Los vínculos y apegos que establecemos

Floren Solà
9 Abr 2023 lectura de 12 minutos
Los vínculos y apegos que establecemos Recomendado

¿Sabes por qué una persona con apego ansioso se siente atraída por una persona con apego evitativo? Te lo explico.

Los vínculos afectivos y los apegos

El roce, una caricia, la brisa… son sensaciones que llegan al cerebro. Nuestro nacimiento y los primeros años de nuestra infancia influyen de manera decisiva en nuestro desarrollo. Las circunstancias y condiciones que vivimos nos van perfilando nuestra personalidad y estilo de apego que vamos a tener. Las primeras figuras de apego suelen ser los padres, también en ausencia de éstos pueden asumir el papel otros miembros de la familia, los abuelos, tíos, hermanos etc. En casos más difíciles los hogares de acogida y adopción. Los bebés prematuros que necesitan de las incubadoras en los primeros días también se encuentras afectados al no poder mantener en un primer momento este contacto materno.

Por lo tanto, esa primera toma de contacto con los padres y cuidadores define en los primeros años la vida de los bebés y el tipo de apego que tendrán. La forma en que perciben cómo son queridos y cómo se cubren sus necesidades, tendrán una relación directa con las relaciones que establezcan de mayores. Los siete primero años son fundamentales para el desarrollo de la personalidad, la salud física, psíquica y cognitiva. Las primeras relaciones familiares y escolares influirán decisivamente en el niño.

Un apego inseguro e inestable pude dañar enormemente al niño generándole serios problemas, pero tengamos en cuenta que eso no es determinante. Existen formas para revertir estos problemas y poder tener una vida adulta sana y equilibrada.

Los traumas y las heridas de la infancia es uno de los problemas que más me encuentro en consulta. Hay heridas que no acaban de sanar del todo y el tratamiento debe ser orientado a aliviar el dolor que esos traumas siguen causando en la edad adulta. Conocernos, reconocer como ha sido nuestra infancia y que apego tenemos, sin culpabilizar a nadie, será un buen paso para nuestra sanación psíquica.

El apego es un elemento clave de la personalidad, eso lo sabemos muy bien los psicólogos. Los tres pilares básicos de la resilencia son, en los personal, un apego seguro, en lo familiar, el apoyo de familiares y cuidadores, en lo social, el apoyo de la comunidad hacia el niño.

La psiquiatra Marian Rojas dice en su libro Encuentra a tu persona vitamina, (2021):

Entender el apego es clave para comprender los mecanismos psicológicos que hay detrás de la manera de relacionarnos con otras personas, de elegir pareja o de interactuar con nuestros hijos.
Marian Rojas

La forma que la educación te marcó de pequeño, las relaciones con compañeros, amigos, familiares y profesores es la que irá esculpiendo tu personalidad, formando tus creencias, incorporando tus valores y definiendo tu tipo de apego. Eso marcará cómo gestionas tus emociones, cómo te adaptas a la vida, te autorregulas y equilibras interiormente.

Todas las circunstancias y vivencias forman parte de nuestra biografía. Muchos síntomas físicos y psíquicos que sufrimos de adultos sin gestionarlos bien tienen su origen en los traumas del pasado y cuando hablo de traumas no me refiero solo a esas grandes catástrofes o accidentes sino también a esas palabras que te decían de pequeño: “Eres tonto” “Nunca llegarás a nada en la vida” “No haces nada bien de lo que te digo” “Ahora no te quiero aquí, desaparece” “estás tan gorda que pareces un globo” “nunca serás tan bueno como tu hermano” “no me toques das asco” etc. Frases de este estilo que incorporamos sin analizar porque nos las han dicho las personas de referencia, padres, amigos, profesores, causan grandes heridas y de adultos nos sentimos inseguros, poco valorados, con miedo a no ser queridos.

Nuestro estado de ánimo se resquebraja, entristecemos sin saber por qué y proyectamos en nuestros seres queridos esas frustraciones repitiendo roles aprendidos de las personas que más queríamos.

La teoria del apego la desarrolló John Bowlby (1979). Sin embargo, los orígenes del concepto de apego se remontan a las teorías de Freud sobre el amor. El trabajo de John Bowlby consistió en una investigación más extensa, la cual se encargó de definir de forma más exacta el concepto al referirse al apego como un “conexión psicológica duradera” que se da de forma natural en los seres humanos. Según las investigaciones de John Bowlby, los estilos de apego de cada persona se establecen de acuerdo a la forma en que un niño se relacione con su cuidador. También creía que el apego podría formar parte de la naturaleza humana, partiendo de la creencia de que nuestros antepasados no podrían haber sobrevivido si no hubieran creado fuertes vínculos emocionales para trabajar en equipo.

Los estándares de educación han ido cambiando según las modas. Hemos pasado de una educación autoritaria a una permisividad sin prácticamente límites en la educación de nuestros hijos, todo ello según las ideologías del momento.

El bebé necesita mucho tiempo de cuidados. Los bebés lloran cuando necesitan o perciben que no está cerca su cuidador. La relación con la madre es decisiva por la seguridad que genera en ellos y que es la base para la posterior exploración del mundo. Bowlby insistió en que recibir afecto y cariño materno era una necesidad básica para un desarrollo sano. Si un niño se siente inseguro en esos primeros años, su mente activará el sistema de alerta como amenaza y eso, si no se corrige, se trasladará a la vida de adulto. Si no hay una buena interacción con los adultos eso repercutirá en la propia vida de adulto de ese niño con un tipo de apego inseguro y pueden aparecer problemas que van desde la ansiedad hasta las psicopatías o la disociación.

Los tres postulados de la Teoría del Apego de John Bowlby

  • El primero establece que cuando un niño posee plena confianza en que su criador siempre estará disponible para él, será menos probable que experimente miedo en comparación con un niño que no confía en que su cuidador siempre estará para él.
  • El segundo sugiere que la confianza mencionada en el primer punto se construye durante la infancia y la adolescencia, etapas consideradas críticas en el desarrollo humano una de ellas, las diferentes etapas de la adolescencia. Asimismo, consideraba las expectativas que el niño desarrollara sobre las relaciones humanas en estas etapas, en la mayoría de los casos lo acompañarían durante el resto de su vida.
  • El terder postulado menciona que las expectativas de la segunda propuesta están directamente relacionadas con la experiencia de la persona. Esto quiere decir que un niño tendrá expectativas de que su cuidador estará disponible para él si en el pasado ya lo ha estado.

Por otro lado, las características que distinguen al apego, según este psicólogo son cuatro: mantenimiento de proximidad o deseo de estar cerca de las personas con las que se ha creado el vínculo, refugio seguro característica que sugiere que el apego es una figura utilizada para sentir seguridad y comodidad ante situaciones que pueden representar una amenaza o miedo, base segura que es la capacidad del niño para sentir que puede explorar el ambiente sin peligros gracias al apego y angustia de separación que no es una característica generada por el sentimiento de apego, sino por su ausencia.

Tipos de apego

Apego seguro

Se considera el apego más sano a nivel emocional. Surge en los casos en que el niño es capaz de confiar en que sus padres no le van a fallar, de manera incondicional. Para que se dé, el cuidador debe proporcionar no solo seguridad al niño, sino que también debe esforzarse por tener suficiente contacto y comunicación.

Las personas que cuentan con este tipo de apego no tienen dificultad para establecer vínculos íntimos con los demás. Asimismo, tampoco tienen miedo al abandono. Esto hace que les resulte fácil tener una vida adulta independiente, sin que esto implique prescindir de los vínculos afectivos y las relaciones personales.

Los niños que cuentan con apego seguro exploran el medio ambiente también cuando se encuentran en compañía de su cuidador y se intranquilizan cuando este no está. A nivel emocional se sienten validados, por lo que les resulta fácil relacionarse con su entorno.

Apego ansioso y ambivalente

Las personas con ambivalencia emocional tienen una tendencia a sentirse angustiados. Los niños que desarrollan esta forma de apego no confían en sus cuidadores, por lo que al crecer experimentan una sensación de inseguridad e incertidumbre. La causa de esta falta de confianza se debe a que los cuidados que recibieron fueron ambivalentes e inconsistentes.

A raíz de esto, es común que sientan angustia y miedo ante las separaciones. Incluso les puede resultar difícil recuperar la calma cuando reaparece la figura del apego.

Cuando exploran el medio ambiente no lo hacen con mucha calma y suelen vigilar a su cuidador. Constantemente tienen miedo de que la figura del apego se aleje, razón por la que no se calman cuando este regresa, pues sienten que en cualquier momento puede volver a desaparecer. También buscan la aprobación de sus cuidadores en su accionar. Son cuidadosos para no alejarse de sus cuidadores.

Apego evitativo

Esta forma de apego es típica de los niños cuyos cuidadores no les proporcionan suficiente seguridad. Esto los ha obligado a desarrollar una distanciamiento social y autosuficiencia compulsiva con respecto a sus creadores.

Se caracterizan por no llorar cuando la figura del cuidador desaparece. De hecho, buscan evitar el contacto. Es común que tal conducta se confunda con seguridad, pero lo cierto es que en el fondo produce malestar en el niño. Es por esto que quienes desarrollan este tipo de apego crecen con un sentimiento de que son poco valorados y lidian con altos niveles de estrés emocional, lo que eventualmente se traduce en dificultad para desarrollar relaciones íntimas en la etapa adulta.

Apego desorganizado

Es una especie de mezcla entre el apego evitativo y el ansioso y ambivalente. Surge cuando los cuidadores tienen una conducta negligente e insegura. Los niños que lo desarrollan presentan una conducta contradictoria e inadecuada, hasta el punto de que pueden sentir miedo de sus cuidadores, a la vez que desconfían de los mismos.

Las personas que crecen con esta forma de apego tienen problemas para gestionar sus emociones y con frecuencia reaccionan ante su entorno de manera impulsiva o explosiva.

Una persona con apego ansioso se siente atraida por una con apego evitativo.

Veamos que ocurre:

Es bastante común que las personas con apego ansioso acaben sintiéndose muy atrídas por las que tiene apego evitativo.

Te voy a explicar el motivo:

Una persona con apego ansioso necesita que la cuidan, que la valoren de forma constante, basa su felicidad en la relación y de forma rápida se vuelven dependientes de la pareja y la relación en sí.

Por el contrario una persona con un apego evitativo le cuesta confiar en los demás, no desea establecer relaciones sólidas, tiene temor a que le abandonen las personas a las que quiere. Además valora mucho su independencia y libertad y no le gusta mostrar sus sentimientos.

Cómo pueden atraerse dos personas tan diferentes

¿Y cómo pueden atraerse dos personas tan diferentes?

En un primer momento, la persona evitativa se muestra atenta, cariñosa, dedica mucho tiempo a la relación y hace que la persona con apego ansioso se sienta muy especial.

Se le dan muy bien los comienzos, lo que hará que se cree unas expectativas de futuro en su pareja que cambiarán rápidamente ya que la persona de apego evitativo no puede mantener esto. Es fácil para ella cuando no hay amor, pero en el momento en el que cree que puede sufrir porque la otra persona acabe la relación, es decir, miedo al abandono, su comportamiento cambiará e intentará alejarse.

La persona evitativa no podrá hacerse cargo de esta conexión emocional que su pareja ha establecido con ella, por lo que su respuesta será poner aún más límites y alejarse lo más que pueda de la relación, porque así es como ha aprendido siempre a hacer las cosas.

Y, si estamos en una relación así, ¿qué hacemos?

Lo primero no os desesperéis, confiad en vuestro amor. La persona ansiosa, respeta los tiempos de tu pareja, deja que se aleje cuando lo necesite, ten paciencia y deja que confíe en ti.

Procura no atosigarla con preguntas, dale tiempo para que se abra y sé intuitiva, a veces observando vas conociendo a la persona y la intuición te da las respuestas. Si eres la persona de la relación que necesita huir: abre tu mente y tu corazón, intenta confiar poco a poco en los demás y en especial en tu pareja.

Apóyate en la persona que tienes a tu lado en lugar de centrarte en tu autosuficiencia.