En formaciones de crecimiento personal es muy habitual el uso de la escritura como herramienta terapéutica, ya que el ejercicio de escribir para expresar vivencias, emociones, conflictos, etc. nos puede servir para desahogarnos y, además, para entender cómo somos y cómo funcionamos, para aceptar lo que nos pasa, para cambiar de punto de vista... En definitiva, escribir puede servir para sentirnos mejor.
Las redes sociales y los blogs son una muestra importante del hecho de que muchas personas tienen la necesidad de escribir sus experiencias y, a posteriori, de compartirlas.
La escritura tiene, pues, un componente terapéutico: cuando escribimos, lo que hacemos es estructurar mejor los pensamientos, lo cual facilita que podamos ir identificando todas las emociones y las limitaciones que tenemos; si no las hubiéramos escrito, quizá nunca las hubiéramos pasado a la conciencia.
A lo largo de los talleres que he organizado e impartido hasta ahora, me he dado cuenta de que la escritura facilita tres actitudes que son los tres pilares o fundamentos de la terapia Gestalt: presencia, conciencia y responsabilidad. Es decir, que:
A continuación, planteo algunos ejercicios de escritura con fines terapéuticos que pueden generar un material personal íntimo a partir del cual empezar a trabajar:
Todos ellos son ejercicios que se pueden realizar de forma individual, aunque recomiendo hacerlos en compañía de un terapeuta para así garantizar que los contenidos más relevantes de la persona puedan ser recogidos con el objetivo de integrar los aprendizajes de un modo más eficaz.
En cualquier caso, tanto realizándolos por libre como con seguimiento terapéutico, estos ejercicios son, sin lugar a dudas, una vía de descubrimiento de uno mismo.
La fusión de la escritura y la terapia es, pues, una propuesta interesante y reparadora.