Yo sin mi sombra, no sé quién soy

Pablo González Fernández
20 Ene 2021 lectura de 4 minutos
Yo sin mi sombra, no sé quién soy

Desde hace ya un tiempo vengo viendo mucha publicidad tipo:

Escribe tu libro, consigue clientes para tus sesiones, haz que te vean, ¡descubre porque no tiene éxito...!

Me parece que han descubierto cómo motivar a las personas, haciendo ver que detrás suya hay una sombra. Me viene que alcanzar el éxito sería sinónimo de haberse desprendido de esta sombra dichosa, cabrona e hdp que, por su culpa, me siento un fracaso.

Indagando un poca más sobre este tema, me pregunto; ¿hasta qué punto todo esto se ha convertido en un mercado, donde importa más el producto que la persona?; ¿Y qué es el éxito?, ¿tengo que alcanzar algo? ¿Debería ser de determinada forma? y así, muchas más preguntas, que solo me llevan a no estar contento con lo que soy.

Pues hoy me gustaría dar gracias a esa sombra, por no ser perfecto, por seguir descubriendo tesoros en lo más recóndito de mi ser. Porque el hecho de buscar, encontrar y transformar me ha otorgado de una cualidad alquímica inconmensurable.

A veces tenemos la sensación de estar viviendo una vida ajena a la nuestra, como si estuviésemos inmersos en una corriente donde el tiempo nos atrapa y nos lleva zarandeándonos de aquí a allá. Ponemos todo nuestro empeño en parecernos a una imagen idealizada de nosotros mismos, huyendo de la imagen empobrecida que tenemos de nosotros mismo. Hasta que nos damos cuenta que la percepción de esas imágenes con sus etiquetadas, sus identificaciones, sus interpretaciones, se relacionan con lo que nos rodea, personas, animales, lugares, cosas, según un sentido de causa-efecto, impidiéndonos la oportunidad de ampliar el espacio para que emerja dentro de nosotros un ser más sutil. Poco o nada tenemos que ver con esto, más bien nos encontramos cuando nos damos cuenta que estamos justo detrás de esta actividad mental esperando a ser descubierto.

Me gusta que mi sombra me acompañe, saber de ella. Me preocuparía si un día sin más no la viese. Me daría mucha tristeza ver que un día de sol, mi sombra, que siempre estuvo solapada a mis pies, no estuviese para disfrutar de ese calorcito juntos.

Sería incapaz de decirle:

tú... sombra, vete y no vuelva más.

Me viene una sensación desoladora, desagradecida y de un despotismo terrorífico; que ella nunca, ni en las peores de las circunstancia haría. Por eso hoy revindico la valiosa aportación de nuestras sombra, y hago un llamamiento a toda persona que se precie, que coja de la mano a su sombra y diga:

!Yo contigo me siento completo!

Dar cera, pulir cera

Hoy me ha venido a la mente la escena donde el señor Miyagi con sabiduría ancestral le dice a Daniel que, para aprender las técnicas y habilidades del kárate, antes debe dominar principios tan básico como la paciencia. La impaciencia que sentimos a menudo cuando, ante una gran dificultad de la vida necesitamos recursos, respuestas, y algo para "contrarrestar" la desagradable sensación de no tener lo que deseamos, nos hace adentrarnos en tierra movilizas que, contra más luchamos por salir, más nos hundimos.

Hoy me ha pasado, que con una mirada de mi hija. Me he conectado con su presencia y la mía, y sentí que ese momento contenía todo lo que necesitaba.
Y ya vendrá lo deseado, a su debido tiempo.

No es necesario que debamos estar en cierto lugar o esforzarnos por alcanzar algún tipo de conocimiento elevado. La mente con la que contamos, sea como sea que la expresemos, será la mente adecuada que deberemos utilizar y el lugar adecuado dónde estar. Ese es el lugar para acomodar la comprensión.