La osteopatía como terapia holística, nos ofrece un completo abanico de posibilidades, para identificar y tratar a todas las personas de sus problemas cotidianos, especialmente:
La visión de la osteopatía, integra los hábitos saludables, tanto de alimentación, posturales y emocionales, con el fin de proporcionar a nuestro cuerpo la estabilidad necesaria en todos sus componentes.
El equilibrio anatómico, estructural y metabólico, es imprescindible para tener una adecuada calidad de vida, incorporando todos los hábitos saludables que proveen de todo lo necesario para vivir en perfecta armonía con nuestro cuerpo, mente y espíritu.
El osteópata, aplica las técnicas y métodos según su personal visión de lo que sucede en el organismo de la persona a la que valora, con sus manos, con técnicas que facilitan y mejoran los mecanismos de comunicación, tanto de fluidos corporales, como de la energía que debe circular equilibradamente.
Especialmente la fascia, que es el órgano de la forma, y de la que especialmente le dedico la atención necesaria para identificar perturbaciones fijadas.
Las propiedades de la fascia nos permiten disponer de conciencia, sensibilidad, respuesta y memoria. Es fundamental comprender en esencia, que estas propiedades van a condicionar nuestro trabajo terapéutico en el abordaje de una terapia eminentemente cuántica en un conjunto de tejidos perfectamente diseñados para contener y propagar la energía necesaria en la emisión del biocampo. Entendemos a partir de este instante que la conciencia, las facultades de la sensibilidad, la capacidad de respuesta y la memoria, pueden entenderse todas como propiedades del continuo cristalino líquido que es el organismo. Los organismos son superposiciones cuánticas de actividades coherentes que se mantienen activamente.
La Terapia Craneosacral es una forma de trabajo corporal suave que tiene sus raíces en la medicina osteopática. La medicina osteopática se basa en tres contenidos fundamentales de filosofía y práctica.El primer contenido es que la estructura y la función están recíprocamente interrelacionadas. En otras palabras, el modo en que la estructura del cuerpo se mantiene afecta al modo en que funcionamos, y viceversa.
El segundo contenido importante es que el cuerpo es una unidad integrada, tanto en su estado de salud como de enfermedad. Esto significa que el cuerpo no se puede dividir, ya que una parte influencia la otra, y hay que considerarlo como una totalidad unificada.El tercer contenido es que el cuerpo es capaz de autosanarse; en otras palabras: el cuerpo tiene las capacidades innatas de curarse si se dan las condiciones adecuadas para que los mecanismos de curación se manifiesten.
Cualquier sistema energético tiene que tener su expresión física en la anatomía y fisiología del cuerpo. El Dr. Sutherland descubrió que el Impulso Respiratorio Primario tiene sus raíces anatómicas en las estructuras asociadas y unidas a la duramadre. La duramadre es la membrana que rodea el cerebro, la médula espinal y el sistema nervioso central.
El Dr. Sutherland considera este sistema, con todos los fluidos y las estructuras que se encuentran directamente unidas a él, como el Mecanismo Respiratorio Primario, que se ha convertido en uno de los principios fundamentales del Concepto Craneal y básico en la terapia Osteopática.
Los últimos descubrimientos que hizo el Dr. Sutherland en el que notó una clase de energía que generaba correcciones dentro del cuerpo del paciente sin la influencia externa del terapeuta. La llamó la respiración de la vida espiritual (Aliento de Vida). En principio, esta visión parece una apreciación subjetiva que carece de rigor científico y por supuesto de reconocimiento médico, por lo que quedó relegada al olvido. No es que se desechara, es que se ignoró y el trabajo craneosacral se desarrolló basándose en conceptos más asequibles, más demostrables, funcionales y concretos.
En sus inicios, Sutherland fue desarrollando habilidades de palpación mediante las que podía evaluar las zonas de movilidad o de restricción en los tejidos corporales, de asimetrías o de lesión, que le daban una orientación diagnóstica para saber qué hacer, y con unas sutiles manipulaciones corregir los “desajustes” que se apreciaban en el cuerpo, este respondía y se verificaban apreciables resultados clínicos. El cuerpo respondía, los tejidos se reorganizaban.