En las relaciones humanas entre adultos o entre padres e hijos, es habitual entrar en etapas de incomunicación, silencio e incomprensión. Cuando preguntas al hijo, hija el porqué de ello y cómo empezó, siempre son las mismas respuestas:
Os sentís reflejados en estas palabras, que pueden ser perfectamente las de vuestros hijos, hijas o quizás a la de vuestra pareja, esposa o marido, la de vuestros padres, abuelos o quizás las del trabajo o vecindario, algún jefe o compañero de trabajo o vecino, quizás algún amigo.
Todos ellos configuran las relaciones humanas, y esto que parece obvio deja de serlo cuando entramos en conflicto.
Libérate de las cargas emocionales del pasado que aun cargas:
Rencor, Ira, Culpa, Celos, Desconfianza, Desvaloración, Humillación, Miedo, Dolor emocional, Incomprensión, Desprotección, Injusticia, Abuso, etc.,
Estas cargas del pasado son tan fuertes que nos condicionan el presente y nos impiden alcanzar los objetivos que deseamos hoy en día.
¿Por qué me cuesta tanto ser comprendida y aceptada cuando expongo mi situación emocional?
A continuación, expongo sus causas...
Cómo saber si hay dobles en el árbol genealógico familiar, y como estos nos afectan.
Bien, el primer indicio son los nombres. Podemos ver como estos se heredan generación tras generación, en muchas familias es tradición poner el nombre del primer hijo o hija el mismo nombre de sus padres, así tenemos clanes, de Antonios o Antoninas, tal y como se llamaban bisabuelos, abuelos, padres, hijos y nietos, estos sufren algunos cambios, pero mantiene las raíces, de María a Marina, de Alberto a Albaro, etc.
También apreciamos que hay una cronología referente al rango entre los hijos, suelen ser el primer hijo varón o la primera hija mujer, sus fechas de nacimiento coinciden dentro de la misma quincena, en años distintos, o distan, tres o nueve meses, lo que les hace uno ser fecha de concepción del otro.