Diariamente estamos siendo bombardeados del peligro que tiene para la salud y el medio ambiente el exceso de consumo alimentario y su impacto en el incremento del CO2, destrucción de bosques, contaminación ambiental por exceso de metano y un largo etcétera…
Sin embargo, no existe ningún canal televisivo, ni redes sociales ni alertas por parte de quienes nos gobiernan del efecto que tienen en la destrucción del nuestro planeta la moda rápida o fast fashion.
Hace poco leí un informe sobre este tema y, me veo en la obligación de crear este artículo para que tomemos conciencia que todos nuestros actos tienen consecuencias, aunque no lo veamos de manera inmediata.
Recuerdo una conversación que tuve hace años con una chica en el gimnasio.
Casada y con un hijo, me contaba que los tres tenían elevado sobrepeso y que, aunque ella intentaba que su alimentación fuera sana, se encontraba con muchas dificultades, desde que su marido y su hijo no querían ni ver la fruta y verdura, sino que querían fritos, carne y postres, hasta el hecho de que cada domingo tenían por costumbre ir a comer a casa de su suegra, y que esta, siempre les tenía preparado un bizcocho para que, tras la comida, nunca demasiado saludable, se lo llevasen a casa y comerlo el resto de la semana.
Y recuerdo que ella me dijo: “Es que yo no quiero que nos haga el bizcocho, pero ¿cómo le digo que no? Mas cuando mi marido y mi hijo están encantados y me montarían una bronca de miedo si lo rechazo”.
El trabajo que más me atrae de en mi propio crecimiento personal es encontrar el equilibrio entre el cuerpo y mente, entre el deseo, el instinto y la razón. Vivimos sumergidos en un tipo de tiranía de la razón, el deber y los roles. En este sentido, desenmarañar las telas tejidas durante tanto tiempo en el trascurrir de nuestras vidas es una tarea delicada y que lleva tiempo.
De la separación de la mente y el cuerpo nace una coraza muscular, síquica y energética, que impide que las emociones, las sensaciones, los sentimientos, la energía, la sexualidad y la conciencia corporal se liberen.
Cuando alguien comenta que tiene problemas de tiroides, automáticamente pensamos en los problemas de peso que conlleva tener algún tipo de disfunción tiroidea, pero en realidad, la tiroides va mucho más allá de controlar simplemente el peso.