Amor o tecnología: ¿Quién puede prevenir el Alzheimer?

César Erazo
9 Dic 2016
Amor o tecnología: ¿Quién puede prevenir el Alzheimer?

Desde que Nintendo puso en marcha el programa de Brain Training, su autor kawashima, difundió la idea que el ejercicio de las neuronas, al igual que el ejercicio de los músculos, mantenía el cerebro sano y fuerte, y de esta manera, más de 14 millones de estos juegos se han vendido, solo en USA (todos los mayores de 50 se compraron su aparatito para entrenar el cerebro).

Y no es una tontería: existe una verdadera epidemia de enfermedades acompañadas por el deterioro mental, en primer lugar el temido Alzheimer, por supuesto. Y para el 2020, se calculan unos 150 millones de pacientes!!.

Con este panorama, por supuesto, el negocio del Brain Training ha vendido, tan solo en 2012, más de 1000 millones de dólares!! ¡Tal es el temor de perder el control de nuestro cerebro!

¿Son eficaces estos juegos para frenar el Alzheimer?

Pero...¿es esto efectivo? ¿Recupera o agiliza las facultades mentales que se supone debemos conservar, como la memoria, la capacidad de razonamiento o la iniciativa?

Simplemente NO. Así lo confirman estudios muy serios, de mas de 5000 pacientes, desarrollados por más de 50 equipos científicos: las personas que usan el brain training a solas, cómo se promueve en los anuncios televisivos, no mejoran su desempeño cerebral, ni la memoria, ni la planeación, ni la capacidad de resolver problemas.

Pero lo más curioso, es que los que juegan en grupo, dirigidos por un terapeuta o un moderador, que están integrados en un grupo social, si mejoran, aun si no juegan, aun si solamente acompañan a los demás y comparten sus emociones.

Lo mismo ocurre, en las personas mayores que permanecen enganchadas a su medio familiar. En países donde persiste la institución familiar como en Rusia, países de América del Sur, la incidencia de estas enfermedades, o sea, la frecuencia con que aparecen, es mucho menor que en los países llamados del primer mundo.

¿Cuál es la razón?

En medicina china hay una explicación, aunque para todos es muy obvio: al ir pasando los años, el cerebro, la persona en su totalidad, pierde interés en su día a día, no hay un estímulo que nos devuelva el fuego de la pasión: la memoria por ejemplo, es el resultado de un sistema cerebral basado en receptores y neurotransmisores que son similares a la estructura del Cannabis, la marihuana.

Para que un recuerdo se fije y no se pierda, para que ese recuerdo esté unido a un olor, una emoción, un primer beso, la primera mirada, el cerebro libera compuestos cannabinoides, que son los BITS de nuestro disco duro. Al perder el interés, al pasar los años, las neuronas ya no producen entusiasmo, se llenan de una masa llamada amiloide, que es como si simplemente, se enterrarán a si mismas en un lodazal. Se mueren de tedio y nosotros con ellas.

¿Qué es lo que la medicina china descubrió hace miles de años? Que el cerebro es una extensión del corazón, lo llaman Shen, espíritu, pero incorpora las funciones mentales, como raciocinio, memoria y cognición.

Para mantener ese fuego del corazón, el hombre necesita el amor, que es el fuego celeste, el fuego del entusiasmo, la alegría, la pasión, el ascenso al emperador.

El hombre necesita el amor

¿Cómo lo mantenemos? El contacto social, la sabiduría, la felicidad de verse en los ojos de sus seres queridos, y sobre todo, lo que alimenta el fuego del corazón es el movimiento, la ocupación, un estímulo. En medicina china el movimiento proviene del hígado, que es la madera que se quema y produce el fuego.

Por esto, el remedio de jugar a solas, aunque sea en una tele de dos metros, no sirve. Nos aísla, nos apaga el calor, nos separa del otro y sobre todo, de los seres que amamos y de las cosas que nos provocan placer y entusiasmo.

Nuestra cultura está derivando a la soledad, que es el botón que apaga las neuronas de la memoria ¿por qué? ¿para qué quieres recordar? ¿para amargarte más? Para sufrir por terminar aislado?

La tecnología, sin embargo, nos puede ayudar a permanecer activos, siempre y cuando no nos separe de nuestra esencia primordial genética.

Hace más de 200.000 años, un primitivo grupo de Homo sapiens tomó camino en busca de un nuevo Edén, y la fuerza del grupo, y la sabiduría de su líder y el amor que los mantuvo con vida, los llevamos en cada célula de nuestro cuerpo. ¡Solo necesitamos despertarlo!