Mi experiencia como terapeuta con la técnica metamórfica

30 Dic 2018 lectura de 3 minutos
Mi experiencia como terapeuta con la técnica metamórfica

La Técnica Metamórfica es muy curiosa, por no decir sorprendente tanto para el terapeuta que la da, como para la persona que la recibe. Y da igual que la persona que lo recibe sea, niño/a, adulto, desde la primera sesión se nota que ha habido un cambio y que se nota un antes y un después y lo más maravilloso esta por llegar…

Pero lo más sorprendente cuando la persona lleva varias sesiones y ve que cada vez esos cambios los experimenta de forma diferente y en distintos niveles. Nos cuesta entender como con una sencilla caricia en los píes, puede cambiar cosas “dentro de nosotros mismos” y a un ¡nivel tan profundo!

Emociones, formas distintas de ver o aceptar las circunstancias y todo ello me ayuda a liberar bloqueos (miedos, apegos, culpas y un largo etc.) El caso es que “yo siento que algo en mí ha cambiado, quizá no sepa muy bien definirlo, pero no me siento igual y me hace sentirme muy bien, más ligera de equipaje y eso me gusta.

Es imprescindible liberar los bloqueos que tengamos, desde los píes que es lo que nos enraíza a la tierra, para después seguir trabajando a través de las manos y por último la cabeza.

Nos podemos preguntar ¿y yo, me lo puedo hacer, sino tengo ningún problema? Por supuesto, no hay ninguna contraindicación, te reforzará a que siga fluyendo tu energía vital ya que es una técnica vibracional y no va a cambiar nada que tú no quieras. 

Y en caso contrario, para quien está indicado: desde estrés, depresión, depresión posparto, falta de iniciativa en la vida, baja autoestima, hiperactividad, problemas de adaptación en la formación escolar ó cualquier situación de la vida, síndrome de Down, autismo, traumatismo. En definitiva, es aplicable a cualquier persona (niño, adulto, anciano) que sienta que necesita cambiar algo dentro de si mismo y no sepa hacerlo de forma consciente.

Es muy agradable sentir que unas manos amigas, me ayudan a caminar por senderos que nunca pensé que podría andar por mí mismo/a.

Cuando esos mismos senderos están dentro de mí, pertenecen a mi sabiduría interior y los he llevado siempre en mí y ahora sé como hacer que afloren y me hacen sentirme de nuevo que SOY YO y no otra persona. Que puedo cambiar, lo que yo necesito transformar, de forma espontánea y sin forzar. Porque este conocimiento que llevo dentro de mí, la vida misma me lo proporciona. Y así pasa en todos los seres humanos.

Por ello, me veo en la obligación de dar las Gracias, a la persona que descubrió esta técnica tan fantástica, que fue Robert St John.