La persona que padece el síndrome del impostor es aquella que piensa que no es válida y que no se merece el éxito que tiene bien se a nivel profesional o social, causándole un considerable sufrimiento ya que está convencido de que está ocupando una posición para la que no está capacitada o no es digna.
Tenemos que tener clara la diferencia entre un impostor y el síndrome del impostor. Un impostor es aquella persona que de manera consciente aparenta ser alguien que no es para tener determinados beneficios como, por ejemplo, afirmar que se tiene determinada titulación académica o experiencia profesional para conseguir un puesto de trabajo o aparentar que se tiene determinado estatus social para gozar de determinados privilegios como ser socio de un club selecto. Es decir, la persona impostora sabe perfectamente que no está fingiendo y usa la mentira como un medio para un fin propio.
Por el contrario, la persona que padece el síndrome de impostor es aquella que no confía en sus propias capacidades, con una baja autoestima que la lleva a un profundo malestar emocional ya que, aunque está suficientemente preparada y capacitada, siente que nunca lo estará lo suficiente y se ve a sí misma como una gran mentira. Es una víctima de su falta de confianza en sí misma y de su falta de merecimiento y vive angustiada pensando que alguien la va a poner en evidencia y va a descubrir que en realidad no se merece todos los logros que ha conseguido en su vida.
La persona que padece el síndrome del impostor tiene una visión distorsionada de sí misma y de sus capacidades propia de una baja autoestima.
Una de las características del síndrome del impostor es el miedo constante de la persona que lo sufre de que los demás descubran que es un fraude y la pongan en evidencia pues están convencidas de que no se merecen los éxitos que han alcanzado; por ello, tienden a restar importancia a sus logros y se muestran incómodas ante los elogios que reciben.
Los resultados arrojados por el informe PISA, posicionan a nuestros estudiantes anclados en la mediocridad. Esta noticia ha provocado una especie de “alerta”, algo normal considerando que hablamos del futuro de los países. Pero ¿cuál es realmente el problema? ¿Poca capacidad de los alumnos o poca cualificación del profesorado?
No quito importancia al informe, pero me preocupa mucho más la cualificación de algunos profesionales de la Salud que, consciente o inconscientemente, por carecer de una buena formación o no contar con una formación continuada, están dañando la salud de sus pacientes.
La formación continuada de los profesionales de la Salud, debería ser obligatoria, pero quizás las “administraciones sanitarias” carezcan de presupuesto. Se recortan los presupuesto de sanidad, pero se pagan 21.000 euros, entre sueldo y gastos de viajes, a algunos políticos. Está meridianamente claro que la salud no es la prioridad de los políticos y de las instituciones sanitarias que nos representan.
Y me explico: son muchos los médicos, nutricionistas y otros profesionales de la Salud que aconsejan el aumento de la ingesta de vegetales, frutas y frutos secos, o dietas basadas en estos alimentos incluyendo los batidos verdes.
El haber sido ofendido, dañado, traicionado, calumniado, violentado, rechazado, excluido, etc. produce en el interior una carga pesada que actúa como una herida: el no-perdón. Esta herida en muchas ocasiones no termina de cerrarse y cuando se recibe un golpe en la vida, vuelve abrirse, y en muchas ocasiones con más fuerza.
Se puede abarcar la construcción y comprensión de la anatomía del perdón vs. no-perdón, como una manera cognitiva de entender, analizar cómo se forma la percepción e interpretación de las experiencias como causantes de estrés, enfermedad y muchas patologías/desajustes. Se ha comprobado que el estrés es causante de muchas enfermedades inmunodeficientes y de diversidad de trastornos de la salud física y psíquica. Un factor importante causantes de estrés es el conflicto de haber sido “heridos” y no saber/poder/cerrar perdonar.
El doctor de la Facultad de Medicina de la Universidad Federal Fluminense, José Genilson Ribeiro piensa que la enfermedad comienza en el alma, se instala en el cuerpo físico. Piensa que no es suficiente con tratar el efecto de la enfermedad, también es importante tratar los aspectos generales. Muchas personas tienen sentimientos heridos y no pueden perdonar. Esto los deja atrapados en su dolor, dificultando la mejora de la salud.
Kaplan, Munroe-Blum y Blazer sugieren que el perdón puede ser integrado en la literatura científica dentro del campo de estudio sobre estrés, afrontamiento y salud. Varios autores proponen que el perdón puede ser considerado una forma de afrontamiento del estrés con efectos beneficiosos sobre la salud (Prieto Ursúa, 2012).
Bebemos agua para hidratar nuestro cuerpo, mantenerlo flexible y desintoxicarlo. Lo que intentaré explicar a continuación es que esto en realidad ya no es posible con el agua que tenemos a nuestra disposición hoy en día. Esto se debe a que, desde hace unos 80 años, el agua que ingerimos ya no tiene vida y se ha convertido gradualmente en un producto en conserva.