Es un gran reto exponer en un artículo, como se nos muestra la depresión, un trastorno tan grave que nos lleva al derrumbe absoluto de nuestra integridad emocional, psicológica y física.
Es muy difícil empatizar con una persona en estados depresivos si no se ha sufrido de estados parecidos. Una persona sana, optimista, positiva y alegre le va a ser dificultoso entender porque su hijo, hija, padre, madre, marido o esposo, etc., están como están, en este estado tan pesimista, derrotista y negativo, en definitiva, que niegan cualquier acción de alegría y de vida.
En este articulo intentaré exponer cómo se sienten, qué piensan, qué les pasa por la cabeza, y entonces quizás, sin ser terapeutas, podremos generar la comprensión de qué es lo que les está sucediendo.
En las relaciones humanas entre adultos o entre padres e hijos, es habitual entrar en etapas de incomunicación, silencio e incomprensión. Cuando preguntas al hijo, hija el porqué de ello y cómo empezó, siempre son las mismas respuestas:
Os sentís reflejados en estas palabras, que pueden ser perfectamente las de vuestros hijos, hijas o quizás a la de vuestra pareja, esposa o marido, la de vuestros padres, abuelos o quizás las del trabajo o vecindario, algún jefe o compañero de trabajo o vecino, quizás algún amigo.
Todos ellos configuran las relaciones humanas, y esto que parece obvio deja de serlo cuando entramos en conflicto.
Libérate de las cargas emocionales del pasado que aun cargas:
Rencor, Ira, Culpa, Celos, Desconfianza, Desvaloración, Humillación, Miedo, Dolor emocional, Incomprensión, Desprotección, Injusticia, Abuso, etc.,
Estas cargas del pasado son tan fuertes que nos condicionan el presente y nos impiden alcanzar los objetivos que deseamos hoy en día.
¿Por qué me cuesta tanto ser comprendida y aceptada cuando expongo mi situación emocional?
A continuación, expongo sus causas...