Comprensión, cómo la generamos

Jordi Ysàs
9 Ene 2023 lectura de 7 minutos
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No me habla, no lo acepto, no lo entiendo

En las relaciones humanas entre adultos o entre padres e hijos, es habitual entrar en etapas de incomunicación, silencio e incomprensión. Cuando preguntas al hijo, hija el porqué de ello y cómo empezó, siempre son las mismas respuestas:

  • Es que no me escuchan.
  • Por eso no les hablo, no me entienden, no me comprenden, no me aceptan.
  • No me hacen falta sus sermones, riñas y exigencias, que dejen de controlarme.
  • Lo que quiero es que me escuchen, que me acepten, que me comprendan, que dejen de controlarme, y que me abracen sobre todo que me quieran.

Os sentís reflejados en estas palabras, que pueden ser perfectamente las de vuestros hijos, hijas o quizás a la de vuestra pareja, esposa o marido, la de vuestros padres, abuelos o quizás las del trabajo o vecindario, algún jefe o compañero de trabajo o vecino, quizás algún amigo.

Todos ellos configuran las relaciones humanas, y esto que parece obvio deja de serlo cuando entramos en conflicto.

¿Porque sabemos que estamos en conflicto?

Sencillamente porque nuestras relaciones se rompen, entramos, en crisis, empezamos a focalizar en lo negativo de las relaciones, amplificamos las desventajas y minimizamos las ventajas, y todo son conflictos, creando nosotros mismos, con esta percepción un muro infranqueable, que nos separa y nos impide establecer puentes de comunicación con nuestras personas más amadas, hijos, parejas, padres, abuelos, amigos, compañeros, vecinos.

El conflicto esta creado, entramos en un bucle, donde todo es oscuro, desconfianza, secretos, ocultaciones, silencio, enfados, riñas y peleas.

La incomunicación, la incomprensión y la no aceptación se ha creado.

La incomunicación, la incomprensión y la no aceptación

En las relaciones de padres e hijos

Hay un triángulo comunicativo formado por la escucha, la aceptación y la comprensión.

Observamos en consulta, que debido a los estados de crispación e incomunicación, no se cumplen ninguno de los tres parámetros.

Por ello, centraremos todo nuestro esfuerzo para establecer puentes de comunicación en el primer punto la escucha.

La escucha

Es la acción de mantenerse activamente escuchando en silencio lo que nuestro interlocutor, hijo, hija, esposa, marido, etc., nos está comunicando. Nuestra actitud es la de no interrumpir su discurso, dure el tiempo que dure, dejar que se exprese libremente, y nuestra actitud ha de ser serena, poniendo todo nuestro empeño y atención en lo que nos esta diciendo, serenar nuestras emociones dejando que este ser que tanto amamos o apreciamos, hijo, hija, esposa, marido, etc., exprese libremente todo lo que tiene que decir sin que lo interrumpamos, contradigamos o apuntemos apreciaciones, opiniones o cambios de su relato.

LA ESCUCHA solo se va ha producir, si nosotros los que escuchamos estamos atentos, en silencio, sin intervenir, ni interrumpir lo que nos está diciendo.

Este es el primer paso, quizás el más difícil, ya que conlleva acallar esa voz interior, nuestro EGO, nuestro dialogo interior, que no va a aceptar ser contrariado, desafiado, o callado, pero es el primer paso, y veremos por qué.

La aceptación

Esto nos lleva al segundo paso, la aceptación

La aceptación es el acto de reconocer que, para nuestro interlocutor, para nuestro hijo, hija, esposa, marido, etc., lo que nos está diciendo es como él o ella, lo esta viviendo, es su realidad.

Para ello, hemos de saber que todo lo que vivimos a nivel emocional es totalmente subjetivo, que no hay objetividad en el mundo de las emociones, al igual que los gustos, “tantos colores, tantos gustos”. Solo hay emociones que nos desbordan y todo nuestro esfuerzo está en mantener el equilibrio y la serenidad en ellas. Estas emociones filtran toda la realidad que vivimos, creando situaciones placenteras o terroríficas y de sufrimiento a flor de piel.

Cada uno percibe la realidad a partir de sus experiencias y de su propio punto de vista, como dijo el filósofo, “Tantas cabezas, tantos sombreros”.

Aceptar que la realidad para mi hijo, hija, esposa, marido, etc. es tal cual me la está relatando, sin juzgar, sin cambiar nada de su relato, aunque yo no esté de acuerdo, pero he de aceptarlo, es su realidad. Y por ello ACEPTO lo que me está contando, sin juzgar, sin dictaminar, y aceptando que lo está viviendo de esta forma. ACEPTO lo que le sucede como su REALIDAD.

La comprensión

Bien, el último punto es la consecuencia de los dos anteriores. Si he podido escuchar y como he escuchado he generado la aceptación de todo lo que me ha contado como real para él o ella.

Ahora puedo generar la comprensión, ahora puedo comprender lo que le sucede o que le esta sucediendo a mi hijo, hija, esposa, marido, etc., puedo empatizar con su emoción con su sufrimiento, rabia, odio, desconfianza, puedo entender lo que le está sucediendo, cuando entiendo es el resultado de la actitud de COMPRENDER que se produce después de la ESCUCHA Y DE L ACEPTACIÓN.

Si practicamos estas prescripciones generaremos de nuevo los puentes de comunicación rotos y reestableceremos el dialogo y la armonía generando el bienestar deseado, y todo ello depende de nosotros, de nuestra actitud, saber ESCUCHAR, saber ACEPTAR y podremos COMPRENDER.

En las relaciones de pareja

En las relaciones de pareja

Para los Drs. Frank M. Dattilio y Chistine A. Padesky, los tres pilares de la pareja que siempre hay que recordar y mantener en una relación marital son:

  1. COMPROMISO, tener proyectos conjuntos, hijos, negocio, familia, economía.
  2. AFECTO, dar y recibir amor, sexualidad, placer, gozo.
  3. INTIMIDAD, poder expresar libremente y siendo entendido como me encuentro y que siento.

Delante de situaciones discordantes que generan dolor, las parejas suelen responder con acusaciones, reproches, riñas etc. La consecuencia de esta respuesta es la creación de un conflicto de pareja.

Esto influye en la calidad de intimidad en la pareja. El conflicto se caracteriza por la acusación y la perdida de intimidad en la pareja, creado un “increchento” a más acusación más perdida de intimidad con la consecuente pérdida de confianza, para expresar abiertamente los sentimientos y anhelos a la pareja.

Una forma de romper este ciclo en “increchento” es interrumpir la acusación, al no producirse la acusación se incentiva la aceptación y se puede establecer un diálogo resolutivo al dolor (Jacobson y Christensen - 1996):

  • DOLOR (+ más) ACUSACION = CONFLICTO
  • DOLOR (- menos) ACUSACION = ACEPTACION

La acusación confortativa es sustituida por las expresiones “blandas”, en vez de expresiones “duras”, que llevan a la confrontación por la ira, la culpa o el resentimiento, y que indican una diferencia en el poder y el control.

Las expresiones “blandas”, en cambio, muestran la parte más vulnerable de la persona al reflejar sentimientos de dolor, temor, etc. Este tipo de expresiones son más adecuadas para generar el acercamiento, la comprensión y la intimidad.

Al expresar sentimientos que no son expresados habitualmente, se solicita de ellos una respuesta más empática por parte del oyente. De esta forma se consigue transformar las situaciones de crisis de la pareja en “vehículos para la intimidad”.

Vehículos para la intimidad

Y recuerda:

  • ESCUCHA profundamente para amar de verdad.
  • ACEPTA, reconoce lo que está sucediendo sin juzgar.
  • COMPRENDE, empieza a saber de él o de ella.

Y ten siempre presente que:

El control es como intentar agarrar un pez con la mano, cuánto más lo intentas, más se te escapa.

Y sobre todo abraza, porque es la demostración de que le quieres, de que le amas de verdad.

Cuando veas a tu hijo, hija, esposo, esposa, hermano, o amigo empieza de abajo a arriba, abrázalo, no lo controles, compréndelo, acéptalo tal y como es y sobre todo escucha, escucha todo lo que te diga, aunque no hable, porque en ello está la demostración de amarlo de verdad.

Bien ya sabéis de la importancia de la escucha para generar la aceptación y la comprensión de nuestros seres queridos y recuperar el equilibrio y el bienestar en nuestras vidas.