La depresión - 5 nuevas teorías sobre sus causas

Rosa Flores Buisson
10 Sep 2018 lectura de 9 minutos
La depresión - 5 nuevas teorías sobre sus causas

La muerte de Robin Williams ha generado un amplio debate sobre la depresión y la manera en que la sociedad se enfrenta a la enfermedad mental.

Aunque el suicidio de una persona es de por sí un hecho muy trágico, en este caso, gracias al encanto y a la fama de Robin Williams, se ha despertado una alerta que cuestiona la forma en que se manejan los problemas de salud mental.

Ya en el 2010 la European Network for Workplace Health Promotion, en su declaración de Edimburgo sobre la promoción de la salud mental y el bienestar en el trabajo, incluye dentro de sus acápites:

Salud y bienestar mental en el trabajo

La OMS define la salud mental como «un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad». Esta definición es coherente con el concepto de «trabajo decente» desarrollado por la International Labour Organization ('Oficina internacional del trabajo') en lo relativo a la salud mental en el lugar de trabajo. No hay salud sin salud mental, y el trabajo es un determinante clave para ambas.

Los costes de una salud o un bienestar mentales pobres son significativos, tanto para el empresario como para la sociedad:

  • El 25% de los ciudadanos europeos experimentará un problema de salud mental durante su vida, problema que puede repercutir en la vida de todos, ya sea directa o indirectamente.
  • La OMS estima que, en 2020, la depresión será la segunda causa más importante de incapacidad; actualmente, ya es la segunda causa para el grupo de edad entre los 15 y los 44 años.
  • En Europa, el absentismo, el desempleo y las solicitudes de incapacidad permanente relacionados con el estrés y los problemas de salud mental en el trabajo han ido en aumento, pudiéndose atribuir alrededor del 10% de los problemas crónicos de salud a trastornos mentales y emocionales.
  • Los costes de los trastornos de salud mental en Europa se estiman en 240 billones de euros anuales; 136 billones de euros se deben a la disminución de la productividad por absentismo laboral."
  • Es decir, que aún aquellos cuyo interés en los negocios les hace preocuparse por la salud como causa de absentismo o bajo rendimiento no han sabido ir más allá y lograr un avance consistente, un cambio de políticas.
  • La BBC News, habla sobre una entrevista al nuevo presidente del "Royal College of Psychiatrists" el Sr. Simon Wessely, quien enfatizó el hecho de que la sociedad encontraba "aparentemente aceptable" el que con enfermedades tales como presión alta o cáncer la gran mayoría de los pacientes obtenía tratamiento o eran dolencias muy conocidas para los servicios médicos, mientras que en el caso de los desórdenes mentales no más de un 40% obtenía una atención equivalente."

Extraído de BBC News Health, 15.8.14.

Y esto se da en países desarrollados. ¿Qué podrá decirse de países en vías de desarrollo o en los que ni siquiera llegan a esa categoría?

¿Qué causa la depresión? 5 nuevas teorías

Hasta no hace mucho, todo se reducía a pensar que era tan simple como un transmisor que no conectaba bien con una neurona - un desbalance químico en el cerebro.

Pero la depresión es mucho más compleja que eso. Algunas de las posibles causas que se están examinando últimamente incluyen:

1. Una falla en el cableado del cerebro

Cuando los expertos hicieron un escaneo del cerebro de personas con depresión, descubrieron que los lóbulos frontales del cerebro – la parte asociada con los procesos cognitivos, mostraban niveles de actividad menores que los de los pacientes sin depresión. Otras imágenes cerebrales revelaban un corte en los patrones normales de procesamiento emocional que impedía la habilidad de los pacientes deprimidos para suprimir los estadíos emocionales negativos.

Persistían mayores niveles de actividad en el área de la amígdala del cerebro, el centro del miedo, pese a los esfuerzos por evitar los pensamientos negativos.

Por tanto, se ve que la depresión involucra un problema en el patrón de cableado del cerebro, no un solo patrón de actividad cerebral, el cual es único para cada persona.

2. Atrofia Cerebral

La depresión podría estar asociada a la pérdida de volumen en partes del cerebro, en el hipocampo, que pertenece al sistema límbico (el centro emocional del cerebro) y que es importante en la consolidación de información de la memoria a corto y a largo plazo. Mientras más severa es la depresión, mayor pérdida de volumen cerebral.

Esta atrofia afecta a los lóbulos frontales del cerebro, también, especialmente en la corteza pre-frontal que regula los centros emocionales del cerebro. Y lo que es más, parece que la depresión inhibe el nacimiento de nuevas células cerebrales – o neurogénesis. Por este motivo algunos especialistas consideran que la depresión es "la enfermedad más devastadora para la humanidad".

3. Desórdenes hormonales

El sistema endocrino también podría tener un importante papel en la depresión. Algunos estudios han indicado que una falla en el eje del hipotálamo-pituitaria-adrenalina – la región que maneja la respuesta corporal al estrés – podría estar involucrada. En el caso del estrés crónico, la continua liberación de corticotropina (CRF) y otras sustancias que estimulan a la glándula pituitaria contribuirían a la depresión. – No debemos olvidar los efectos del estrés crónico sobre nuestro organismo.

4. Genética

Hay muchas variaciones genéticas que podrían incrementar la vulnerabilidad de una persona a la depresión y otros desórdenes anímicos. Aún cuando algunas de estas variaciones aún están pendientes de estudio, se ha identificado un gen que podría estar ligado al desorden bipolar y una mutación genética común asociada con el que una persona desarrolle depresión clínica ante los eventos traumáticos de su vida. Un estudio en gemelos mostró que si uno de ellos desarrollaba depresión, el otro gemelo también la sufría en un 46% de gemelos idénticos.

5. Inflamación Cerebral

En el best seller "Grain Brain" del reconocido neurólogo David Perlmutter, MD, se explica que la piedra angular de todas las condiciones degenerativas - incluyendo depresión, ansiedad y desorden bipolar – se encuentra la inflamación. Según el autor lo que estimula grandemente la inflamación en nuestra dieta son el gluten y el azúcar. Extraído de un artículo aparecido en "Emotional Health – Everyday Health" por Therese Borchard.


Pero, regresando al caso específico de Robin Williams, como uno de los trending topics del momento:

  1. Él había tenido una operación de corazón. Es conocido que esto desencadena un torrente de emociones, incluso con llantos incontenibles como factor común, y una mayor tendencia a la depresión.
  2. Estaba en recuperación de sus adicciones, pero pasando por un mal momento en su carrera. Las personas que pasan por etapas de sensación de fracaso, excesivo trabajo o cansancio, regresan a sus viejos hábitos de adicción.
  3. Por las mencionadas preocupaciones, tampoco dormía, lo que probablemente le llevaba a un cocktail de medicamentos antidepresivos, pastillas para dormir y medicinas para el corazón. Esto incluso se notaba en las últimas fotos en las cuales la sonrisa había desaparecido de su rostro.

Extraído de un artículo de Daria M. Brezinski, PhD, publicado en Linkedin.

Llamada a los terapeutas involucrados en casos de depresión

Debemos mantenernos muy actualizados en los avances científicos con respecto a este mal. No podemos desvalorizar sus alcances. Por tanto, se requiere de un continuo control, de un trabajo conjunto.

Hay que saber derivar a los pacientes a especialistas en Salud Mental cuando vemos que se trata de un desorden mayor. Debemos tener la humildad suficiente como para aceptar que aún teniendo la mejor de las intenciones, hay casos que necesitan del trabajo conjunto de varios profesionales.

Y a nivel personal, ¿qué nos dice a cada uno esta realidad palpable?

Sabemos que las personas con depresión muchas veces nos sacan de quicio: a nivel profesional, cultural y en la familia. A menudo sentimos que deberían poner mucho más de su parte. El nuestro es un mundo competitivo en el que el más fuerte sale adelante. Por tanto, cuesta mucho usar nuestra compasión, nuestra empatía, pero también nuestra profesionalidad. En el equilibrio está la respuesta. Hemos de estar muy alertas para saber responder apropiadamente, que no es lo mismo que reaccionar.

Es innegable que hay un estigma muy fuerte contra la enfermedad mental, alimentado por la fantasía, por el desconocimiento y la escala de valores por la que nos movemos. Estos seres se convierten en objeto de burla por su dolencia. Y no debemos olvidar que según los informes de la OMS, estamos hablando de que un 25% de ciudadanos europeos padecerán de alguno de estos trastornos a lo largo de su vida.

Nunca terminamos de aprender y este es un campo que requiere mucho esfuerzo. No podemos olvidar que para el 2020 será la segunda causa de absentismo a nivel mundial. Hemos de tener en cuenta la repercusión de una persona deprimida sobre su familia, su entorno y su comunidad. Y valorar el sufrimiento que ellos padecen. Pero menos aún podemos olvidar que hay formas distintas, diferentes enfoques de tratamiento.

Ni la excesiva permisividad, ni el paternalismo, ni la indolencia, deberían ser parte del protocolo.

Sabemos que hay mucho por trabajar en el área de la prevención. ¡Ahí tenemos tanto por hacer! Las cifras son ya alarmantes. Ese es uno de nuestros mayores argumentos para concienciar de la necesidad de tomar cartas en el asunto y ayudar en la tarea de prevenir desórdenes de ansiedad, estrés, depresión, etc. Cambios en el estilo de vida, cambios en la manera de ver las cosas, en el establecimiento de nuestras prioridades y nuestros apegos.

Somos intermediarios en la sanación, por tanto debemos ser canales limpios, sin prejuicios, pero tener la sabiduría suficiente para darnos cuenta también de nuestras limitaciones. Como seres humanos debemos seguir trabajando por ser coherentes entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.