¿Por qué o para qué hacer terapia?

¿Por qué o para qué hacer terapia?

Son muchos los motivos por los cuales una persona decide acudir a la consulta de un/a terapeuta: "No se....necesito que alguien me diga qué me pasa", "Me siento mal conmigo mismo, con los demás...", "Quiero saber quién soy en realidad", "Me lo han recomendado mis amigos, familiares...", "Tengo mucha ansiedad y ya no soy capaz de controlarla", " Estoy fatal! Se terminó mi relación de pareja...", "Me siento perdido en la vida, mis planes han fracasado...".

La lista es larga, tan larga como personas acuden a consulta, porque cada cual tiene sus particularidades, aunque al final, pudiéramos agrupar las demandas por familias según su tipología, no hay una demanda igual a otra.

Aquello que me motiva a dirigirme a pedir ayuda, es la espoleta, el por qué, la bolla, la punta del iceberg. Al menos, así lo entiendo hoy, a partir de m

i propia experiencia como paciente que fui-sigo siendo, y la terapeuta que ahora soy.

Ciertamente, aquello que buscamos señalará, apuntará hacia una u otra dirección, y nos aportará la energía y fuerza necesaria para ponernos en camino hacia la consulta del/ la terapeuta.

No es lo mismo acudir a terapia debido al dolor que nos está generando la pérdida de un ser querido, o porque quiero conocerme mejor, saber cómo funciono y qué me mueve. No. No es lo mismo. Aunque el hecho de pedir ayuda, aunque el contexto que se establezca, o el setting coincidan, aquello que me ha llevado hasta ahí, marca una diferencia.

A medida que se ahonda en el proceso de terapia, y que la persona se expresa, se muestra, comparte, dice o no dice...

Cuanto más hacia dentro de uno mismo se va la disparidad, la diferencia, se diluye.

Entonces, ya no importan los motivos. Importa lo que importa. Lo que hay.

Lo que nos ocupa. Importas tú. Importa el nosotros. Lo que va surgiendo.

Importa la escucha. Sentirse visto. Validarse.

Verse a través de tus ojos, puesto que soy ciego de mi mismo.

Notarse. Sentirse.

Hacerse presente.

Dolerse.

Gritar y callar.

Darme permiso para estar.

Silencio.

Mirar-te.

¿Por qué hacer terapia o para qué hacer terapia? Esa es la cuestión...