Aikido

El aikido es el arte de la paz.

Es el único arte marcial en que se utiliza el pacifismo para resolver los conflictos y las agresiones, y busca una solución armoniosa para los participantes de la situación. El aikido no acepta la violencia ajena ni la propia, ni siquiera como legítima defensa, sino que propone distintas maneras de actuar que protejan al agredido.

La filosofía del aikido es que el conflicto no termina hasta que en la mente del atacante no desaparece el estado agresivo y su técnica se encamina hacia esa finalidad. Por tanto, lo que se intenta es que el ataque no culmine (sin bloqueos ni contraataques) o, incluso mejor, ni se inicien. La característica fundamental del Aikido es la búsqueda de la neutralización del contrario en situaciones de conflicto, dando lugar a la derrota del adversario sin dañarlo, en lugar de simplemente destruirlo o humillarlo.

Lo esencial en el aikido son los componentes meditativos, mentales y emocionales además de la técnica marcial que es lo más importante.

En sus orígenes el aikido tuvo mucho que ver con el arte de la katana y con el ju-jutsu. Actualmente el aikido continúa evolucionando para encontrar el arte de la paz y formar a sus practicantes como promotores de la paz.

El entrenamiento es importante tanto en aikido como en concentración porque aunque durante la clase se posee esa concentración, si no se posee un alto nivel de concentración no será fácil manejar la compostura ante circunstancias que requieran de la aplicación de esta técnica. En realidad es este uno de los objetivos del entrenamiento de aikido, enseñar a los practicantes a mantener la compostura y concentración incluso en las circunstancias más peligrosas o calamitosas.