En una correcta alimentación es esencial mezclar lo menos posible los alimentos entre ellos para evitar problemas a nivel digestivo, para evitar el empleo simultáneo de enzimas de signo opuesto ácido y alcalino.
Algunas combinaciones incorrectas entre almidones, proteínas y lípidos, puede provocar dispepsia, fermentaciones intestinales, intolerancias, pesadez, halitosis, hinchazón. Una combinación adecuada de alimentos, permite mantener la línea, desintoxicar el cuerpo, y poner en evidencia las intolerancias alimentarias.
Entre las combinaciones menos correctas, la que más, es la de juntar la carne con la pasta, porque provoca un desequilibrio en las secreciones, que lleva a una digestión incompleta de las proteínas en el estómago y a la fermentación de los almidones en el intestino.
En nuestros días el concepto de estimulación cognitiva (más conocida por la población como talleres de memoria) está directamente relacionado con la enfermedad de Alzheimer, pero no con la importancia que se merece.
La estimulación cognitiva puede considerarse como el conjunto de estímulos o actividades generados por el terapeuta con una finalidad rehabilitadora de las funciones mentales superiores (atención, memoria, percepción, pensamiento, motivación, funciones ejecutivas, lenguaje y funciones visoespaciales y visoperceptivas).
Cada vez, más a menudo me llegan al oído (y cada vez más también a la consulta), casos de lactantes con reflujo gastroesofágico.
A la vista de lo que parece ser un verdadero "fenómeno emergente", son tantas las soluciones que los padres me dicen que adopte, que a menudo pueden resultar más perjudiciales que provechosas, como es el uso de fármacos, la suspensión de "la lactancia materna" o al menos un destete precoz.
La realidad me muestra claramente cómo a menudo los padres, de forma comprensible, se encuentran muy perdidos en relación con la alimentación, frente a un bebé que a menudo vomita y que llora y que se encuentren con la confusión de prácticas pediátricas del todo discutibles, como la rapidez de un diagnóstico de "reflujo gastroesofágico" y como consecuencia con la prescripción de jarabes no del todo inofensivos.
¿Cuánto tiempo podemos sobrevivir sin comer?, algo más de un mes. ¿Y sin beber?, unos pocos días. ¿Y sin respirar, cuánto tiempo podemos vivir sin respirar?, ¡apenas unos minutos!.
El orden de prioridades de nuestro organismo está bastante claro en ese aspecto. Entonces... ¿por qué, salvo raras excepciones, no le concedemos a la respiración la importancia que se merece? El hecho de que sea algo que hacemos mecánicamente y sin pensar no es motivo para no prestarle atención.
Cuando tiempo atrás (ahora ya no se me ocurriría hacerlo...) les decía a mis pacientes que tenían que aprender respirar bien, e intentaba enseñarles cómo hacerlo, la reacción general era una mirada, mezcla de asombro y de incredulidad, como pensando ¿qué está diciendo?. Y tenían razón... No tiene mucho sentido enseñar a respirar a nadie.