Actualmente la microbiota intestinal está surgiendo como factor muy importante en la salud del huésped. Estudios recientes apuntan algunas de las patologías más comunes hoy en día, como son las enfermedades cardiovasculares (ECV), pueden tener su origen con una alteración previa de nuestra microbiota intestinal. Estas alteraciones, si no se previenen o tratan a tiempo, pueden desencadenar en un síndrome metabólico pudiendo afectar negativamente a la calidad de vida de la persona (1).
A su vez se está investigando cómo la dieta cobra una gran importancia en nuestra microbiota intestinal, donde los alimentos que consumimos pueden cambiarla drásticamente, tanto de manera positiva como negativa (2).
Aquí es donde cobra una gran importancia los polifenoles (son un grupo de sustancias presentes en las plantas con una alta capacidad antioxidante) y su efecto sinérgico con probióticos, prebióticos y postbióticos sobre la salud del huésped.
La microbiota intestinal humana es un sistema microbiano muy complejo y heterogéneo, que por lo general se encuentra en simbiosis con el huésped (1).
En estos últimos años se está viendo que puede verse involucrada en una infinidad de procesos metabólicos pudiendo tener un impacto directo en la salud del huésped. Unos hábitos alimentarios inadecuados como una dieta occidental alta en grasas de mala calidad, azúcares y alimentos procesados, puede originar una disbiosis intestinal (desequilibrio de nuestra flora intestinal) provocando el inicio de procesos inflamatorios intestinales, los cuales si no se previenen o tratan a tiempo pueden ser el detonante de diversas patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), obesidad, hígado graso no alcohólico o la diabetes mellitus tipo 2 (1).
A través de la metagenómica se ha visto que la microbiota intestinal de una persona con obesidad difiere en varios aspectos frente a la de una persona con normopeso. En la persona obesa se puede apreciar una disbiosis intestinal que beneficia el desarrollo de enfermedades metabólicas e inflamación sistémica. Con una disminución de la diversidad microbiana y bacterias beneficiosas para nuestro organismo (1), (5).
Pero a su vez, se ha visto que estas personas pueden beneficiarse de la ingesta de polifenoles en la dieta, ya que estos pueden ejercer ciertas funciones prebióticas, ayudando a la proliferación de bacterias beneficiosas para nuestro organismo, como la especie bacteriana mencionada anteriormente “Akkermansia Muciniphila”, aumentando la diversidad microbiana y previniendo y/o solventando la disbiosis intestinal. En definitiva, la inclusión de polifenoles en la alimentación de estas personas puede producir una mejora de las afecciones que suelen acompañar a la obesidad como: mejora de la resistencia a la insulina, disminución del peso o atenuar la inflamación intestinal (5).
Diversas frutas, entre las cuales destacan por su contenido en diversos polifenoles:
Bebidas como:
Especias, destacando:
Cacao puro, ya sea en grano o en polvo; al natural o tostado o el chocolate con un porcentaje de cacao >80%.
Los probióticos son microorganismos no patógenos, que al ser consumidos consiguen llegar a nuestro intestino en cantidades suficientes para poder ejercer efectos beneficiosos para nuestro organismo (4).
Alimentos probióticos:
Los prebióticos son principalmente carbohidratos no digeribles que llegan prácticamente intactos a nuestro intestino, donde pueden ser parcialmente fermentados por nuestra microbiota intestinal, modulando su composición y produciendo un efecto beneficioso al huésped (6).
Alimentos con acciones prebióticas:
Bowl de: Leche entera Copos de avena Frutos del bosque Canela en polvo.
Café con leche Un par de kiwis.
Plato único de: Guiso de garbanzos con un sofrito de: cebolla, zanahoria, pimiento rojo, ajo y tomate.
Postre: Cuajada con nueces y un poco de miel.
Té verde con una tostada de pan integral, queso fresco batido, aguacate y pipas de calabaza.
Postre: Macedonia de frutas (manzana, naranja, piña y granada).
Añadir zumo de limón con un poco de agua para que se conserve mejor la macedonia.
Bibliografía: