para mejorarlo.