La mandíbula: así afecta a todo tu cuerpo

La mayoría de las personas no son conscientes de cuánto influye la mandíbula en su estado corporal y emocional. Más allá del bruxismo o de una molestia localizada, existe una conexión profunda entre esta zona y el sistema nervioso autónomo.
Cuando la mandíbula está en tensión, el cuerpo entero entra en un estado de vigilancia. Y muchas veces, ese estado no es tan fácil de desactivar.
En consulta, es muy frecuente que aparezca esta zona como un punto clave, incluso cuando el motivo de consulta principal es otro: molestias cervicales, digestivas, dolor de espalda o cansancio constante.
La mandíbula como punto de activación
La mandíbula forma parte de una red neuromuscular que, al tensarse, puede activar el sistema simpático: lo que se conoce como “modo lucha–huida”. Esta activación sostenida afecta a otras zonas del cuerpo como:
- La base del cráneo (especialmente el occipital y las suturas craneales)
- El diafragma (músculo central de la respiración)
- El suelo pélvico (clave en la regulación del tono corporal profundo)
- Los pies (como último punto de descarga postural y fascial)
Relajar la mandíbula no es solo un alivio local. Es una señal que el sistema nervioso interpreta como “puedes descansar ahora”.
Una mirada anatómica y clínica
Desde la osteopatía integral, la mandíbula no se aborda como un músculo aislado, sino como parte de un sistema interconectado. Su relación con el nervio vago, el sistema fascial y el patrón respiratorio es muy significativa.
Técnicamente, trabajamos a través de:
- Técnicas manuales suaves sobre la ATM (articulación temporomandibular)
- Movilización de la base del cráneo y región suboccipital
- Intervenciones fasciales descendentes (cráneo–diafragma–pelvis)
- Acompañamiento del gesto respiratorio y tono profundo
Esto permite que el cuerpo reciba una señal clara: no es necesario sostenerse en alerta constante.
Una escucha más profunda
En consulta, escucho lo que el cuerpo cuenta a través de sus patrones de tensión. Muchas veces, una mandíbula en alerta refleja una historia más profunda: momentos sostenidos de presión, necesidad de control, contención emocional.
No se trata solo de “soltar el músculo”. Se trata de ofrecer al cuerpo una nueva forma de relacionarse con su entorno y con sus propios recursos.
¿Qué puedes hacer tú?
Una práctica sencilla que propongo a menudo es esta:
- Observa si estás apretando la mandíbula sin darte cuenta.
- Lleva la lengua al paladar, justo detrás de los dientes.
- Exhala lento y profundo, imaginando que el peso baja hacia el pecho o el suelo.
- Repite 3 veces, dejando que la mandíbula afloje sin forzar.
Este tipo de prácticas, junto con el trabajo en camilla, ayudan a restaurar una relación más sana con el sistema nervioso y con el cuerpo como un todo.
El cuerpo habla a través de lo que sostiene
Escuchar la mandíbula es escuchar una parte muy concreta del cuerpo… pero también es entrar en contacto con lo que la persona ha aprendido a contener.
Y a veces, la mayor liberación comienza con algo tan simple como permitirnos aflojar.