TEMA: ¿Qué crees que nos impide ser felices y plenos hoy en día?

Súper interesante todo lo que comentáis

Si yo intento pensar en algún momento feliz de mi vida se hace inevitable acordarse de la infancia. ¿Porque será?
Creo que simplemente porque es una etapa de la vida en la que vivimos el presente y en la que no nos marcamos limites.
La felicidad se encuentra en disfrutar del ahora y en permitirte soñar y realizar cosas, olvidar el miedo que nos retiene e intentarlo!

También me parece que nuestra cultura no nos lo pone muy fácil a la hora de ser felices. Me da la sensación que otras como por ejemplo la Hindú es más de disfrutar de las cosas y menos de limitar.
¿Que opináis? ¿Tiene que ver con lo cultural? ¿o es más un tema individual?

Estoy muy de acuerdo con lo que comentas Blanca. Por experiencia propia, los recuerdos más felices nos vienen de la infancia.

Quizás, según nos vayamos haciendo adultos, nos convertimos en seres demasiado complejos, seguramente por muchos factores (entre ellos la sociedad) y dejamos de saber disfrutar de las pequeñas cosas. Es un tema que da para mucho, la verdad...

Sí que creo que la felicidad es influida por la cultura. Hay culturas donde viven con más plenitud que esta. Y creo que debe haber una relación directa entre individualismo y competitividad e infelicidad. ¿La razón? Cuanto más separado me siento del otro, más infeliz. El Miedo a la soledad, al abandono, a la no aceptación construyen las bases de esa infelicidad. Y seguimos actuando desde ahí, desde el Miedo.

Creo que lo que impide nuestro bienestar siempre tiene que ver con nuestra propia autoestima, con querernos de verdad , con la autovaloración que hacemos de nosotras y nosotros mismos. Tiene que ver con confiar en ti misma o en ti mismo.

Da para muchísimo. Podemos decir que a mayor nivel de desarrollo, mayor complejidad, y mayor posibilidad de pérdida de equilibrio, de desajuste en algún nivel. También, más dificultades para ser feliz.

Los niños, por esto mismo, lo tienen más fácil para disfrutar del ahora y de la sencillez de las pequeñas grandes cosas.

El riesgo aquí, al darnos cuenta de esto, está en caer en el error de pensar que lo que tenemos que conseguir es volver a ese nivel de consciencia infantil, cosa imposible por otro lado. Ken Wilber hace tiempo, y hablando más concretamente de espiritualidad, lo llamó la falacia pre - trans, que es la que se produce al confundir los dominios pre-personales con los trans-personales, o hacer una reducción de ambos. La consciencia del niño se asemeja en ciertos elementos a la de, digamos, un meditador avanzado. La percepción de la realidad, y por consiguiente la sensación de felicidad están más a su alcance, pero el niño aún tiene que convertirse en persona, mientras que el meditador avanzado, el maestro o yogi, ya lo han hecho, pero han conseguido trascenderlo (sin dejar de serlo).

Por todo esto consider que la felicidad que podemos alcanzar los adultos necesariamente puede ser más compleja y profunda que la de un niño. Ojo, no mejor o más auténtica, sino simplemente con más niveles.

Saludos.

(Iñaki, psicólogo en Paideia)

Ayer me llegó una noticia, que no he guardado por desgracia, que me ha despertado un nuevo interés por este debate.

Su título ya te removía algo por dentro: "¿Y si lo estamos haciendo mal por buscar la felicidad?"

Si no era este, era algo parecido. Cuestionaba todo lo que ocurre y las penas que afronta la persona promedio tratando de ser feliz a toda costa y a cualquier precio, en todo momento... Y no aceptando ningún otro sentimiento. Duelos enquistados, emociones mal reguladas, etc.

Si encuentro la noticia, la compartiré aquí.

En otro orden de cosas, desde siempre he comentado que los niños tienen un egoísmo autosuficiente (y no sé si algún autor especializado, investigación o similar me apoya en ello; pero he descubierto que para un gran número de mis percepciones y conclusiones ya había algún estudio previo y alguien poniéndole nombre). Solamente aceptan en su vida todo lo que los mantiene activos y felices, lo que les interesa y quien les hace sentir bien. No se complican más.

Nosotros, sí nos complicamos. Especialmente a partir de cuando aparece la dicotomía introversión-extroversión y se extiende la socialización, más notablemente durante la pubertad y el inicio de la conducta sexual, y afectado en gran medida por la dialéctica de la propia identidad (un constructo siempre mutable cual un castillo eternamente inacabado y en permanente construcción, pero en especial ebullición en esas edades; por un contraste de opiniones y formas de ver el mundo (y por cambios muy frecuentes y radicales de pensamiento y conducta) comparativamente mayor al de etapas anteriores y posteriores).

Pero no me atrevería a decir que nadie es más feliz que nadie. Todos anhelamos algo.

Los niños quieren crecer para no responder ante nadie y hacerse cargo de sí mismos. Los adultos quieren volver a la infancia para reducir su carga de responsabilidades y vivir con menores preocupaciones, más ligera y desprendidamente.

Y a esto le quiero sumar que están consiguiendo duplicar nuestra esperanza de vida actual, y que podremos llegar hasta los 140 años aproximadamente. Ahí me surge (como es obvio) una pregunta sobre la calidad de vida y otra sobre la autonomía y razón de la persona que vive hasta esa edad. Si son razonablemente buenos, podremos considerarlo un "evento feliz" y querremos extender el tiempo que nos quedamos en el mundo, pero si el deterioro es semejante al actual dudo mucho que nadie se plantease pasar de los 100 años.

Así pues... Diré que entiendo que es la vida misma y nuestra forma de vivirla, el motivo y la respuesta para la pregunta del título de este hilo.

Me resuena lo que decís.
La felicidad en buena medida es una construcción social. Los niños no piensan si son felices o no. Sólo se dedican a SER.
Desde este punto de vista, para mí la felicidad tiene más que ver con vivir el momento.
Y por otro lado, más que de felicidad hablaría de plenitud, de integración de todas las partes de nosotros (luces y sombras). De lo que Jung llamaba proceso de Individuación. Posiblemente la verdadera felicidad es la plena ACEPTACIÓN de nosotros mismos y la COHERENCIA interna.
¿Cómo lo veis?

Las metas, el proponerse una meta con el propósito de llegar y así poder ser feliz con una vida completa. ¿Pero que pasa cuando no se llega a esas metas? todo cambia y esa futura felicidad se desvanece, incluso si se alcanza la meta vuelve esa nueva sensación de búsqueda para volver a ser feliz. Así sucesivamente en una incesante búsqueda, que aún teniéndolo todo se es infeliz. ¿Alguna vez se ha buscado la felicidad hacia adentro de forma introvertida e independiente? ¿y siendo consciente de poseer un cuerpo, un alma y estar vivo-a?

Nos pasamos una eternidad buscado fuera, pero apenas unos minutos para dar gracias por estar vivos y compartir un mundo (con sus pros y sus contras) pero en general por disponer de un cuerpo y un alma totalmente únicos e irrepetibles. La felicidad es plenitud y la plenitud es el conjunto de lo que somos en toda su consciencia universal. Si no existe conexión entre cuerpo y alma, menos conexión existirá en el exterior (ello es utilizado como herramienta de esclavitud hacia la infelicidad)

Por otro lado existen personas con sensibilidades muy especiales, que captan las energías de personas ajenas y esta energía puede estar cargada de emociones, haciéndoles sentir esa infelicidad aun que sea ajena. Por ejemplo, un grupo de diez personas, cuatro de ellas llorando, tres con el móvil en la mano y los otros tres con mayor atención, aun que solo dos se desatan en lagrimas al captar ese momento de angustia sin que sepan el motivo, tan solo se hacen participes.

La felicidad como la infelicidad son contagiosas y ante la infelicidad la mejor vacuna es conocerse bien hacia uno-a mismo-a desde el interior, sabiendo quien eres.