Si el título de este artículo atrajo tu atención es porque conoces o puede que alguna vez oíste sobre Biomagnetismo. También es muy probable que al igual que yo, eches de menos disponer de libros sobre este tema y sabrás que son pocos y escasos en las bibliotecas.
Una gran parte del conocimiento sobre Biomagnetismo solo se encuentra en publicaciones disponibles en internet y artículos digitales. Es por esta razón que escribo este artículo, basado en una recopilación de preguntas formuladas por consultantes en mis sesiones en esta primera parte, y os prometo que pronto escribiré una segunda parte con las preguntas hechas por los estudiantes en los cursos de Biomagnetismo.
Vemos juntos cuánto sabemos sobre está moderna y eficaz técnica, para facilitar la lectura las he agrupado en preguntas hechas por consultantes y por estudiantes. ¡Vamos allá!
Hay quien la define como arte, “el arte de recuperar la salud, la belleza y el bienestar a través de la utilización de los aceites esenciales de las plantas”, y otros la definen como una ciencia que, basada en la compleja combinación química de los aceites esenciales, persigue una acción terapéutica determinada ligada a su composición.
Personalmente prefiero aunar las dos definiciones, para usar la aromaterapia necesitamos conocimiento e intuición, conocimiento sobre las propiedades, efectos y composición de las materias utilizadas y la intuición suficiente para entender que “la salud, la belleza y el bienestar son fruto de la armonía entre el cuerpo y la mente” y que “la función de los aceites esenciales es restablecer esta armonía”.
El término Biodanza fue creado a partir de una vasta elaboración semántica. El prefijo “Bio” deriva del término Bios que significa vida. La palabra “danza” en la acepción francesa significa movimiento integrado. La metáfora seria: “Biodanza, danza de la vida”.
Rolando Toro define a la Biodanza como “un sistema de integración afectiva, renovación orgánica y reaprendizaje de las funciones originarias de vida, basado en vivencias inducidas por la danza, la música, el canto y situaciones de encuentro en grupo.” (1986). Su propuesta consiste en activar, mediante ciertas danzas, potenciales afectivos y de comunicación que conecten consigo mismos, con los semejantes y con la naturaleza.
El TOC nunca estará totalmente seguro de casi nada, neurológicamente carece de la capacidad de poner límites y frontera, y esto le genera la perpetua duda. Es dueño de una duda que es obviada para la mayoría, son supuestos comunes, no necesariamente verídicos y que tal vez ni siquiera existan.
Para un TOC, las manos parecen limpias, pero microscópicamente podrían estar contaminadas, y pensará, ¿Como sé que están limpias? o ¿Cómo sé que giré bien la llave del gas? ¿Y si de fábrica vino mal? Y así dudará y dudará y tal vez hasta tenga razón. Tiene que admitir que aún que tuviera razón, su perpetua duda no es operativa, le imposibilita la convivencia con el resto del mundo y no le permite la paz interior.
Debemos lograr que el TOC acepte que no es importante si algo es verdadero o mentira, sino si algo es útil o inútil.