Felicidad emocional, un nuevo concepto

Luis Enrique Arrospide
26 Ago 2022 lectura de 4 minutos
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Nadie duda que estos tiempos están caracterizados por los cambios rápidos y las nuevas ideas. Aun así, existen conceptos que podríamos llamar intergeneracionales, porque mantienen el mismo impacto para muchas generaciones, uno de estos conceptos es la Inteligencia Emocional.

Esta poderosa visión de Daniel Goleman adquirió fama mundial a partir de la publicación de su libro Emotional Intelligence en 1995. Este libro se mantuvo durante un año y medio en la lista de los libros más vendidos del The New York Times.

A muchos seguidores como yo, nos hubiese encantado ver publicado un libro con el título Felicidad Emocional, con la firma de David Goleman. De momento, esto no ha ocurrido. Pero podemos intentar a aproximarnos a la Felicidad Emocional, ¡vamos allá!

Recordemos que escribió nuestro autor sobre la inteligencia emocional. Se entiende por inteligencia emocional al conjunto de habilidades psicológicas del ser humano para comprender, expresar y gestionar las emociones propias (autoconocimiento), y reconocer o entender las emociones de los otros (empatía).

No cabe duda de que cuando nos referimos a inteligencia emocional, nos referimos a la habilidad de reconocer las emociones propias y ajenas, esta es la base de nuestra relación uno mismo y con los demás. Dicho esto, podemos pensar en extender este concepto a la felicidad, la que también pasa por comprender las emociones que nos hacen felices y las emociones que hacen felices a los demás.

Si consideramos que la felicidad no es un estado físico y mental permanente o que se trate de un conjunto de condiciones y posesiones materiales que podamos acumular para nuestro disfrute, entonces es evidente que se trata de un estado emocional. Es en este momento que la felicidad entra en el campo de la inteligencia emocional y es a partir de aquí que podemos aceptar que es susceptible lograrse de manera similar a lo que propuso Goleman en su brillante teoría, también podemos estudiarla y a través de esto comprenderla, convirtiendo la felicidad en algo que todos podemos aprender a sentir.

Si aplicamos la inteligencia a la felicidad y con una actitud proactiva desarrollaremos una Felicidad emocional, robusta y persistente. La pregunta ahora es ¿Cómo podemos hacer esto? Mirando sobre hombros de gigantes propongo una idea sencilla, se basa en los dos pilares de la inteligencia emocional enunciados por Goleman, por lo tanto, mi propuesta también tiene dos aspectos: El personal y el social.

El aspecto personal está basado en dos acciones: La primera es Comprender que te hace feliz a ti mismo. Al Expresarlo con precisión, reducirás los errores en comprender las fuentes de tu felicidad. La segunda es Gestionar las fuentes de tu felicidad. Es decir, procurarte más de lo que te hace feliz (la compañía de alguien, leer, caminar, colaborar, etc.), esto te asegurará que podrás experimentarla con frecuencia.

El aspecto social basado también en dos acciones: La primera es Reconocer lo que hace felices a las personas que conforman tus tres círculos sociales, empezando por los más próximos: la pareja, los hijos, los padres, hermanos. Luego los amigos, vecinos y finalmente los compañeros de trabajo, socios, etc. La segunda es Entender cómo tu presencia aporta y suma a la felicidad de los demás. Conociendo esto podrás convertirte en una fuente de felicidad para los demás, lo que también aportará a tu propia felicidad, es un circulo virtuoso.

Recuerda que la inteligencia emocional, se puede desarrollar. Por lo tanto este nuevo concepto «Felicidad emocional» también se puede desarrollar.