Inductores del deseo

María Muñoz-Alaya
3 Ene 2019 lectura de 5 minutos
Inductores del deseo

Desde el punto de vista académico, la cualidad o deseo es la primera fase del ciclo sexual, la condición natural, la emoción, la libido, que permite activar, mantener o inhibir las actividades propias del sexo, así como a la situación estímulo sexual y los componentes de la respuesta sexual.

Estos factores que activan, mantienen o inhiben la cualidad o deseo sexual, se les llama inductores y pueden ser internos o externos; tanto los internos como los externos, pueden activar, mantener o inhibir el proceso de la función sexual, de modo que se crea un sistema de retroalimentación entre las distintas fases de ese proceso.

Se consideran inductores internos:

  • Las hormonas.
  • Los neurotransmisores.
  • Las estructuras neuromusculares.
  • Las fantasías y los recuerdos.
  • Los sueños eróticos.

Son inductores externos: los estímulos sensoriales a través de los sentidos del olfato, el gusto, el oído y el tacto.

El principal inductor interno que activa el deseo es la testosterona, en ambos sexos, femenino y masculino; un inhibidor sería la prolactina, por ejemplo, que actúa cuando se llega al orgasmo o al nivel de saciedad deseado y nivela y equilibra la subida de testosterona que provoca el deseo. Otro ejemplo sería durante la lactancia o cuando hay un tumor (prolactinoma), donde el deseo cae.

El segundo factor interno del deseo son los neurotransmisores. Puesto que forman parte de la estructura neurológica, son los responsables de la comunicación entre neuronas, así como las diferentes estructuras cerebrales. Su labor en el proceso de la función sexual está relacionado con la serotonina, que actúa directamente en el control de la eyaculación, así como con la dopamina, que permite tener los niveles de excitación óptimos durante la respuesta de excitación. Esto explica, por ejemplo, casos en los que se da una mutación del gen DRD4, que provoca mayor impulso sexual en quienes lo sufren, tendiendo a ser personas promiscuas e infieles.

El tercer factor interno son las estructuras neuromusculares. Estas estructuras son muy importantes porque actúan durante todo el proceso de la función sexual y también lo pueden hacer de manera independiente y autónoma durante los reflejos, como por ejemplo, durante una cirugía en la que un paciente se encuentra inconsciente por anestesia y su cerebro no controla la función sexual en ese momento, al reflejo que se da en el momento de tocar el pene, puede inducir a una respuesta eréctil; otro ejemplo sería una erección espontánea involuntaria diurna.

El cuarto factor interno está relacionado con el área cognitiva, como son las evocaciones o fantasías y recuerdos sexuales. Es un proceso consciente de la activación sexual originado por un proceso cognitivo cuando se reproducen fantasías eróticas o recuerdos sexuales, pero también pueden ser inhibidores, como cuando se recuerda un hecho sexual traumático, como una infidelidad, por ejemplo.

Como quinto factor interno, muy relacionado con el anterior, son los sueños eróticos, que provocan los llamados sueños húmedos (poluciones) y que pueden inducir erecciones nocturnas durante el sueño, tanto a hombres como a mujeres, o a primera hora de la mañana, al despertar. Son mecanismos fisiológicos de autorregulación en momentos en los que no hay interés por el sexo por motivos como por ejemplo, estrés, donde el cuerpo activa los procesos de regulación, método que se usa incluso en procesos de mejora y tratamiento de la disfunción eréctil.

En cuanto a los inductores externos que influyen en la función sexual, son todos aquellos estímulos que percibimos a través de los cinco sentidos de manera cognitiva: la vista, el gusto, el olfato, el oído y el tacto. Pueden activar y mantener el deseo sexual, así como inhibirlo, según sean positivos o negativos para la persona.

Un ejemplo de activación del deseo propuesto es el caso en el que la persona percibe algún sonido y olor que le excita aún más

Como ejemplo de inhibición se propone el caso en el que la persona esté en plena relación sexual y, de repente, perciba un olor desagradable en la pareja o un sonido molesto en el entorno, de manera que interrumpa ese deseo. Así mismo, un ejemplo de activación del deseo propuesto es el caso en el que la persona percibe algún sonido y olor que le excita aún más.

La situación estímulo es la acción de ubicar cualquier cambio en el ambiente externo o interno de un organismo y que hace que se produzca una actividad sexual. Esta fase se compone de tres factores: un administrador (persona, animal o cosa), un método y una frecuencia.

Los factores inductores de la función sexual no deben confundirse con el método por el que se activa la situación estímulo, ya que el método es el cómo se ubica la secuencia estímulo, que puede ser por los estímulos cognitivos (los cinco sentidos) de forma externa, o por pensamientos (fantasías y recuerdos) de forma interna.