¿Qué hacer ante los imprevistos?

Centre PiP, Servicio de Psicología y Pedagogía
16 May 2018 lectura de 4 minutos
¿Qué hacer ante los imprevistos?

Los imprevistos pueden ser un motivo de estrés y de conflicto interno, especialmente ante aquellos momentos que implican situaciones desagradables. En cierta manera es como si una parte de nosotros se quedara en blanco y dijera: ¿y esto ahora como lo soluciono? ¿qué puedo hacer si mi plan era A y ahora ya no puedo realizarlo?

Para determinadas personas, especialmente aquellas más flexibles, estas situaciones son valoradas como retos por lo que rápidamente se adaptan o buscan soluciones. No obstante, para otras que tienen una mayor necesidad de control o de seguridad, los imprevistos son vistos como situaciones desagradables que les activan emocionalmente y que los ponen en una situación que puede llevarlos incluso a momentos de bloqueo.

En el presente artículo, queremos daros unos pequeños consejos para poder hacer frente a estas situaciones.

¿Cómo actuar ante los imprevistos?

  1. Identificar la emoción que estamos sintiendo en ese momento. Aunque parezca que de esta manera no solucionamos la situación, es un primer paso básico y necesario. No es lo mismo, sentir miedo que rabia y, por lo tanto, no se nos ocurrirán las mismas alternativas ante una u otra emoción. Por ello mismo, en un primer es importante preguntarte ¿Qué estoy sintiendo? El cuerpo nos da pistas que permiten reconocer la emoción, sólo hemos de estar atentos a sus mensajes.
  2. Gestionar o expresar dicha emoción. Si nos dejamos llevar por las emociones ante estas situaciones, nos descentramos y podemos perder el control. Actuaremos desde la impulsividad del momento, por lo que podemos caer en errores que nos alejen de los objetivos y/o realizar acciones de las que después nos arrepentiremos. Por lo tanto, es necesario liberarnos de esta excesiva activación emocional. OJO, no quiere decir que nos quedemos completamente relajados y sin sentir dichas emociones. Simplemente se trata de enfocarnos en bajar la intensidad de las mismas hasta que estemos lo suficientemente calmados para pensar con claridad.
  3. Preguntarnos cuál es el problema y qué queremos conseguir. En este sentido, es necesario ver qué tipo de imprevisto se está teniendo y en qué medida nos impide o dificulta conseguir una necesidad o un deseo determinado.
  4. Valorar si el objetivo es realista y se puede conseguir en la situación actual o en cambio, se ha de modificar puntualmente el objetivo que se tiene en mente. Por ejemplo, si habíamos quedado con un amigo pero a última hora se pone enfermo, no podremos quedar. Por lo que nos encontraremos ante una situación que no podemos cambiar y tendremos que cambiar el objetivo a conseguir o el plan a realizar.
  5. Buscar y valorar las opciones que se tienen para poder conseguir el objetivo. Es decir, plantear las diferentes alternativas para poder superar el imprevisto y conseguir aquello que uno quería. En ocasiones, puede que nos cueste ver dichas alternativas por lo que hablar con otras personas puede ayudarnos a ser creativos y buscar soluciones.
  6. Elegir la opción y/o opciones que más nos convenzan según nuestro propio criterio y el resultado final que buscamos.
  7. Llevar a cabo el plan de acción de acuerdo al objetivo inicial. Es decir, hemos de realizar aquella o aquellas conductas que hayamos pensado para poder solucionar el imprevisto.

Para acabar hay que tener en cuenta que, nos guste o no, los imprevistos nos sirven y nos ayudan a flexibilizar nuestra forma de hacer, pensar y actuar. Por ello, ante determinadas situaciones que están fuera de nuestro control es importante hacer un primer momento de parón que permita recolocarnos. Poco a poco y siendo consciente de estos pasos, podemos conseguir automatizarlos y aumentar nuestra capacidad resolutiva ante las situaciones inesperadas.