La fórmula mágica para hacer desaparecer monstruos y miedos nocturnos.
Todos los que somos padres reconocemos el problema que suponen los miedos, fantasmas y terrores nocturnos a la hora de ir a dormir a nuestros hijos. Esta sintomatología, en según qué casos, suele estar presente durante toda la infancia. De hecho, quién de nosotros no reconoce haber tenido miedo o terror en alguna noche de tormenta o después de ver una película de terror o quizás de escuchar una historia aterradora.
Si bien todas ellas nos ayudan a afrontar situaciones ficticias en sustitución de la realidad, la forma de crear recursos de afrontación y superación también nos generan miedos y terrores, en caso de no disponer de esos recursos de afrontación y superación. Cuántas veces ha pasado que el peque de la casa quiere ir con los hermanos mayores al cine, y al ver las pelis de acción y aventura que tanto divierten a sus hermanos, a él le crean miedo, provocando como resultado un conflicto y discusión familiar entre los padres: No te diste cuenta, es demasiado pequeño aun para ir al cine, cómo no te diste cuenta...
El caso es que terminamos con los niños pequeños en nuestras camas, aterrados por ideas de monstruos y fantasmas, terrores, ruidos, sombras, luces, ideas e imaginaciones que les perturban el sueño, y que todas ellas se calman y desaparecen al entrar en la cama de los papas, de una forma sorprendentemente mágica.
En nuestras vidas la palabra “hermético” está en todos lados: los tupperware, las latas o las bolsas de cierre hermético y así hasta un gran infinito. Pero, ¿sabes de dónde viene el término “hermético”? Proviene del padre de la filosofía hermética, Hermes Trimegisto. Fue un rey sabio por eso se le llamaba “Trimegisto”, el “Tres veces Grande”.
Pero, ¿por qué entonces lo de “hermético”?
Sencillo. Porque toda su sabiduría permaneció oculta a la gran mayoría. Sus escritos y pensamientos quedaron ocultos en los libros de “El kybalion”, “La tabla esmeralda” y “El corpus hermeticum”. Textos que jamás se han editado ni publicado y continúan sumidos en el desconocimiento de la gran mayoría. De ahí viene el concepto de hermético.
Todos sus textos están repletos de infinidad de enseñanzas de gran utilidad para la humanidad. De hecho, en “El kybalion” tenemos un maravilloso ejemplo. En él, Hermes explica siete principios que se encuentran activos permanentemente en nuestras vidas seamos conscientes de ellos o no.
¿Cuáles son estos principios? Veámoslos uno a uno...
Todos hemos sentido miedo en un momento dado de nuestras vidas: miedo a hablar en público, miedo a subir en un avión, miedo a que no nos quieran, miedo a la muerte, miedo cuando sentimos que nuestra vida está en peligro,...
De hecho, según el Análisis Transaccional, el miedo es una emoción básica que compartimos con los animales y su finalidad es garantizar nuestra supervivencia. El miedo prepara al organismo ante una situación de peligro para la huida o el ataque. Pensemos en un animal que se siente atacado por otro, el miedo activa su instinto y prepara a su organismo para que responda ante esa amenaza. Por tanto, el miedo tiene una función de supervivencia, es una emoción instintiva y primaria. Al igual que los animales, si nos sentimos amenazados por otra persona que nos pretende atacar o nos encontramos ante una situación de peligro como puede ser estar rodeados por el fuego, el miedo activará nuestro instinto de supervivencia que buscará la mejor manera de ponernos a salvo.
En estos casos, podemos decir que el miedo es una emoción auténtica porque es proporcional y adecuada a la situación que estamos viviendo. Si estamos en una habitación rodeados de llamas, es lógico y necesario sentir miedo para que nuestro cuerpo se active y se prepare para salir corriendo.
Pero, según el Análisis Transaccional, hay otras situaciones en las que el miedo que sentimos es inauténtico porque no hay una situación real y objetiva de peligro para nuestra vida o nuestra seguridad. Imaginemos una persona que tiene que hablar en público y le empiezan a sudar las manos, se le acelera el corazón y se siente atenazada por el miedo. En este caso, no hay un peligro real, sino que el miedo que siente es por una interpretación subjetiva de la realidad condicionada por experiencias del pasado.
Probablemente esa persona cuando era niña tuvo una experiencia negativa a la hora de hablar en público, tal vez en el colegio se reían de ella y ese trauma no trabajdo ni superado está condicionando su presente. Por ello decimos que se trata de una emoción inauténtica porque no responde a una situación de peligro real sino que se trata de una percepción subjetiva de la persona en base a una experiencia dolorosa del pasado.
Ante la perspectiva de hablar en público, la persona revive la situación del pasado en la que se sintió amenazada y ridiculizada y su mente interpreta que en el presente volverá a suceder. Este miedo que siente, para ella es real aunque el resto de las personas no lo vivan de igual manera porque no han tenido su misma experiencia.
Los miedos inauténticos aunque reales y legítimos para la persona que los sufre pueden llegar a ser muy limitantes y paralizadores porque condicionan la toma de decisiones y el día a día de las personas que los padecen.
Tengamos presente que los miedos inauténticos no tienen una función de supervivencia, no se trata de una emoción real ante un hecho objetivo sino que son una construcción mental de la persona basada en un hecho traumático; por tanto, se trata de una respuesta adaptativa aprendida.
El solsticio se produce en el momento que el Sol y la Tierra están alineados de forma que un hemisferio está más iluminado que otro. Comienza a partir del 21 al 23 de diciembre.
En el hemisferio Norte se llama solsticio de invierno, los días son más cortos y las noches más largas, mientras que, en el hemisferio Sur, las noches son más cortas y los días más largos y se llama solsticio de Verano. En el Polo Norte no reina el Sol, durante el solsticio, en cambio en el Polo Sur el Sol reina las 24 horas.
En las culturas romana y celta, se festejaba el regreso del Sol. Se le atribuía el Triunfo del Sol sobre las tinieblas porque a partir de esta fecha los días comienzan a alargarse. La Iglesia católica y los cristianos celebran la Natividad de Jesucristo. Navidad del latín (nativitas), significa Nacimiento. Se basan en este evento para simbolizar el renacer de la esperanza y la luz en el mundo. La llegada del Mesías, también llamado el Sol naciente. Es celebrada con alegría y júbilo por todos los cristianos.