Vacunas procedentes de fetos de abortos

Franc T. Ruiz
22 Jun 2020 lectura de 7 minutos
Vacunas procedentes de fetos de abortos

Conforme lentamente vamos acostumbrándonos a este nuevo sistema de vida, las incógnitas siguen abriéndose en nuestro horizonte; nuevo rebrote en octubre, el pasaporte COVID-19 o vacunas obligatorias.

A respecto de las vacunas, se ha producido un gran revuelo por las declaraciones ofrecidas por un reconocido miembro de la iglesia que ha provocado la ira de los medios de comunicación con titulares como:

El cardenal Cañizares difunde un bulo en plena homilía: una vacuna contra el COVID-19 se fabrica con células de fetos abortados.

Una práctica poco ética de la Industria Farmacéutica que no es una novedad. Por lo cual, no se puede decir que es un bulo, es toda una realidad, con independencia de que en esta ocasión se utilice o no se utilice esta determinada práctica. Como hago referencia más abajo, es una información publicada, entre otros, por una revista científica reconocida y por una asociación americana con prestigio.

Y a tenor de las vacunas, decir que los ciudadanos tenemos todo el derecho de obtener información adecuada respecto a las vacunas. Aun más, la información sobre las vacunas ha de ser obligatoria. Esta información ayudaría a la ciudadanía a poder actuar de acuerdo a su conciencia.

Según informa The Christian Post, científicos británicos están utilizando células fetales de bebés abortados para fabricar su vacuna contra el COVID-19, en concreto la línea celular HEK 293. Tanto la línea HEK 293 como la línea celular PER.C6 son extraídas de fetos abortados, y son éstas las que sabemos que se están utilizando en el desarrollo de algunas de las vacunas para el SARS-COV2. Lo que resulta verdaderamente curioso es el revuelo que ha originado este tipo de información, cuando la utilización de células humanas procedentes de abortos en las vacunas es una práctica común desde hace décadas en la industria farmacéutica.

Esta polémica práctica siempre ha sido silenciada por el poder económico de la industria farmacéutica, aunque algunas voces se han atrevido a denunciarla, generalmente médicos y científicos jubilados que, por esta condición, no tienen miedo a las represalias. Lamentablemente, el dinero de esta industria calla las bocas de científicos, políticos y medios de comunicación, haciendo la información de estas prácticas carente de toda ética. En muy pocas ocasiones llegan al ciudadano de a pie.

Hoy, a mediados de 2021, se me hace difícil entender, porqué las declaraciones del Cardenal Arzobispo Antonio Cañizares han motivo tanta polémica, cuando en España estas células se encuentran en vacunas como la triple vírica, la de la varicela y la de la hepatitis A.

No llego a entender como se propaga el eco de unas declaraciones de un miembro de la iglesia, de un tema indiscutiblemente polémico pero autorizado y practicado desde la década de los años 60. Mientras pasan desapercibidos los efectos devastadores que producen los 35 gramos de azúcar que contiene una bebida refrescante o los 25 gramos de azúcar que puede llevar un yogout, cuando ambos productos, son ingeridos por muchos niños y adolescentes.

No llego a en tender, como profesionales del periodismo y medios importantes de comunicación, arremeten contra un “Príncipe de la Iglesia” que simplemente ha hecho referencia a una información publicada en la revista Science, donde especifica que “al menos” seis de las posibles vacunas que se están desarrollando para el COVID-19 emplean células de abortos provocados, haciendo referencia a las siguientes:

  • Cansino Biologics, Inc. / Beijing Institute of Biotechnology.
  • University of Oxford / AstraZeneca.
  • Janssen Research & Development USA.
  • University of Pittsburgh.
  • ImmunityBio / NantKwest.
  • Altimmune.

No solo esta información ha sido publicada por la revista Science, Children of God for Life, una asociación de Estados Unidos, ha expuesto una lista muy documentada, indicando ocho vacunas procedentes del aborto en desarrollo actualmente para el COVID-19:

  • Moderna And NIAID (HEK 293).
  • Johnson & Johnson / Janssen Tech (PER.C6).
  • Inovio Pharmaceuticals (HEK 293).
  • The University of Oxford (HEK 293).
  • CanSino Biologics (HEK 293).
  • University of Pittsburgh (HEK 293).
  • Altimmune (PER.C6).
  • Massachusetts Eye and Ear (HEK 293).

No soy un defensor de la Iglesia, todo lo contrario, simplemente en esta ocasión, considero repugnante el ataque gratuito a una persona que casi no se sostiene en pie, por un grupo de supuestos profesionales de la información que carecen de ella.

Y mientras se espera una vacuna “como agua de Mayo”, estos profesionales de la información, cómplices de un sistema que abusa de los derechos y libertades de los ciudadanos, mantienen su silencio y acoso al CDS, Dióxido de Cloro, por el momento, el único producto que tiene evidencias de poder eliminar con éxito el virus y acabar con esta pandemia “donde no hay virus no hay contagio”.

Las evidencias del CDS (Dióxido de Cloro) se han presentado, ahora le toca a la ciencia comprobar su efectividad con los estudios correspondientes. Los científicos no pueden ser los voceros de Organizaciones como la FDA o la OMS, las cuales mantienen un conflicto de intereses con la Industria Farmacéutica. Los científicos deben basarse en hechos objeticos, resultados de sus investigaciones, no en palabras. Y como siempre, respuesta de la ciencia “que pagamos todo” se transforma en actos: oídos sordos, silencio, negación absoluta, falsedades, injurias, falsos testimonios, insultos, descredito.

Una buena respuesta de la “ciencia” y repito, que pagamos todos, de una ciencia que han convertido en manipulación, en un medio de vida fácil y lujoso, en un campo de cultivo para la corrupción, una ciencia que en su obstinada negación aumenta la muerte de miles de ciudadanos, mientras se busca a la desesperada la “vacuna obligatoria” que haga más poderosa a la industria farmacéutica.

Podrían mentirnos y poner como excusa que España está sumida en la peor crisis económica y sanitaria conocida, lo que seria su única verdad, impago de ERTE, aumento de parados y derroche de millones de euros en compra de material sanitario defectuoso, pero no seria creíble después de que el presidente del Gobierno decide regalar 125 millones de euros a la Fundación de Bill y Melinda Gates, para la lucha contra e COVID-19.

125 millones de euros que engordarán las obesas arcas de esta fundación de dudosa reputación, 125 millones que no se quedarán en España para el desarrollo del I+D. Primero hay que limpiar nuestra casa y, si queda tiempo, ayudar a limpiar la de nuestro vecino. Que le quede claro Sr. Sanchez, no sea esplendido con el dinero de los demás. Si quiere donar hágalo con el dinero que sin consultar a los ciudadanos, recibe de ellos.

En mi derecho de pensamiento y de expresión, considero un verdadero expolio un campo de cultivo para la corrupción todas las pruebas y ensayos multimillonarios, que pagamos todos los ciudadanos, para obtener una supuesta vacuna de la cual, como siempre, se ocultarán sus componentes y de la que no se sabrán sus posibles efectos secundarios a largo plazo, dado que no ha habido tiempo material para realizar las pruebas de seguridad que requiere una vacuna que ofrezca garantías científicas.

En este caso, tanto las autoridades sanitarias, políticos y los grandes medios de comunicación se pasan por el arco triunfal el rigor cientifico al que tanto alucen.