Cuando pienso lo que ha supuesto el estiramiento para mí, siempre me viene el recuerdo de estar con la pierna sobre la barra durante interminables segundos antes de las clases de baile, además de los típicos ejercicios antes de los partidos de fútbol. Personalmente, lo pasaba mal y no me gustaba nada, sobre todo los primeros.
Pasado un tiempo y formándome en diferentes técnicas para la salud, encontré algo que en un principio no valoré como merecía hasta que lo probé; me estoy refiriendo al estiramiento global, dentro de la disciplina de la reeducación postural con el método K-STRETCH.
El hecho de estar tumbado entre dos planos inclinados, en base a la flexibilidad o posibilidad de la persona, hace que se incida en globalidad a nivel estructural mediante el estiramiento y modificación de las fascias (tejido conectivo), ya que principalmente se trabaja sobre la cadena muscular posterior.
Este es un debate que viene desde tiempo atrás, y yo trataré de aclarar alguna cosa referente a ello, vamos allá...
La leche de la mujer va bien al bebé, la de vaca va bien para los terneros.
"Hasta los dos años los niños deben ser alimentados con la leche materna, después olvidaros todo tipo de leche", esta bomba ha sido hecha explotar por el celebérrimo Doctor Benjamin Spock, padre de la moderna pediatría. Esta inversión de tendencia llevó al Dr. Spock a abrazar la tesis que desde hace muchos años atrás muchos médicos y expertos propugnaban: La leche de vaca hace daño, sobretodo en fase de crecimiento, porque puede provocar muchas deficiencias inmunitarias y disturbios varios, entre los cuales, la anemia, alergias, hasta un insuficiente desarrollo cerebral.
La embarazada es una mujer normal, que está transcurriendo una etapa de su vida para la cual su cuerpo, su mente y su espíritu están perfectamente adaptados pero cobra diferentes características según las diferentes culturas. Además de configurar un fenómeno común básico del ser humano en general, se presenta de manera distinta en cada mujer y en cada uno de los partos.
La mujer normal y adaptada que se siente bien con respecto al embarazo hará sin sobresaltos la transición a la maternidad. Las mujeres que corren peligro son quienes ingresan en la gestación sumidas en cierta confusión emocional. Muchas veces, esto pasa inadvertido quedando así relegada el área emocional de la futura mamá. Si bien el obstetra, la partera y demás profesionales que abordan el área prenatal controlan en la mujer la presión arterial, el aumento de peso, los latidos cardiacos, todo ello está relacionado con lo fisiológico, que si bien es importante, no hay que descuidar tampoco la psique.
Te habrás dado cuenta de que en este siglo XXI tenemos solución para todos los males, y cuando no la encontramos por Internet vamos al profesional de turno para que nos diga qué debemos hacer y tomar para sentirnos mejor y continuar trabajando y luchando para conseguir, lo que sea que queramos en nuestra vida.
Si nos duele una muela, vamos al dentista, si es el estómago, al endocrino, si nos rompemos un brazo, al traumatólogo y si un músculo se ha movido o contracturado, al fisioterapeuta, etc.
Hacemos lo que haga falta para no sentir dolor de ningún tipo, nos tomamos una pastilla, una inyección o hacemos dieta hasta conseguir sentirnos mejor.... pero ¿qué ocurre cuando es un dolor emocional? ¿Qué ocurre cuando sentimos que no somos felices y que pese a tener de todo no somos tan felices como nuestro vecino, o pensamos que no merecemos lo que tenemos o simplemente que nunca llegaremos a ser la persona que nos gustaría ser?