El ego y la supra conciencia

De todos es sabido que nuestra mente o la denomina psique, de ahí el nombre de la especialidad que trata la mente, la psicología, podemos diferenciar dos grandes áreas, una es el consciente, donde residiría la conciencia, y una segunda que se cree mucho más amplia, aunque más desconocida, como el subconsciente y el inconsciente.
Sigmund Freud (1856 - 1939) identifica el subconsciente, como aquella parte oculta de la psique donde residen los complejos y los traumas.
Su discípulo, Carl Gustav Jung (1875 – 1961) identifico una zona aun mayor oculta del consciente y que contenía este subconsciente y toda una serie de capacidades cognitivas, le denomino inconsciente.
Al mismo tiempo este inconsciente es individual y colectivo, hoy en día lo podemos ver como una internet, que conecta todos los inconscientes individuales de la humanidad en una gran red o inconsciente colectivo, o inconsciente familiar, como un gran árbol genealógico de la psique familiar.
Tenéis pues ya una visión de lo que es la psique, o nuestra mente, una parte consciente y una subconsciente e inconsciente.
La parte consciente regida por la consciencia, en la cual intervienen todos los actos que hacemos en conciencia, tanto de pensamiento, como de razonamiento y memoria, cálculos, etc.
La Psicología Transpersonal, va un poco más lejos, y nos denomina la supraconciencia, o esa parte de la conciencia que es capaz de conectarse con tu Ser superior.
Le podemos denominar Alma, Esencia espiritual o Energía universal. Según la creencia de cada uno.
Esta supraconciencia sería la conexión con nuestra parte espiritual, energética, con nuestra alma, como la denominó Antoni Blay Fontcuberta, (1924 - 1985) nuestra alma de luz, amor y emergía, que formaría parte de nuestro gran Ser.
¿Por qué no sabemos nada de esa supraconsciencia?
En una sociedad tan cosificada y tecnificada, ya es difícil hablar o ser conocedor del subconsciente o del inconsciente colectivo o familiar. Llegar a ser conocedor o hablar de la supraconciencia ya es por si solo todo un hito.
Diríamos que la sociedad actual no tiene ningún interés en que te conozcas como realmente eres y funciona tu mente y tu consciencia.
Si entre la consciencia y el inconsciente encontramos todos los complejos y traumas, entre la consciencia y la supraconciencia encontramos el ego.
La sustitución del yo
El ego es un constructo mental que reside en la psique, que se identifica en el tiempo y en la idea del yo como la identificación de existencia en un tiempo y espació, en una necesidad de supervivencia.
En ese constructo de supervivencia, encontramos esa identificación del miedo a la muerte, del miedo a no ser protegido, del miedo a la supervivencia, y de estados de protección y lucha en previsión de situaciones de miedo.
Diríamos que el ego es una estructura mental que solo piensa en su propio veneficio, de ahí la palabra egoísta, que tiene como principio y fin su propia existencia, de ahí la palabra egocéntrico.
Este constructo de identificación denominado ego, empieza a construirse en edad temprana entre los 5 a 7 años, y poco a poco va sustituyendo la idea de yo, llegando a diluir ese yo en el ego, ese ego queda identificado como yo.
Al sustituir el yo que es un constructo de la consciencia, podríamos llegar a decir que el ego sustituye al yo y encierra a la consciencia.
La consciencia está en el presente, la podríamos asociar con la sabiduría, el ser consciente del hoy y del ahora, del instante presente y utilizaría el razonamiento o la razón.
El ego utilizaría las herramientas mentales de la inteligencia, la memorización y la creación intelectual del futuro y el pasado.
El ego termina residiendo en el pasado cuando nos resaca todo lo malo de lo vivido y las culpas por lo vivido, y reside en el futuro cuando nos anhela un futuro inalcanzable, idealizado o totalmente catastrófico, del cual tenemos que temer o protegernos, luchando contra él a toda costa.
Este pensamiento egoico es el causante de las guerras, peleas y disputas.
Cuando estamos desconectados del momento presente y somos absorbidos por el ego, llegamos a los arrebatos y actitudes de supervivencia, celos, desconfianzas, rivalidades, enfrentamientos, discusiones, peleas o agresiones.
Una vez pasado este secuestro egoico, siempre nos encontramos con lo mismo, con el arrepentimiento y el dolor emocional producido, y la frase ya sabida:
Que no eras consciente de lo que hacías.
Que no tenías consciencia de todo el mal que estabas causando.
Que no te dabas cuenta.
¿Dónde estabas..., donde estaba tu consciencia?
Hasta aquí darnos cuenta como el ego secuestra nuestra consciencia y la encierra, la enmudece, y el ego, campa a sus anchas, identificado con el yo, ese yo que ha substituido.
Si esa substitución empezó en la edad de 5 a 7 años, ahora entendemos cuando hacemos la sanación del niño interior porque ese niño tiene esos 5, 7 años, fue esa edad en la que nos desconectamos de la consciencia y de la supraconciencia o la desconexión con el Alma, de luz, amor y emergía de la conexión espiritual con nuestro Ser superior.
Cómo podemos detectar al ego
El ego va ha intentar por todas mantener el secuestro de la consciencia e impedir la conexión con la supraconciencia o con mi Ser superior y lo podemos detectar en estas facetas.
Con la ignorancia, por eso podemos decir que vivimos en un mundo egoico, donde el ego, campa a sus anchas, ya que la ignorancia sobre nuestro Ser, sobre nuestra Alma y la desconexión con nuestra Espiritualidad es grandiosa o manipulada por las religiones egoicas.
La atracción por lo material, el éxito asociado a la consecución material y a la acumulación de objetos de riqueza, como ya he empezado este artículo, una sociedad cosificada y altamente tecnificada, una sociedad materialista.
El miedo, la desconexión con tu Ser, produce la sensación de abandono y desconexión, por lo que el miedo por todo y sobre todo por la muerte es extremo, ya que el ego, como ya he apuntado, vive en el tiempo, si se termina el tiempo con la muerte, muere el ego. La identificación material con el cuerpo mente, muere el cuerpo, muere la mente muere el ego, una existencia ínfima y material.
Y el egoísmo, la egomanía del pensar y actuar sin tener en cuenta el prójimo, para el ego no hay ley ni normas, solo existe él y su supervivencia, como ya dije la causa de todas las guerras.
Con ello consigue mantener la consciencia cautiva, consigue mantener la identificación con el yo y consigue que tengamos conciencia falsa de ser un cuerpo y mente, material y perecedero, sin conexión con la supraconciencia que nos da la realidad de nuestra Alma de nuestro Ser de luz, amor y energía.
Ahora es necesario tener ego, si es necesario tener ego, para vivir en esta realidad, en esta vida material, pero no que anule nuestra identidad, nuestro yo, lo que en Psicología Junguiana se denomina el Self, el yo mismo, el sentimiento del yo soy.
Ser consciente cuando el ego nos supera y sucumbimos en esas situaciones que luego nos arrepentimos, por no ser conscientes de lo que hacemos.
Tomar consciencia en cada momento y tener el ego bajo ralla.
Recomendaros la lectura de “El poder del ahora: una guia para la iluminación espiritual” de Eckhart Tolle. Ed. Gaia, donde Toller, nos detalla apartir de su propia experiencia, como es el ego y cómo podemos tenerlo a raya o librarnos de él. Y las entrevistas y videos en YouTube del Dr. Manuel Sans Segarra, para entender que es la supraconciencia y esa transcendencia espiritual, de este cuerpo mente materialista que vivimos, en esta existencia dominada por el ego y como él mismo dice, tomar consciencia de nuestro ser espiritual y salir de la ignorancia.
Deseo haber aportado un poco de luz, de amor y de energía en este tema tan poco hablado y divulgado como el ego y la supraconciencia.