¿Quién tiene hambre ahí dentro?

Mireia Hurtado Jimenez
3 May 2018 lectura de 5 minutos
¿Quién tiene hambre ahí dentro?

Alguna vez te ha pasado ir a un restaurante, sentirte lleno después de los dos primeros platos, pero aún así comerte un postre enorme que te ha hecho sentir más lleno de la cuenta y con unos remordimientos tremendos. Seguramente, después te habrás preguntado por qué lo has hecho, si realmente ya te sentías lleno antes de comerlo.

La Alimentación Consciente (Mindful Eating) te puede dar unas cuantas pistas del por qué de esta conducta, que puede parecer irracional, pero que realizamos muchas más veces de las que quisiéramos.

Desde la Alimentación Consciente, el hambre es algo más complejo, en realidad, se contemplan 7 tipos de hambre, y aunque pueda parecer algo muy complicado, la simple comprensión de estos 7 tipos de hambre te puede ayudar a dar una respuesta más consciente y coherente la próxima vez que vayas a un restaurante.

Entre estos 7 tipos de hambre, la de estómago, podríamos decir que es la real, la que debería guiar nuestros actos a la hora de comer, aunque muchas veces son los otros 6 tipos de hambre, la visual, la de nariz, la de boca, la celular, la mental o la de corazón las que toman las riendas de nuestra conducta, y nos llevan a comer más de la cuenta sin que tan siquiera nos demos cuenta.

  1. El hambre visual, se resume con la frase "comer por los ojos". Nos puede llevar a comer ese postre maravilloso porque simplemente tiene una pinta estupenda. En este caso son nuestros ojos y no nuestro estómago los que llevan la batuta. Para que te hagas una idea más concreta, si ese postre te lo presentaran en forma de pastiche amorfo, ¿te apetecería igualmente?
  2. El hambre de olfato es la que nos impulsa a entrar en la pastelería atraídos el olor increíble a pan o a cruasanes recién hechos, aunque en ese momento nuestro estómago nos diga que está lleno y no los necesita para nada.
  3. El hambre de boca es aquél que nos impulsa a comer porque estamos inquietos y necesitamos masticar algo, calmarnos con la sensación de experimentar placer en nuestra boca. Calmamos nuestra ansiedad masticando. El hambre bucal está muy ligada a personas fumadoras y exfumadoras, que necesitan seguir teniendo su boca conectada a algo.
  4. El hambre de estómago, como decía, es el hambre real, la que nos llega de este órgano cuando siente que está vacío. Te invito a observar qué señales te llegan de él cuando creas que tienes hambre, retortijones, dolor, molestias, vacío...Muchas veces podemos confundir emociones cómo inquietud, ansiedad o miedo con señales de hambre que nos envía el estómago.
  5. El hambre celular, es la que nos piden nuestras células cuando por ejemplo tenemos una bajada de azúcar, o cuando nos apetece enormemente comer zanahorias, o queso o beber un zumo de naranja. Este tipo de hambre puede ser más sutil o difícil de observar, pero un buen ejemplo puede ser pensar qué te pide el cuerpo después de algún exceso, seguramente alimentos ligeros y depurativos.
  6. El hambre mental se refiere a toda la información acumulada a lo largo de los años sobre dietas, calorías, grasas, proteínas, alimentos buenos y malos. Son todos esos debería o no debería comer esto o lo otro, esto es sano o no es sano. El hambre mental es ese exceso de información que puede guiar nuestra conducta a la hora de comer y que muchas veces nos hace dejar de lado la intuición. Un ejemplo claro de hambre de corazón me lo explicaba el otro día una cliente, había dejado de comer mangos, que le encatan, porque unas amigas le habían dicho que tiene mucho azúcar.
  7. El hambre de corazón,puede estar formada tanto respuesta a necesidades subyacentes no cubiertas (falta de amor, de cariño, deseos de ser vistos, oídos, etc..), como a emociones mal gestionadas. El hambre de corazón nos pueden llevar a comer como forma de llenar ese vacío o de calmar esas emociones.

El hambre de corazón es junto al hambre mental uno de los más conflictivas, ya que la comida nunca podrá llegar a llenar ese vacío, sólo lo podrá calmar o anestesiar momentáneamente.

Y en último lugar está la sed, que muchas veces se puede confundir con hambre. La próxima vez que sientas hambre, bebe un vaso de agua poco a poco y observa si ha habido algún cambio en tu hambre.

Probablemente, después de haber leído este texto, estarás intuyendo cuál es el hambre que suele guiar tu conducta. Tal vez sean tus ojos, o tu nariz, tu boca, tu estómago, tus células, tu mente o tu corazón o una mezcla de ellas.

Te invito, la próxima vez que sientas hambre e intuyas que no es hambre de estómago, a preguntarte ¿quién tiene hambre ahí dentro? Haz un pequeño repaso de los 7 tipos de hambre, para saber cuál de ellas es la que está guiando tu conducta en ese momento, Muchas veces, simplemente poniendo consciencia a cada una nuestras hambres, ya serás capaz de dar una respuesta diferente que no sea comer. O simplemente decidirás que por hoy, te vas a dejar llevar por ese hambre que no es de estómago, sin sentirte culpable después, porque lo habrás decidido tú, no un impulso insconsciente.