Diagnóstico cáncer - diez meses después. Homenaje a todos los que me quieren

27 Dic 2018 lectura de 10 minutos
Diagnóstico cáncer - diez meses después. Homenaje a todos los que me quieren

Como expuse en mi artículo Diagnóstico Cáncer. ¿Y ahora, qué? no accedí a la quimioterapia sino que fui tratada mediante el par biomagnético.

Es por ello por lo que siento que he de escribir lo que sigue porque veo mucha gente sufrir por esa enfermedad y quiero compartir mi evolución, que no me está siendo fácil por todo lo que ha supuesto en mi vida y supone. Pero me veo en la obligación de compartirlo.

Ante todo he de agradecer mi vida a mi amiga Anna Luisa Rodriguez Rey. Le mandé un mail allá por el mes de octubre 2011, contándole el diagnóstico de cáncer de mama que me habían dado tras realizarme una biopsia. Ella estuvo en todo momento ahí y me ayudó a superar el miedo que supone enfrentarse a una enfermedad como esa y optar por un tratamiento que, por desgracia, muchos desconocen y otros (con la industria farmacéutica detrás) negando sus buenos resultados.

Como buena profesional que es, me recomendó no dejar cerrada la puerta a la quimio porque mi organismo estaba muy tocado. Nada funcionaba correctamente. El hígado, el páncreas, el bazo, la vesícula, los intestinos, todo lo tenía inflamado. Debido a estas disfunciones, yo estaba hinchada y con un peso de 84 kilos. Los médicos alegaban la inflamación de mis intestinos a "gases"(¿?). Y con ese diagnóstico se quedaron tan panchos durante los últimos 10 años de mi vida, que no entendía por qué me sucedía eso.

En resumidas cuentas, gracias a la profesionalidad de Anna Luisa, pude saber por qué, por ejemplo, se me inflamaba el estómago con sólo beber un vaso de agua, por qué no podía estar delgada, estar tal y como estaba antes de nacer mi segundo hijo. Y todo era porque a ningún médico (endocrino, concretamente) se le ocurrió ver si soy celiaca, si mi organismo ofrece resistencia a la lactosa. Porque ésta era una de las múltiples razones. Eso, unido a virus y bacterias de la talla de la Yersinia Pestis, de la ya conocida Cándida y no cito más "bichería" porque me salían por las orejas... Y yo me pregunto, ¿cómo no tener cáncer?

Los órganos encargados de retirar todas las toxinas no podían hacerlo porque estaban enfermos y mi sistema inmunológico estaba por los suelos. ¿Os imagináis qué hubiera sido de mí si me meten las 24 inyecciones de quimio junto con los corticoides para (según el médico) "proteger mi estómago"? Me habría quemado por dentro como Juana de Arco.

Anna Luisa luchó por sacarme adelante. Recuerdo el primer día de tratamiento. Salí de allí tiritando de frío porque mi organismo empezaba a moverse. Nunca olvidaré que me has dado otra oportunidad para vivir pero también muchos motivos. Y lo sabes.

Otra persona que me sirvió de apoyo incondicional fué mi madre. Esa noche tuve una fuerte discusión con el que hoy es mi ex-pareja. Independientemente de que esa relación hacía aguas desde dos años atrás, esa persona sólo miraba por él. Darme la quimio suponían sólo 21 km de desplazamiento. Llevarme a Ourense eran casi 400 km diarios. Le importaba un rábano mi sufrimiento, mis creencias, toda yo. Gracias a la ayuda de mi madre pude acudir a Ourense y llevar así un tratamiento que está dentro de la naturopatía, algo en lo que creo.

Cambié todos mis hábitos de comida. Nada de lácteos, nada de gluten, nada de cervecita de trigo frente a la tele cuando jugaba el Real Madrid, nada de jamón serrano(Anna Luisa descubrió un parásito originario del jamón en mi cerebro), nada de embutidos porque todos contienen gluten, nada de azúcares. Vamos, en esa época mi organismo sólo aceptaba calabaza, peras conferencia, puerros, pimiento verde, naranjas y algo que no puedo comer por mucho que lo haya intentado: yuca. Estos alimentos eran los que mi cuerpo aceptaba, no otros. ¡Figuraos qué suplicio! Uhmmm, con lo que me gusta el queso de cabrales... Pero ahí estaba mi fuerza de voluntad (mi ascendente es tauro) y mis ganas de vivir, los mimos de mi madre y de mis hijos. Y empecé a luchar.

No ha pasado mucho tiempo desde entonces y ahora me encuentro en lo que yo llamo "segunda fase". Y no creáis que es más fácil. He adelgazado 30 kilos, soy medio vegetariana porque como proteína animal cada cuatro días y nunca de noche. Sólo como pan o espaguetis de espelta cada cierto tiempo, uso harina de arroz para hacer un poco más atrayente el pescado, los macarrones de arroz. No me olvido de las legumbres pero sin carne ni "nà de ná" y, bueno, no me ha costado mucho cambiar el "chip". Suelo llevarme mi comida bajo el brazo si voy a casa de alguien, y a todos ellos les agradezco desde aquí su paciencia y el que prueben mi repollo crudo frito con curry que está de muerte.

Estoy notando la apoptosis celular, y es curioso cómo esa "masa"se va deshaciendo. Pero lo que más me ha impresionado ha sido como mi organismo está eliminando toda la sangre tóxica. Estoy convencida que es la penúltima fase de "autolimpieza" que mi organismo está llevando a cabo y es duro, pero poco a poco asumible.

Lo que me preocupa realmente es mi estado emocional. Cuando a uno le dan un diagnóstico como este, muchas veces debe dar ánimos a los demás en lugar de recibirlos. Y eso me sucedió con mi hija mayor. No quería ni abrazarme porque tenía miedo de que yo muriera. Buf!! No le tengo miedo a la muerte porque es una fase más de nuestra vida, pero quisiera morirme cuando haya cumplido mi destino. Ahora, hazle entender eso a una veinteañera que me tiene como a su máximo ejemplo. Mi hijo pequeño lloró pero me abrazó y besó y le prometí que yo lucharía por mí, por ellos y por todos aquellos que me quieren.

He sacudido los cimientos de mi vida entera, he liberado todo el dolor acumulado en mi corazón durante 26 años y sólo quiero hablar. Reconozco que tengo los sentimientos a flor de piel y que, a veces, me paso veinte pueblos. Como hace unos días. Esta persona, sin conocerme, me está ayudando en cosas que, sinceramente, no estoy acostumbrada porque siempre he sido yo la que ha dado. Le puse entre la espada y la pared por el mero hecho de que me preocupa, tanto que sé qué le ocurre sólo con su forma de andar. Y me entristece ver cómo está metido en una espiral de la que no quiere salir porque ha sufrido. He puesto mi casa, mis conocimientos y mis manos a su disposición para ayudarle y yo sólo me he centrado en eso. No he visto que tiene una responsabilidad y he sido egoísta. Tengo velas preparadas y encenderé la chimenea si algún día se decide a venir. ¡Siempre que sea invierno, que si no nos achicharraremos alli, jajaja!

Me duele todo en demasía, pero esta fase también es producto de la detoxificación que estoy padeciendo. Me he auto-impuesto una terapia de flores de Bach porque voy a "reventar" de tantas emociones.

Meditacion y YogaEcho mucho de menos a mi amigo Sacha, con quien tantas noches he chateado. Él desde el sur de España y yo desde el norte. Pero ahora está lejos. Otro más que se me ha marchado en pos del amor. ¡Y nada menos que a Suiza! Pero ambos sabemos que nos llevamos en el corazón.

Y a quien echo también mucho de menos es a Moham. Me introdujo en el mundo del Kundalini Yoga y me enseñó lo que la palabra AMOR significa. ¡Nunca experimenté tanta paz! Él y Carolina viajan allá dónde el corazón les lleva. Echo de menos cantar con él y con todo el grupo de Anam Kara. A ellos sólo puedo decirles: ¡NAMASTÉ! ¡Ojalá nuestros caminos se crucen y nos podamos abrazar como aquella tarde y pueda volver a llorar en tu hombro, pero no de tristeza! Ya no, porque ahora no me meto en el cuarto de baño, sola, a llorar. Si he de llorar, lo hago porque llorar NO es de débiles, como me inculcó a fuego mi padre. Ahora necesito llorar y lo hago, me dá igual si estoy en la calle o en el cíber, mientras escribo esto. No voy a volver a esconder mi sensibilidad porque estoy aprendiendo a vivir con ella y a no negarle el sitio que le corresponde.

Por supuesto que hay muchas más personas como mi primo Miguel. Me abrazaste tanto cuando canté el Stille Nacht (Noche de Paz) a mi padre en la Paloma. Sabías que lucharía y tus besos hicieron que me sintiera cobijada. Yo, que he sido Akela, la que siempre está sola porque así era como me he sentido durante más de dos décadas de mi vida. Y te quiero. Ya no dejo de decir "te quiero" a mi madre, a mi hermana, a mis hijos, a Guille, a ti ... Porque es la verdad.

Pero es que todas estas personas significan tanto para mí porque me han abierto puertas desconocidas y por eso, haber tenido cáncer no ha sido negativo. ¡Ha sido una bendición de Dios! Sí, de Dios. Ese Dios que me ha acompañado en los momentos más difíciles de mi vida tanto aquí como en Alemania. Es el Dios que me ha enviado un gran tirón de orejas porque estaba dejando pasar mi vida, desperdiciando el regalo que Él me dio para dedicarme a los demás: mis manos. Y aquí estoy.

He de decir que un sector de mi familia no quiere ver que tuve cáncer porque es más fácil negar una evidencia y, sobretodo, lo mejor es la ignorancia y no aceptar que un tratamiento naturopático ha funcionado porque he seguido al pié de la letra las instrucciones de una gran profesional. Y es que así se vive mejor. Pero sí, tengo en mi poder el informe médico que lo corrobora. En cuanto me desaparezcan las placas, iré a que me hagan una nueva analítica y una mamografía. ¡Tengo ganas de ver sus caras!

Y volviendo otra vez a ti, porque espero que leas esto, te diré que no soy insensible. Es más, eres para mí lo que dice la canción de Kansas (Dust in the Wind) versionada por Mago de Oz:

Hay veces que mi alma baila tangos con la soledad y necesito de tabla, tu amor, para asirme a ella en mi tempestad. Pensando en ti paso el día, pensando en ti. Enséñame a escuchar tus labios, a leer el sol, llévame a dónde los sueños fabrican tu voz. Pensando en tí, duermo el odio, pensando en ti. ¿Dónde estás? Tengo miedo, ayúdame a caminar pues yo sola nunca podré encontrar la forma de ser libre. Quiero despertar pensando en ti, acuno mi alma, pensando en ti, paso el día, pensando en ti.

Y a todas las personas que quiero, incluído mi padre, que sepáis que no os olvido y que, aunque ahora esté como estoy, estoy aquí para todos vosotros.

Siempre he dejado de lado mis circunstancias por ayudar. Y eso SÍ que no ha cambiado...